Libre tras 31 años.
Santi Potros (con gorra), el etarra que ordenó atentados como el de Hipercor, que mataron a 40 personas, salió ayer en libertad tras cumplir el tiempo máximo en prisión que prevé la legislación para un preso.
A las 8.15 h se materializó. El histórico dirigente de ETA Santiago Arrospide, alias Santi Potros, abandonó ayer a esa hora los muros de la cárcel de Topas (Salamanca) después de cumplir 31 años de cárcel, el máximo legal permitido, de los más de 3.000 a los que fue condenado por los 40 crímenes que se le atribuyen. Cabeza de la banda en los ochenta, bajo su batuta se produjeron dos de los atentados más sangrientos de la organización: el de Hipercor –21 muertos– y el de la plaza República Dominicana de Madrid –12–.
Con una camiseta sin mangas y gorra blanca, Potros, de 71 años, fue recogido a la salida del centro penitenciario por su mujer, con la que se casó en el 2016 dentro de la prisión, y otros dos familiares. Tras un breve saludo, montó en la parte delantera de un turismo blanco y, sin hacer declaraciones, abandonó el lugar en dirección a su localidad natal, Lasarte (Gipuzkoa), donde fue agasajado por una veintena de familiares y amigos con una comida en el interior de la sociedad Xirimiri. Un recibimiento privado que ahuyentó la preocupación de los colectivos de víctimas, que temían que se celebrara un homenaje público al exdirigente de ETA. Precisamente, para evitarlo en caso de que se produjera, las fuerzas de seguridad se mantuvieron alerta todo el día, un celo que continuará de forma preventiva a lo largo de la semana.
La celebración de un ongi etorri, sin embargo, parece poco probable después de que Potros, aun siendo todavía parte del colectivo de presos, marcara distancias con ETA hace años, especialmente desde el atentado de la T4 de Barajas en el 2006, una época en la que abogaba por el final de la violencia. El exdirigente, de hecho, estuvo cerca de ingresar en la denominada vía Nanclares, un camino de reinserción para miembros de la banda que implicaba el rechazo de la organización, el arrepentimiento y la petición de perdón a las víctimas.
La evolución de sus posicionamientos sobre la violencia no ha tranquilizado a las víctimas, y ayer mostraron su dolor por una excarcelación que calificaron de “legal pero injusta”. “Es un día complicado –explicó Robert Manrique, impulsor de la Unidad de Atención y Valoración de Afectados por Terrorismo y víctima del atentado de Hipercor–, la legislación permite que salgan a la calle y hay que acatarla, pero no es justo que un terrorista con más de 30 muertos esté libre en 30 años”. “No va a cumplir ni tan siquiera un año por cada uno de los asesinatos”, lamentó José Vargas, herido por la explosión en el centro comercial barcelonés, y presidente de la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas.
En la misma línea se expresó la presidenta de Covite Consuelo Ordóñez, que criticó lo “barato que sale matar” y pidió que se recordara a las víctimas. La AVT incidió en que la pena cumplida por Potros es “ridícula”. Por su parte, la asociación de familiares de presos de ETA, Etxerat, aseguró que “comparte y entiende el dolor” de las víctimas, pero recordó que el exdirigente de la banda “ha cumplido con la ley”.
La trayectoria de Potros en ETA comenzó en 1974 cuando se alistó en la organización. Tres años después se trasladó a Francia, desde donde dirigió algunos de los comandos más letales, una actividad que lo llevó en 1985 a la jefatura, compartida con Francisco Mujika, Pakito ,y José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera. Detenido en 1987 en Anglet, su cruel currículum le valió una condena de 3.100 años de cárcel por estar relacionado con atentados que causaron 40 muertes y más de 70 heridos. Desde su arresto, Potros ha permanecido 13 años en cárceles francesas y otros 18 en centros penitenciarios españoles.
Las víctimas ven injusta la salida de la cárcel del exjefe de ETA, tras cumplir 31 años por 40 muertes