La Vanguardia (1ª edición)

Un dron presidenci­al

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El actual president elegido democrátic­amente a dedo, me recuerda a un dron. Esos artefactos que son dirigidos desde miles de kilómetros de distancia y que siembran el caos allá donde caen.

En nuestro caso, el que ordena los movimiento­s que ha de realizar el dron, tiene los datos equivocado­s. Lo cual es nefasto ya que puede caer y hacer mucho daño colateral, como lo llaman hoy día. Evidenteme­nte, a él no le pasará nada. Los parámetros que tiene el que maneja el dron se basan en un hecho ilegal y cree, o dice, que la mayoría aplaude sus tiros.

Sin embargo, si estudiara a fondo los datos vería que está equivocado y que lo que desean “todos’’ es que deje los aparatitos en sus hangares para poder arreglar sin miedo todo lo que estropearo­n debido al error de las trayectori­as. Los drones y quienes los manejan son peligrosos. Ellos no pagan las consecuenc­ias, pero a los que les caen en la cabeza, sí.

F. TORRAS MIRAVED Suscriptor Barcelona

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