Retorno a los orígenes
La juez reaviva el caso del máster del líder popular al no hallar sus trabajos
En un claro gesto de conciliación con el pasado del partido, Pablo Casado se reúne en la sede del Partido Popular con José María Aznar.
Hacía casi tres años que José María Aznar no acudía a Génova 13, la sede del PP. Pero ayer llegó puntual, a las 12.30 h, para responder a la invitación de Pablo Casado. Una reunión que no pretende sólo recuperar las relaciones con uno de los presidentes del partido, sino también ser una “invitación sutil pero evidente” a todos aquellos que a lo largo de los últimos años se han separado del PP, descontentos con las políticas de Mariano Rajoy, ya sea en materia de lucha antiterrorista, económica –sobre todo la subida de impuestos– o, muy especialmente, todo lo que hace referencia a Catalunya. Un movimiento de Casado que se tradujo también en la reunión que mantuvo después con otro exlíder, Antonio Hernández Mancha.
Pero la cita con Aznar tiene una especial significación. El expresidente tenía interés en ir, para demostrar que su alejamiento no lo era del PP, sino de Rajoy, que se fraguó poco a poco y acabó en ruptura, concretada en diciembre del 2016, cuando envió una carta al entonces líder anunciándole que renunciaba a la presidencia de honor del PP, que su sucesor le había concedido.
Ya un año antes, con motivo de los malos resultados en las elecciones de Catalunya, Aznar se había presentado en un comité ejecutivo del PP para mostrar su desacuerdo con la política hacia Catalunya. Se sintió maltratado, arrinconado en un extremo de la mesa, en vez de sentarse en la presidencia, pero dijo lo que ya antes había apuntado en un comunicado: que el resultado en Catalunya era un aviso que no se podía desoír, y más ante el ascenso de Ciudadanos. Una situación, decía, “para que algunos piensen seriamente por qué el partido del Gobierno en España no es capaz de representar a la mayoría de las fuerzas constitucionales en Catalunya”.
Ayer no hubo reproches, sino “buena sintonía”, aseguran en el PP, en un ambiente “de confianza y esperanza de futuro”, y se habló sobre Catalunya. El discurso de Casado está más cerca del de Aznar que del de Rajoy, aunque hay que tener en cuenta que Rajoy era presidente del gobierno. Y hablaron también de la proyección internacional que debe tener el nuevo líder del PP.
Pero Casado tendrá que hacer frente antes a otros problemas domésticos. En pleno estreno como presidente del PP, la juez que instruye el caso por el máster de Cristina Cifuentes ha reactivado la pieza que se refiere al máster de Casado y ha citado como investigadas a tres compañeras de Casado, las tres vinculadas con el PP, que, como en su caso, no acudieron a clase y de quienes se desconocen sus trabajos. La juez también se agarra a que la Universidad Rey Juan Carlos, a una pregunta suya, aseguró que no había rastro de los trabajos de Casado. Ayer, la universidad aclaró que no está obligada a guardar los trabajos, labor exclusiva de los profesores “y durante un tiempo limitado”.
Mientras, Casado sigue las conversaciones con los diversos sectores del PP, y se está apoyando mucho en María Dolores de Cospedal y Alberto Núñez Feijóo para configurar el organigrama del partido, empezando por la secretaría general. Además, según personas cercanas al sucesor de Rajoy, las conversaciones con miembros de la candidatura de Soraya Sáenz de Santamaría también prosperan, a la espera de la reunión que los dos contendientes en las primarias celebran hoy.
El nuevo jefe del partido se apoya en Cospedal y Feijóo para elaborar el organigrama de su equipo