Los facultativos critican la falta de botiquín en el AVE
Los especialistas censuran las carencias pero Renfe replica que cumple las normas
Jordi Casademont, director del servicio de medicina interna del hospital de la Santa Creu i Sant Pau, se encontró con una emergencia en un AVE directo de Barcelona a Madrid, donde un pasajero tenía un dolor fuerte en el pecho que hacía pensar que pudiera estar sufriendo un infarto. Pero el tren no contaba ni con un aparato para medir la presión. El convoy se desvió en Zaragoza para descargar al paciente en la estación de Delicias, donde ya le esperaba una ambulancia. “El diagnóstico es lo más importante”, subraya el médico, recordando una situación donde no contaba con recursos, pero sí con “la autoridad moral” de parar un tren.
También cambió la ruta de un AVE directo Nicolás de Riva, anestesiólogo del hospital Clínic, que en su caso paró en Camp de Tarragona por el dolor torácico de un pasajero. “Mi sorpresa fue que en el tren no había botiquín, me parece inadmisible que no haya lo más mínimo”, denuncia sobre algo “inconcebible”. Incluso escribió una reclamación a Renfe, porque la falta de medios para atender una emergencia en el AVE le pareció “inconcebible”, pero le respondieron que cumplían la normativa.
“Estamos en condiciones de pararnos en cualquier sitio para pedir una ambulancia; una emergencia en un tren no es lo mismo que en un avión”, aclaran fuentes de Renfe, que confirman no llevar botiquín ni personal formado en primeros auxilios.
Por su parte, De Riva insiste en que hay situaciones críticas con tiempos de respuesta muy cortos, que se podrían solventar con
“Me parece inadmisible que no haya lo más mínimo”, dice un anestesiólogo
cierto utillaje, como una reacción alérgica brusca letal. “Vas a 300 kilómetros por hora, lo importante es la toma de decisiones”, explica Juan Pablo Horcajada, responsable del servicio de enfermedades infecciosas del hospital del Mar, que también paró un AVE directo entre Barcelona y Madrid, en su caso en Lleida.
Una mujer joven se quejaba de un fuerte dolor de estómago: “La exploré como pude”, recuerda. Al comprobar que tenía la zona del abdomen muy dura con otros síntomas de malestar general, sudoración y un pulso cardiaco débil pensó que necesitaba un escáner urgente.
“En algunas situaciones, los ciudadanos estamos desprotegidos –subraya–. Si no tienes la suerte de que haya un médico con criterio te puedes meter en un lío. Y el médico, cuando debe atender una emergencia en estas situaciones, se encuentra más solo que la una”. Cree que una solución sería establecer protocolos de actuación ante emergencias médicas en trenes de alta velocidad y facilitar la formación paramédica en la tripulación.
“Podemos parar en cualquier sitio para pedir una ambulancia”