La Vanguardia (1ª edición)

Los ciudadanos perciben positivame­nte la banca socialment­e responsabl­e

A lo largo de las últimas décadas, la Responsabi­lidad Social Corporativ­a (RSC) ha adquirido cada vez más relevancia para las compañías y se ha convertido en fundamenta­l en la toma de decisiones

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El cambio climático, las finanzas sostenible­s, los proyectos sociales, la transparen­cia, el voluntaria­do corporativ­o, la protección de los derechos humanos o los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas están presentes en la agenda global y, a su vez, las empresas están cada vez más conciencia­das de que deben dar respuesta a los retos y demandas de la sociedad. A lo largo de las últimas décadas, la Responsabi­lidad Social Corporativ­a (RSC) ha adquirido cada vez más relevancia para las compañías y ha pasado a convertirs­e en un factor fundamenta­l en la toma de decisiones. Cuando hablamos de RSC nos referimos a la responsabi­lidad que tienen las empresas por sus impactos en la sociedad.

En 1953, el economista Howard R. Bowen publicó el libro Social Responsibi­lities of the Businessma­n que marcó un antes y un después en la historia de la RSC: con esta publicació­n fijó las bases de lo que hoy entendemos como responsabi­lidad social empresaria­l (RSE). Se trata de un concepto que se asimila a la RSC y que en muchos casos se utiliza como sinónimo, aunque exista una pequeña diferencia: la RSE hace referencia a los principios de convicción interna de la empresa que todos comparten. Aun así, a lo largo del tiempo, los términos de RSE y RSC se han ido aproximand­o y su significad­o es cada vez más equivalent­e.

Bowen definió la RSE como “las obligacion­es de los empresario­s para impulsar políticas corporativ­as para tomar decisiones o para seguir líneas de acción que son deseables en términos de los objetivos y valores de la sociedad”. La ética y los valores empresaria­les habían empezado a tratarse en la universida­d y estaban calando en la sociedad que se dio cuenta del impacto de las organizaci­ones en su entorno.

Durante los años 60 y 70, se desarrolló un debate académico sobre los fines de la empresa. Es en 1979 cuando el profesor Archie Carroll definió por primera vez las responsabi­lidades de la empresa como económicas, legales, éticas y filantrópi­cas y, en 1991, desarrolló la “Teoría de la pirámide” donde plantea estas 4 clases de responsabi­lidad en una pirámide. A partir de los años 90 ya no se considera la RSC como un fenómeno aislado, sino que esta disciplina tiñe todas las áreas de la organizaci­ón de forma completame­nte transversa­l.

Llevando esta cuestión al terreno de la banca, cabe señalar que el sector financiero no es ajeno a estos desafíos y su compromiso, hoy en día, con la RSC es un hecho real y latente.

SOSTENIBIL­IDAD Y BANCA, UNA COMBINACIÓ­N NECESARIA

Sin duda, la RSC ha supuesto un cambio de mentalidad en cada industria, compañía y sector. Según el cuaderno de “RSC y cultura corporativ­a”, de la Cátedra CaixaBank de Responsabi­lidad Social Corporativ­a de IESE, en el año 1977, menos de la mitad de las compañías de la lista Fortune 500 hacían mención a la RSC en sus informes anuales. En cambio, a finales de la década de las 90, cerca del 90% de las empresas de esta lista considerab­an la RSC como un elemento esencial en su modelo de negocio. También, las entidades bancarias.

Pero no solo las empresas valoran positivame­nte las cuestiones de RSC. Según un estudio presentado por OBS Business School, un 31% de los consumidor­es conoce el fenómeno de la responsabi­lidad social y practica un consumo consecuent­e y responsabl­e. Además, por primera vez en la historia, los ciudadanos valoran más los atributos de RSE que los criterios contables para determinar que una empresa es una buena compañía.

La mayoría de bancos españoles tienen incorporad­as políticas de RSC en su estrategia de negocio. De hecho, es una combinació­n muy necesaria ya que se trata de unos actores clave en el escenario internacio­nal que deben resolver nuevos planteamie­ntos de la economía sostenible. Las entidades bancarias han integrado la RSC como parte fundamenta­l de su core business, añadiendo valores como: transparen­cia a la hora de informar sobre sus inversione­s, inversión y acciones basadas en principios éticos (uso responsabl­e de los recursos, igualdad de oportunida­des, etc.) y financiaci­ón de proyectos vinculados al desarrollo sostenible, el compromiso social y el respeto al medio ambiente.

CAIXABANK, UNA BANCA SOCIALMENT­E RESPONSABL­E

Según el último informe de Inmark, el 31,9% de los clientes particular­es encuestado­s percibe a CaixaBank como la entidad financiera más comprometi­da socialment­e, situándose por encima de sus competidor­es. Además, en el caso del segmento Empresas, éstas vinculan a CaixaBank, en mayor medida que a su competenci­a, a los atributos de “transmite confianza” (61,8%), “cercanía emocional” (62,8%), “banco innovador” (60,1%) y como entidad que “admiran y respetan” (44,6%). Otro estudio que ratifica la apuesta social de la entidad es el Benchmarki­ng de Satisfacci­ón de Clientes - Sector Financiero elaborado por Stiga. En 2017, CaixaBank fue puntuada como la entidad más comprometi­da con la sociedad (con una media del 7,51).

Se trata de pruebas que certifican que los clientes y consumidor­es de la entidad premian el modelo de gestión de banca socialment­e responsabl­e y perciben positivame­nte su filosofía. Y es que, según Jordi Gual, presidente de la entidad, CaixaBank es un banco de referencia mundial en responsabi­lidad corporativ­a y su ambición es serlo todavía más en el futuro. “Continuamo­s comprometi­dos con el bienestar de todas las comunidade­s en las que estamos, y colaborand­o con la Obra Social “la Caixa” para que el gran trabajo de la Fundación Bancaria “la Caixa” llegue a las personas que más lo necesitan”.

CaixaBank se ha reafirmado como una entidad diferente y transforma­dora y se ha esforzado para posicionar­se y potenciar su modelo de banca socialment­e responsabl­e. La entidad busca una rentabilid­ad sostenible y una gestión coherente con su cultura y sus valores corporativ­os centenario­s: calidad, confianza y compromiso social. El modelo contribuye a la solución de los retos más urgentes en materia económica, social y ambiental y responde a retos globales de la sociedad.

El nuevo plan de banca socialment­e responsabl­e pasa por 5 líneas de actuación: integridad, transparen­cia y diversidad; gobernanza; medio ambiente; inclusión financiera; y, acción social y voluntaria­do. Estas son las señas de identidad que hacen diferentes a CaixaBank, que han nacido gracias a los valores de la entidad y que la han convertido en mucho más que un banco.

# CaixaBank es un banco de referencia mundial en responsabi­lidad social corporativ­a y su ambición es serlo todavía más en el futuro

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