El necesario impulso a la Sagrera
UNO de los proyectos en curso más importantes y estratégicos de Barcelona, como es la estación de la Sagrera, pierde el compromiso de finalización de las obras en el 2020 que había asumido el anterior ministro de Fomento, el popular Íñigo de la Serna. La verdad es que nadie se había creído ese objetivo. Ahora el nuevo equipo del Ministerio de Fomento, cuyo titular es el socialista José Luis Ábalos, ha adquirido el compromiso de avanzar en las obras a buen ritmo, pero sin poner fechas que siempre se han incumplido.
El realismo del nuevo equipo de Fomento se valora como algo positivo desde el Ayuntamiento de Barcelona. Pero ello no debe significar que las obras queden nuevamente en el limbo, sino que es necesaria la exigencia de compromisos concretos para avanzar con mayor determinación que la demostrada hasta ahora. De momento el nuevo equipo del Ministerio de Fomento garantiza la inversión, ya programada, de quinientos millones de euros para la construcción de la estructura de la estación y de los accesos ferroviarios, que se reactivaron en el mes de enero tras casi cuatro años de parálisis absoluta.
El consejo de administración del consorcio Barcelona Sagrera Alta Velocitat (BSAV), en el que participan todas las administraciones públicas, concluyó ayer que pese a los retrasos se ha ejecutado ya un 35% del proyecto. También el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) se comprometió a iniciar la licitación de las obras de la estación de Rodalies de Sant Andreu Comtal en otoño. El nuevo equipo gubernamental, asimismo, se mostró abierto a que el proyecto constructivo de arquitectura e instalaciones de la estación de la Sagrera se pueda redactar y dirigir desde Barcelona, con consenso institucional y ciudadano.
La estación de la Sagrera está destinada a convertirse en el gran centro estratégico del transporte en Catalunya, que conecte la alta velocidad, cercanías, metro, autobús interurbano, autobús urbano, taxi y vehículo privado. Todo ello, además, debe impulsar el desarrollo urbanístico sostenible de 164 hectáreas, con una amplia oferta de vivienda, equipamientos, servicios públicos y un nuevo centro urbano de actividad económica i comercial. La gran plataforma que ya cubre parte de las infraestructuras ferroviarias deberá permitir, asimismo, la creación de un gran parque de casi cuatro kilómetros y más de cuarenta hectáreas de superficie, que unirá la brecha de vías que separa esa parte de la ciudad. El Consistorio barcelonés se plantea empezar a trabajar en la construcción de dicho parque, algo que reivindican desde hace tiempo los vecinos.
Es hora ya de exigir un impulso serio y definitivo al que es el proyecto ferroviario y urbano más importante de los próximos años para el conjunto del área metropolitana.