La derrota más dolorosa
La selección femenina cae ante una Grecia superior y deberá contentarse con el bronce
“Sin duda duele. Aquí en casa, en Barcelona, en las Picornell, con el objetivo que teníamos... Claro que duele”. La capitana, Pili Peña, sintetizaba el sentimiento que invadía el vestuario de la selección española femenina después de caer en semifinales contra Grecia. Una derrota sin paliativos, sin excusas, ante una Grecia más fuerte, más contundente, más inteligente, que fue superior tácticamente, y que puso fin al sueño de las chicas de Miki Oca de volver a coronarse en casa, como hace cinco años. Las chicas de oro no podrán reeditar su condición dorada. Mañana les queda la posibilidad de consolarse con el bronce ante Hungría, vigente campeona continental, que perdió ante Holanda.
Preveían las chicas un partido duro, antipático, áspero ante Grecia, “un rival muy difícil de atacar, fuerte, muy guerrillero” –decía Helena Lloret–, y se encontraron un duelo a cara de perro, con una defensa helena cerrada a cal y canto, contundente, rozando la agresividad. En especial la defensora de boya Margarita Plevritou, que amargó la tarde a Paula Leiton y a Maica García, a pesar de que las vallesanas le sacan 10 cm y 20 kg.
La disputa con tintes de lucha grecorromana de la boya daba la medida del choque. Tsoukala abría el marcador con un tiro lejano a la escuadra, y Bea Ortiz replicaba con otro disparo potente ajustado al rincón derecho. Con tablas (1-1) se cerraba el primer cuarto, pero las sensaciones no eran buenas. Las chicas de Oca no encontraban la fluidez de juego, no se sentían cómodas y tampoco conectaban con el gol.
Se confirmaron los temores en una segunda manga que resultó terrorífica para las españolas: un parcial de 4-0 hundió buena parte de las esperanzas españolas. El parcial resultó definitivo. “Demoledor”, definía gráficamente Helena Lloret. Lo que sucedió es que España se estrelló contra la defensa griega, muy seria, bien posicionada, que ató a Maica y Paula y taponó los lanzamientos de Bea Ortiz. De modo que España no pudo aprovechar las superioridades y se estancó en ataque. El dato es definitorio: de las 14 acciones en superioridad, las españolas sólo anotaron 4 goles, un pobre 28%. Y en el global del lanzamiento, 9 goles en 30 disparos (30%). Fue determinante.
Para colmo, en defensa las chicas de Oca tampoco estuvieron finas, ya que encajaron bastantes goles de tiros del perímetro, como los misiles que lanzaba Eleftheria Plevritou, que disparaba la cuenta a 5-1 en el referido parcial de 4-0 que resultó sangrante. Antes del descanso Anni Espar recortaba distancias de penalti (5-2) para coger impulso.
En la reanudación, España empezó a jugar contra el reloj, a remolque, atenazada, con miedo a fallar, aferrándose al orgullo y al empuje de la grada de las Picornell. Pero el intercambio de goles (4-4 en el tercer cuarto) no le llevaba a nada. Necesitaba romper la dinámica, sobre todo con aportación de la portería. Ayer, Laura Ester tuvo un día negro: 0 de 9. “No hemos estado bien con los brazos defendiendo”, la disculpaba Lloret. “Es que las griegas han lanzado muy bien”, añadía Oca, que optó por sustituir a Pajarito por María Elena Sánchez acabando el tercer cuarto, con 9-5.
Tampoco surtió el efecto deseado. En la última manga, con 3 abajo (9-6), España a la desesperada buscó a Bea Ortiz, su jugadora más inspirada, pero sus tiros se estrellaban en los bloqueos o en Diamantopoulou (10/19). Aunque se acercaron a -2 (10-8, 11-9), ayer no era el día de la remontada heroica.
“Hemos tenido poco acierto en la superioridad, ellas las han defendido muy bien, y eso ha permitido que abriesen un gran hueco en el marcador. El parcial de 4-0 ha roto el partido. Hemos intentado volver, pero ellas han aguantado muy bien y no hemos llegado”, sintetizaba Oca, dolido, pensando ya en levantarse.
UN POBRE BAGAJE OFENSIVO España sólo marcó 4 goles en 14 superioridades (28%) y se quedó en un pobre 9 de 30 (30%) en lanzamiento LA VOZ DE LA CAPITANA, PEÑA “Sin duda duele. Aquí en casa, en Barcelona, en las Picornell, con el objetivo que teníamos...”