Pagar con la imaginación
Las entidades financieras ensayan nuevos medios de pago, pero hasta el momento se desconoce cuál se consolidará
Pagar por la cara (reconocimiento biométrico), o pagar con el móvil, o que sea la nevera conectada la que pague cuando encargue directamente al supermercado la reposición de la despensa. Tecnológicamente las posibilidades son enormes, pero en la adopción de los nuevos mecanismos hay un gran componente cultural. ¿Quién sabe cómo pagaremos en unos años?
De momento, quien parece más cerca del futuro es China: el país más poblado del mundo se ha saltado rápido la era de las tarjetas de crédito y débito y ha pasado directamente al móvil. El sistema de pago más generalizado en China ya es el móvil, utilizando códigos QR en las aplicaciones de Wechat (la plataforma de mensajería y red social que ha evolucionado también en sistema de pago) y Alipay (inicialmente para pagar en Alibaba, ha trascendido la plataforma). Según datos recogidos por Business Insider, Alipay tiene más de 520 millones de usuarios (por encima de los 237 millones que tiene Paypal) y gestiona el 54% de los pagos que se realizan con el móvil en China. El otro actor en juego, WeChat Pay (que es una filial de Tencent), controla el 40% de las operaciones. Aseguran que esta revolución en China empezó hace sólo tres años y ha conseguido ya que el 14% de la población haya abandonado el dinero en efectivo.
En China hay 1.400 millones de habitantes, y el 65% tiene móvil. Pero Alipay también ha emprendido una expansión internacional, y España es uno de sus objetivos, puesto que es uno de los países con mayor penetración de móviles, y porque en el 2017 medio millón de turistas chinos visitaron España. La banca española hace tiempo que se ha puesto las pilas, y las entidades lanzan pruebas en todas las iniciativas posibles, aunque ningún sistema nuevo acaba de arrasar. Por si acaso, las grandes (BBVA y CaixaBank el año pasado, Sabadell lo ha anunciado esta semana, pero también El Corte Inglés) se han asociado a Alipay para adaptar sus sistemas de cobro (los datáfonos) al QR con el que estan habituados a pagar los turistas chinos. De momento, sólo para los turistas chinos.
“El pago por móvil ganará peso, pero ahora no llega ni al 2% del mercado”, dice Anna Puigoriol, directora de servicios financieros del Sabadell. “Y tenemos que ir acompañando con otras soluciones. La tarjeta contactless tiene muy buena experiencia de usuario, y hay clientes que no ven la ventaja del móvil. Para ello tenemos que añadir a los wallets otros servicios, como sistemas de fidelización, o que resulte la misma experiencia pagar online y offline. La adopción irá creciendo, pero, al menos a cinco o diez años vista, no esperamos que desaparezcan las tarjetas”. El contactless se empezó a introducir hace más de una década, y ahora en España el 75% de los comercios tienen datáfonos contactless, según un estudio de Universalpay.es. Y además, irrumpe la nueva banca móvil: entidades como Revolut o N26 concebidas directamente para funcionar desde el smartphone. N26, con sede en Berlín, abre en septiembre su segunda sede en Barcelona, y espera acabar el año con 100.000 clientes en España.
En cualquier caso, el uso del pago por móvil crece de manera exponencial. Los clientes de CaixaBank realizaron 165.000 de estas operaciones en junio del 2017, y en junio del 2018 han sido 2,2 millones de operaciones (trece veces más); más de medio millón de clientes de la entidad ya tienen sus tarjetas vinculadas al móvil.
“Uno de los grandes desafíos es resolver efectivamente la incorporación de las nuevas capacidades tecnológicas. Reconocimiento facial, voz, sensores. Las posibilidades son infinitas, pero mal resueltas pueden acabar en experiencias decepcionantes”, opina Silvana Churruca, consejera delegada del Payment Innovation Hub de Barcelona (el consorcio de CaixaBank con Global Payments, Visa, Samsung y Arval). Esta semana, el PIH ha firmado un acuerdo con Visa Innovation Studio Tel Aviv para explorar “la creación de nuevas formas de pago”. CaixaBank probará algunas de las soluciones, como el reconocimiento facial y de voz, que permitirá que los usuarios puedan identificarse y autentificar pagos.
Visa se propone seguir participando en las operaciones, intermediando entre los teléfonos de los usuarios y las cuentas corrientes en los bancos. “Cualquier dispositivo que tenga conectividad, desde una tarjeta hasta una nevera, se traducirá en un código único, un token, que se podrá usar de la forma que diseñen bancos, start-ups o comercios. Nosotros ponemos la tecnología, y el camino es infinito”, explican fuentes de Visa. “En el 2020 se espera que haya 20.000 millones de dispositivos conectados a internet, y cualquiera de ellos puede ser un iniciador de pago gracias a esta tokenización”. No será por falta de soluciones tecnológicas que nos escaparemos de pagar.
China es el país más avanzado, se ha saltado la era de las tarjetas y ha ido directa al móvil