El ucraniano Dmytro Choni gana el concurso de piano Paloma O’Shea
El ucraniano Dmytro Choni resultó ayer ganador del 19.º Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O’Shea, cuyo jurado internacional presidió Joaquín Achúcarro. El segundo premio se lo llevó el chino Yutong Sun, y el tercero, el ruso Alexánder Kliuchko, que inició la serie final con un Brahms con fallos y escasa expresión.
El joven Choni demostró con solvencia su capacidad, y en general la crítica allí presente así lo entendió como merecedor –al menos– de un premio en esta competición, que culminó con la prueba final viernes y sábado en el Palacio de los Festivales de Santander.
Desde sus inicios en 1972, este importante concurso de piano, anual, bienal y últimamente trienal, ha desarrollado 19 ediciones muy esperadas por jóvenes intérpretes y público. El certamen, creado por Paloma O’Shea en aquel año, ha visto pasar centenares de ilusiones y mucho trabajo. En las últimas décadas, la dinámica de los concursos internacionales (salvo los de muy primera fila) ha entrado en una órbita algo especulativa, en la que numerosos participantes –esto no les quita mérito porque tocar hay que tocar– casi se especializan en este ejercicio competitivo y deambulan de un certamen a otro.
Pero, al margen de ello, la supervivencia de este concurso, o de sus parientes menores, el Maria Canals o el de Jaén, por mencionar los cercanos, y el hecho de que hayan optado ahora a este de Santander 241 participantes de 44 países (el año con más propuestas) que deben pasar numerosas pruebas de selección, habla de la fortaleza del mundo del piano.
Un mundo muy marcado por la necesidad de jóvenes virtuosos que alienta el mercado especulativo, virtuosos en técnica, que saltan a la escena internacional y que entusiasman a los públicos con su velocidad y elocuencia en repertorios que comienzan con Franz Liszt en adelante y en los que reina Prokófiev, buena carta para las pruebas finales. El Concierto n.º 3 de este gran compositor ruso lo tocaron tres de los participantes y ciertamente con características distintas: el chino Yutong Sun (1995), el brasileño Lucas Thomazinho y el ucraniano Dmytro Choni (1993); Sun, con un pianismo sutil, raveliano, que entusiasmó al público, pero con muchos
La supervivencia de este concurso, del Maria Canals o del de Jaén habla de la fortaleza del mundo del piano
pasajes subsumidos en el volumen orquestal.
Thomazinho, más reflexivo y mejor cuerpo sonoro, aunque menos brillo, y Choni, certero y brillante, lo que confirma su premio. Una orquesta que, bajo la dirección de Gómez Martínez, llegó a la tercera versión de este concierto con los planos más conformados y la lectura más atinada. Los otros tres finalistas tocaron: el n.º 1 de Brahms, el ruso Kliuschko, que no llega a los 18 años; el Op. 54 de Schumann, el italiano Nicoletta, con musicalidad y capacidad expresiva, y el eficaz n.º 2 de Rachmáninov, el español Juan Carlos Fernández Nieto, que hizo una versión de fuerza expresiva en el fraseo y con un sonido sutil, con una orquesta que no cuidó el volumen. Como siempre, formidable el público santanderino que llenó la gran sala Argenta y concedió su premio a Fernández Nieto.