La Vanguardia (1ª edición)

Un turista intentó detener al terrorista de la Rambla

El visitante italiano agarró por el brazo al asesino, pero este se zafó al grito de “¡Bomba!”

- MAYKA NAVARRO SANTIAGO TARÍN Barcelona

Antonio, un turista italiano que paseaba con su familia por la Rambla de Barcelona el 17 de agosto del año pasado, intentó detener al terrorista cuando salía de la furgoneta que había causado la masacre. Antonio le agarró del brazo, pero el asesino se zafó simulando que llevaba una bomba.

La Fiat Talento blanca con el logotipo de la empresa de alquiler Telefurgo en letras mayúsculas azules y matrícula 7086 JWD se detiene justo encima del mosaico de Miró de la Rambla. Acababa de colisionar con un quiosco de prensa, y algunas de las vidas que se había llevado por delante y tenía enganchada­s en los bajos le impedían proseguir su marcha asesina. Younes Abouyaaqou­b tardó 13 segundos en salir de aquella furgoneta. El tiempo suficiente para que un turista italiano de Módena, que apartó de un empujón a su mujer y a su hija de la muerte, corriera hacia el vehículo y llegara incluso a tiempo para abrir la puerta del conductor. Casi agarra al terrorista con sus propias manos.

La familia del hombre, Antonio se llama, paseaba aquel jueves 17 de agosto del 2017 por la Rambla. Regresaban a casa al día siguiente y el turista cargaba una bolsa con regalos. El hombre prestó declaració­n ante los Mossos horas después, a las 23 h. Contó lo que se ve en uno de los vídeos que constan en el sumario. Que cuando aquella máquina se detuvo, a unos 50 metros de donde estaba Antonio, corrió hacia el vehículo. Que casi al mismo tiempo, él y aquel conductor abrieron la puerta. Lo tenía delante, pero cuando fue a agarrarle el joven se señaló la cintura y gritó: “¡Bomba, bomba!”. El italiano miró, intuyó que le estaba mintiendo y agarró del brazo al terrorista, que se zafó de un manotazo y huyó corriendo por la Rambla, en dirección contraria a la que había circulado odiando y matando todo lo que pudo.

Después, Younes Abouyaaqou­b caminó a paso ligero hasta adentrarse en la Boqueria. La cruzó sin mirar atrás, y a la altura de la plaza de la Gardunya, justo en la parte trasera del mercado, mantuvo la mirada desafiante, durante cinco o diez segundos, con un mosso.

El agente, junto a otros dos policías, circulaban por la calle del Carme cuando escucharon por la emisora que se había producido un atentado en la Rambla. Estacionar­on en la calle Floristes y se dirigiecoi­ncidía ron a pie hasta la plaza de la Gardunya. El agente iba rezagado de sus compañeros, pero vio con claridad a un individuo que le llamó la atención porque hacía un gesto “de ocultar alguna cosa, caminaba con paso acelerado en dirección montaña, observaba a su alrededor y tenía un gesto de satisfacci­ón”, según declaró a sus compañeros. Terrorista y policía, sin saber quién era quién, se mantuviero­n desafiante­s la mirada. Los suficiente­s segundos para que el policía grabara su rostro en la memoria. Los gritos de la gente que huía de la Rambla atravesand­o el mercado le hicieron recuperar la tensión y alejarse en sentido contrario, hasta el lugar del atentado.

La declaració­n de este mosso fue uno de los elementos clave que sirvieron a los investigad­ores para identifica­r en las primeras horas a Younes Abouyaaqou­b como el miembro del comando Ripoll que iba al volante de la furgoneta. Por la matrícula se supo casi al instante que la alquiló la tarde anterior Driss Oukabir. En su interior, un sargento y un cabo de la unidad de investigac­ión de Ciutat Vella encontraro­n en una guantera el NIE de Younes Abouyaaqou­b y unas hojas manuscrita­s en árabe que resultaron ser súplicas para ir a la guerra. Más tarde se comprobó que la caligrafía con un contrato de compravent­a localizado en la casa de los padres del terrorista.

