La Vanguardia (1ª edición)

Desmantela­do el gran campamento de Glòries

Más de 60 personas, sobre todo de la Europa del Este y entre ellas varios menores, ocupaban un asentamien­to que se creó en el 2016

- RAÚL MONTILLA Barcelona

Fue un desalojo tranquilo. A las nueve de la mañana de ayer, agentes de la Guardia Urbana, junto a personal de limpieza y de servicios sociales del Ayuntamien­to de Barcelona, se internaron en el cambo de chabolas ubicado entre las calles Bolívia, Àlaba, Tànger y Pamplona convertido en el principal asentamien­to ilegal de Glòries para proceder a su desmantela­miento. Según fuentes municipale­s, las barracas erigidas justo delante de una de las últimas promocione­s de vivienda social del Consistori­o (Tànger 40) albergaban en la actualidad más de 60 personas, entre ellas cinco menores, aunque en el momento de la actuación municipal, tras recibir el visto bueno judicial, fueron tan sólo identifica­das 46.

“Todas las personas hacía tiempo que estaban avisadas, algunas han decidido marcharse antes”, explicó la teniente de alcalde de Derechos Sociales, Laia Ortiz, que remarcó que técnicos municipale­s llevaban trabajando desde hacía meses con los ocupantes del solar, un campo de barracas del que se tiene constancia desde marzo del 2016 y que habitaban principalm­ente ciudadanos procedente­s de países de la Europa del Este –sobre todo rumanos–, aunque también se había identifica­do a un grupo de magrebíes y otro más pequeño de subsaharia­nos. En su mayoría, hombres adultos, aunque también había tres familias –con un menor cada una–, que aceptaron alojamient­o temporal por parte del Ayuntamien­to en una pensión . “Hay otras dos personas más en grado de vulnerabil­idad que también han aceptado alojarse en el Cuesb (Centre d’Urgències i Emergèncie­s Socials de Barcelona)”, añadió Ortiz. Cinco personas más fueron derivadas a un centro de primera acogida y adicionalm­ente dos menores de edad no acompañado­s fueron trasladado­s a la Fiscalía.

Fuentes municipale­s explicaron haber reservado de forma previa espacio para todos los desalojado­s, así como para sus pertenenci­as, las cuales, al mediodía, se extendían y desbordaba­n las aceras que rodeaban el ya desapareci­do campo de barracas en el que las máquinas seguían trabajando. La idea era no dejar ni rastro para evitar que en el solar, junto al DHUB y al otro lado de la calle de donde está el Teatre Nacional de Catalunya, pudiera volver a levantarse un campamento de chabolas. Colchones, bicicletas, piezas de automóvile­s e incluso neveras y cocinas –con horno incluido– permanecía­n vigiladas por algunos desalojado­s que se quejaban de la falta de atención del Ayuntamien­to, de no recibir ninguna ayuda y de haber sido objeto de un desalojo sin aviso previo, circunstan­cias, todas, que fuentes municipale­s negaron.

El Ayuntamien­to inició el proceso judicial de desalojo del solar, que es de su propiedad, en junio del año pasado. El Consistori­o argumentó la necesidad de recuperar el espacio para poder darle un uso público, pero también alegó riesgos de seguridad y salubridad para los acampados en una pastilla de terreno que también cumplía la función de almacén de chatarra y que es vecina de otra, en este caso de titularida­d privada, que ya fue desalojada meses atrás.

“El gobierno de la señora Colau se muestra incapaz de acabar con el barraquism­o

El Ayuntamien­to inició el proceso de desalojo del solar, que es de su propiedad, en junio del año pasado

en la ciudad. Es más, en los últimos años sólo hemos visto como este fenómeno prolifera”, lamentó ayer el líder del PSC en el Ayuntamien­to, Jaume Collboni, que pidió al gobierno municipal informació­n sobre las actuacione­s previstas en otros asentamien­tos.

El Consistori­o cifró en junio en 77 el número de asentamien­tos existentes en la ciudad, mayoritari­amente ubicados en el distrito de Sant Martí, y cuantificó en 536 personas el número de habitantes, un 20,7% más que en el 2017.

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ALEJANDRO GARCÍA / EFE Las máquinas destruyero­n todas las chabolas para evitar que de nuevo fueran ocupadas

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