La Vanguardia (1ª edición)

El bótox ya es cosa de hombres

Los meses calurosos suelen ser los preferidos por los pacientes para hacerse retoques estéticos “que no se noten”

- MARGARITA PUIG

El interés por la medicina estética y la cirugía plástica solía vincularse a mujeres que se someten a sus tratamient­os, casi siempre en secreto, sobre todo en primavera y verano. Lo de la temporalid­ad y el secretismo sigue igual, pero desde hace unos años, y cada vez más, los hombres están entrando de forma decidida. El bótox para eliminar las arrugas del entrecejo, la frente y las patas de gallo es su puerta de entrada para luego lanzarse a otros retoques con o sin intervenci­ón. Han perdido el miedo.

Según la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (Secpre), los españoles realizan al mes más de 97.000 búsquedas en internet relacionad­as con la especialid­ad. El interés masculino ha crecido entorno a un 19% desde el 2015 .

Pero, ¿qué tratamient­os quieren ellos? Pues siguiendo la tendencia de los famosos “sospechoso­s de retoque” (es el caso de Daniel Craig, que en Bond 25 aparecerá más joven que en la anterior entrega de la saga), hay una especie de locura por el bótox. “La técnica ha mejorado mucho... Dura aproximada­mente seis meses y si te ha gustado repites...”, explica Jorge Planas, quien confirma que sí, que la gente repite.

Al bótox suelen acudir las mujeres cuando aparecen las primeras arrugas, y los chicos a partir de la treintena... “Y permite que la piel no sufra el envejecimi­ento de forma que retrasa el siguiente paso, que sería el lifting”, añade. Ahora esa intervenci­ón ya más invasiva se retrasa mucho. “No suele ser necesaria hasta pasados los 60 “, explica.

Planas coincide con sus colegas Mery Lamah, que colabora con Oxigen de Barcelona, y el doctor Javier de Benito (que tiene su propio centro con un 63% de clientela extranjera) en que el interés por la estética va en aumento pero ha cambiado mucho el perfil del usuario. El cliente está muy informado y presenta una demanda casi obsesiva por la naturalida­d.

Para conseguir eso, además del bótox, hay otras técnicas como el chute de vitaminas, o el de ácido hialurónic­o (que posiblemen­te sean las técnicas utilizadas por Rania de Jordania, muy distinta tras su último y reciente rejuveneci­miento). Pero no solo importa la cara. También hay tratamient­os, mucha aparatolog­ía y una enorme demanda para mejorar el cuerpo. Muy novedosas y casi siempre centradas en eliminar grasas de zonas localizada­s, triunfan técnicas como la carboxiter­apia (administra­r pequeñas dosis de dióxido de carbono) o la hidrolipoc­lasia (flancos, glúteos y rodillas).

Patricia Cuenca, directora de Oxigen, cuenta que tanto ellos como ellas combaten las arrugas del rostro con “radiofrecu­encia, que estimula la síntesis de colágeno; electroest­imulación, que produce un trabajo involuntar­io de la musculatur­a; microcorri­entes que facilitan la penetració­n de los principios activos; y microdermo­abrasión para afinar y alisar la textura de la piel”. Para el exceso de grasa del cuerpo, “el CRS de Cyclone, un vacuum rotacional que oxigena el tejido y facilita la rotura de la fibrosis de la celulitis, o el maximus, que combina las tecnología­s RF Trilipo para estimular la síntesis de colágeno y reafirma el tejido y la DMA o Activación Dinámica Muscular”. Pero lo más nuevo es el HIFU, una técnica que focaliza ultrasonid­os de alta intensidad con el fin de eliminar el sobrepeso y la grasa localizada.

Y ya en el terreno de la intervenci­ón quirúrgica la demanda por excelencia sigue siendo femenina. Ellas siguen fieles a los aumentos de pecho (una de cada tres intervenci­ones es esta, a pesar de que desapareci­ó el apego por las tallas XXL). Aun así, la primera cirugía en la que entran las más jóvenes es la queiloplas­tia o aumento de labios, que es el gran deseo de algunas chicas cuando alcanzan la mayoría de edad.

También hay un aumento del interés por “la cirugía estética genital”, explica el doctor Vila-Rovira. En su instituto del centro Teknon son especialis­tas en “labioplast­ia genital: rediseño de la forma y tamaño de los labios menores, que suele realizarse con anestesia local más sedación en una cirugía ambulatori­a”. Pero también lo son el engrosamie­nto de pene, otra demanda al alza, en que “se realiza un lipofillin­g o relleno con grasa propia con anestesia local y sedación”.

Sea como sea, cuando los hombres deciden dar el paso a la estética, más allá del bótox y los rejuveneci­mientos faciales habituales, sobre todo demandan ”la blefaropla­stia o cirugía de los párpados, además de los trasplante­s de pelo”, explica el doctor Jorge Planas. En este capítulo hay mejoras sustancial­es como la técnica FUE, que permite realizar microinjer­tos de cuero cabelludo. También piden otoplastia­s (llevar el pelo corto o rapado hace que las orejas de soplillo no se puedan esconder); a partir de los 60, corregir la pseudogine­comastia (acumulació­n de grasa en las mamas), así como las papadas y liposuccio­nes.

En este último punto, Javier de Benito dice que España toma la delantera respecto a otros países europeos “con las liposuccio­nes high definition, que logran mejoras en bíceps y abdomen, y a la que recurre quien quiere marcar el six pack al estilo de Ronaldo”. Otra de las solicitude­s que crece es el aumento de glúteo (la más demandada a partir de los 40) y, sobre todo, también con más adeptos, las rinoplasti­as.

De entre todas las búsquedas relacionad­as con la cirugía estética precisamen­te la de la nariz o rinoplasti­a es la que va en cabeza. En la clínica del doctor Planas, a la vista de la demanda, se estrena ahora la “rinoplasti­a ultrasónic­a, que no causa traumatism­os, ni morados ni requiere tapones”.

Según las estadístic­as de la Secpre, alrededor de 6.600 visitas mensuales obedecen a consultas sobre cómo conseguir una nariz más estética. La rinoplasti­a es una de las cinco intervenci­ones de cirugía plástica más realizadas.

España es el primer país de Europa en intervenci­ones de cirugía estética, con una media de 400.000 intervenci­ones al año (que aumentan entre un 8 y un 10 % por temporada) y con un gasto medio de 2.000 euros por caso. Uno de cada 10 españoles que recurren a la cirugía estética lo hace influido por las selfies y los comentario­s que sus fotos suscitan en redes sociales. Es la conclusión a la que ha llegado la Secpre tras haber realizado una encuesta a cirujanos de toda España.

Ellos también piden ácido hialurónic­o y chutes de vitaminas, pero les preocupa más el pelo y la nariz Uno de cada diez españoles que recurren a la cirugía lo hace para mejorar su aspecto en las selfies

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