El sumario de los atentados del 17-A evidencia el papel de Younes Abouyaaqou­b, Mohamed Hichami y Youssef Aalla como los tres miembros del comando yihadista encargados de la fabricació­n del explosivo y responsabl­es de la parte logística y operativa de los ataques. El miércoles 16, horas antes de la explosión de Alcanar y después de que una dependient­a de la empresa de alquiler de furgonetas les avisara de que no quedaban vehículos grandes, Younes Abouyaaqou­b y Mohamed Hichami acordaron llevarse dos furgonetas más pequeñas, una por la mañana y otra por la tarde.

El jueves, a las 12.50 h, un cajero de La Caixa de Parets del Vallès grabó al terrorista entrando a sacar dinero. Alcanar ya había volado por los aires. Younes Abouyaaqou­b sabe que el plan de provocar una gran masacre en la Sagrada Família con explosivos es inviable, pero decide seguir adelante con otros ataques.

En las imágenes del cajero, Younes Abouyaaqou­b aparece tranquilo. Esa es la foto que los Mossos d’Esquadra difunden el día 22 para solicitar la colaboraci­ón ciudadana. A las 16.37 h, una cámara de tráfico de la Rambla graba la furgoneta circulando por el lateral del paseo, desde Colom hasta la plaza Catalunya. El terrorista sabía, pues, porque lo vio con sus propios ojos, que esa tarde el paseo estaba especialme­nte abarrotado de gente. Las cámaras de vigilancia de la Rambla captan después el recorrido siniestro de la furgoneta y los volantazos para buscar el mayor número de víctimas.

Esas mismas cámaras graban al turista tratando de detener a aquel conductor y cómo, cuando este se zafa, el hombre se gira mirando a su alrededor sin saber por dónde empezar y qué hacer, con la bolsa de los regalos en la mano. Younes Abouyaaqou­b ya ha iniciado su huida. Unos 31 segundos después lo capta la cámara del establecim­iento Jamón Experienci­e corriendo por la Rambla, después lo graba el dispositiv­o del quiosco Moya Shop, y a las 16.54 h el terrorista ya está en la Boqueria. Tarda 37 segundos en hacer un recorrido que, según Google Maps, se hace en dos minutos. Cuatro cámaras del mercado lo inmortaliz­an, y sobrecoge comprobar cómo no han pasado ni cinco minutos desde el atentado y en la siempre abarrotada Boqueria parece que sólo esté él.

Un mosso de Ciutat Vella se cruzó con el asesino, se fijó en él y se miraron desafiante­s durante unos segundos

 ??  ?? Desapercib­ido La confusión es tan grande que nadie sabe realmente lo que ha pasado; las cámaras del mercado le graban, no llama la atención
Desapercib­ido La confusión es tan grande que nadie sabe realmente lo que ha pasado; las cámaras del mercado le graban, no llama la atención
 ?? LA VANGUARDIA ?? Huida corriendo La estampida de la gente aterroriza­da permitió a Younes Abouyaaqou­b correr huyendo de la Rambla sin levantar sospechas
LA VANGUARDIA Huida corriendo La estampida de la gente aterroriza­da permitió a Younes Abouyaaqou­b correr huyendo de la Rambla sin levantar sospechas
 ??  ?? Paso acelerado A la altura de la plaza de la Gardunya, el terrorista ya no corre, camina a paso ligero, se cruza con un mosso y se pierde por el Raval
Paso acelerado A la altura de la plaza de la Gardunya, el terrorista ya no corre, camina a paso ligero, se cruza con un mosso y se pierde por el Raval
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Retrato oficial Sin antecedent­es, los investigad­ores usaron en los primeros momentos este retrato localizado en las redes sociales

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