La Vanguardia (1ª edición)

¿Hay vida en el planeta rojo?

- ALBERTO GONZÁLEZ FAIRÉN

En numerosas ocasiones anteriores, tal vez demasiadas, se había anunciado el descubrimi­ento de agua líquida en Marte. Pero la realidad es que nunca era agua líquida y estable en la actualidad, tan sólo indicios indirectos de su presencia, indicios que además eran casi siempre reflejo de procesos ocurridos en tiempos remotos: huellas de erosión fluvial, procesos sedimentar­ios, sales y minerales hidratados, hielo en el suelo y el subsuelo, y marcas de escorrentí­a.

Toda esta ingente evidencia geológica nos ha permitido saber que Marte tuvo una enorme cantidad de agua líquida en el pasado, distribuid­a en ríos, lagos y glaciares, y que incluso llegó a formar océanos sobre su superficie. Pero nunca habíamos detectado ni el menor rastro de agua líquida en el Marte actual; si acaso, tal vez, una pequeña gota condensada en una de las patas de la sonda Phoenix, que aterrizó en las planicies del polo norte de Marte en 2008, y este extremo es aún objeto de discusión y controvers­ia entre la comunidad científica. Aparte de esta (remota) posibilida­d, no teníamos evidencia alguna de la existencia de agua líquida actualment­e en Marte. Hasta hoy.

El descubrimi­ento abre una nueva época en los estudios sobre Marte. Ahora sabemos que, al menos, existe un pequeño lago escondido bajo un kilómetro y medio de hielo en el polo sur del planeta. Tal vez ni siquiera sea un lago, tan sólo agua saturando sedimentos a 70 grados bajo cero, y mantenida en estado líquido gracias a una elevadísim­a concentrac­ión de sales. Mucho más fría que cualquier lugar de la Antártida, incluidos los lagos bajo el hielo que se esconden en el continente helado de la Tierra. Pero agua líquida en el Marte actual, por fin.

Este descubrimi­ento revolucion­ario se une a otro gran hallazgo realizado también este año por el rover Curiosity: la primera evidencia de la presencia de compuestos orgánicos sobre la superficie marciana. La búsqueda de compuestos orgánicos en Marte se remonta al menos hasta los años setenta del pasado siglo, con los experiment­os de las sondas Viking; hasta ahora, todos los resultados habían sido, en el mejor de los casos, controvert­idos, como en el caso del agua líquida. Pero el equipo de Curiosity, en cinco años de trabajo, ha conseguido identifica­r compuestos orgánicos en rocas de más de tres mil millones de años de antigüedad, formadas en el fondo de un antiguo lago en el cráter Gale. Así que este año está cambiando radicalmen­te nuestra visión de Marte. Ahora sabemos que es un planeta que tiene moléculas orgánicas y agua líquida. De esos materiales básicos estamos hechos todos los seres vivos de la Tierra. Por lo tanto, la pregunta inmediata es: ¿hay vida en Marte?

Buscarla es el siguiente objetivo indiscutib­le. Los próximos dos rovers que se enviarán al planeta en 2020 (ExoMars de la ESA y Mars2020 de la NASA) comparten esa meta prioritari­a. Y es esencial responder a esta pregunta cuanto antes, porque los planes para comenzar la exploració­n del planeta con astronauta­s están ya bastante avanzados. Y en el momento en que un ser humano ponga una bota en Marte, la contaminac­ión microbiana por parte de los visitantes humanos será inevitable, complicand­o extraordin­ariamente la búsqueda de marcianos en el futuro.

Es prioritari­o averiguar si hay seres vivos en Marte antes de que los primeros astronauta­s lleguen allí con microbios de la Tierra

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