Crisis en el Elíseo
El presidente ve “una traición” las agresiones de su exjefe de seguridad
Emmanuel Macron habla por fin sobre el escándalo provocado por su guardaespaldas Alexandre Benalla, el más grave que le golpea desde su elección como presidente de Francia, hace 14 meses.
Tras una semana de silencio, Emmanuel Macron ha dado finalmente la cara sobre el escándalo más grave que le golpea desde su elección como presidente de Francia, hace 14 meses.
“Si buscan un responsable, el único responsable soy yo y sólo yo”, afirmó ayer el presidente francés. “Soy yo quien le dio la confianza (a Benalla) y soy yo quien confirmó la sanción” que se le impuso, dijo Macron en una reunión con diputados de su partido, La República En Marcha, según el diario Le Monde.
Macron habló de “traición” y “decepción” para describir el suceso, defendiendo la integridad de su gabinete a la vez que rechazaba “entregar cabezas”. Por el contrario, anunció “decisiones profundas para refundar las estructuras”.
Estas declaraciones aligeran la presión sobre sus subalternos, responsables hasta ahora de lidiar con el Parlamento y la opinión pública. Ayer lo hizo, entre otros, el primer ministro, Édouard Philippe. A su juicio, el caso del ex guardaespaldas Alexandre Benalla –que actuó como un contundente policía antidisturbios, el pasado Primero de Mayo, sin autorización– es “una deriva personal pero no una cuestión de Estado”.
Philippe se enfrentó a un ambiente muy tenso en la Asamblea Nacional, donde la oposición aprovecha la coyuntura para erosionar a Macron. El jefe del Gobierno admitió que puede haber dudas sobre si la sanción impuesta en un principio a Benalla –suspensión de empleo durante 15 días– fue proporcionada, pero destacó la celeridad con que se tomó la medida tras visionar un vídeo en el que se veía a Benalla maltratando a manifestantes, en París, equipado del casco y del brazalete policial que le habían dado para su misión como “observador”. Cuando el asunto trascendió –gracias al diario Le Monde– y la fiscalía de París entró en acción, el Elíseo anunció que despediría a Benalla.
Los Republicanos –derecha– anunciaron una moción de censura al Gobierno, conscientes de que no tiene posibilidad alguna de prosperar. Lo hacen como pataleta.
El otro personaje que actuó como escudo del presidente fue su director de gabinete en el Elíseo, Patrick Strzoda, un alto funcionario que debe jubilarse en octubre, lo cual le convierte en un chivo expiatorio ideal. Strzoda declaró ante la comisión de la Asamblea Nacional que investiga el escándalo. Asumió la responsabilidad de la sanción y negó haber hablado directamente con Macron. Hubo un momento de
El director de gabinete del Elíseo irrita a los diputados al ocultar el salario del guardaespaldas
gran tensión cuando Strzoda se negó a desvelar el salario del guardaespaldas. Desmintió que su remuneración fuera de 10.000 euros mensuales, como han especulado algunos medios, aunque no dio la cifra real. “No puedo contestar porque toca el corazón de la organización (del Elíseo)”, se justificó, lo que provocó abucheos en la sala.
El director de gabinete confirmó que a Benalla le habían asignado un apartamento “de servicio”, propiedad del Estado, aunque no de 300 metros cuadrados, como alguien ha publicado. El escolta también contaba con un vehículo. Según Strzoda, todo ello estaba plenamente ajustado a las labores de Benalla, de quien destacó su “gran eficacia y disponibilidad”.
Benalla, de 26 años, era, oficialmente, “adjunto” al jefe de gabinete del Elíseo y “encargado de misión”. Los nombramientos de este tipo de cargos no aparecen publicados en el diario oficial.
Además de los hechos de la protesta del Primero de Mayo, lo que causa estupefacción en Francia es descubrir cómo un simple joven guardaespaldas llega a tener tan alta responsabilidad en el entorno presidencial. Él coordinaba, a nivel de seguridad, los desplazamientos de Macron. Tras su sanción, se ocupaba de los eventos en el Elíseo y de los desplazamientos privados, aunque recientemente tuvo misiones más relevantes.