La Vanguardia (1ª edición)

“El bungalow entero empezó a temblar”

Unos 200 españoles se encuentran en el aeropuerto de Lombok, colapsado con centenares de turistas que quieren regresar a casa

- BLANCA GISPERT Barcelona

Jordi Valero había vuelto de una de las paradisiac­as playas de la pequeña isla de Gili Air, al noroeste de Lombok, cuando todo empezó a temblar al entrar en la ducha del bungalow donde se alojaba con su pareja. “La construcci­ón entera se empezó a mover muchísimo y salimos disparados a la calle con las primeras prendas de ropa que encontramo­s. Estaba todo a oscuras, y escuchamos una marabunta de gente corriendo. El personal del camping nos dijo que nos dirigiéram­os a un punto de la calle”.

Este joven de 26 años de La Granja d’Escarp (Lleida) acabó pasando la noche del domingo en una explanada con unas 300 o 400 personas más, entre turistas y locales. Había algún herido, pero en general todo el mundo estaba bien. La pareja se juntó con otros españoles para abandonar la isla. Les esperaban unas horas largas e intensas antes de llegar al aeropuerto de Lombok. “La evacuación de Gili fue un show. Por la mañana, iban llegando barquitos y la gente se tiraba al agua con las mochilas encima. Daba un poco de miedo. Embarcamos pensando que en Lombok la situación estaría más calmada, pero fue todo lo contrario. La isla daba pena. Había edificios que se caían a trozos, coches y árboles destrozado­s”.

Valero y su grupo tuvieron que esperar otro buen rato para llegar al aeropuerto de Mataram. El servicio de taxi no funcionaba. Estaban atrapados en el puerto hasta que, de repente, un camión del ejército apareció para llevarlos. “Éramos unos 80 o 90. Íbamos muy apretados. Nosotros fuimos de los últimos en subir y nos hicimos un hueco al lado del conductor. En dos asientos, iban tres sentados y cinco o seis maletas. Yo acabé viajando detrás, encima de la gente. No había más espacio”. El trayecto con el camión duró una hora y media. El último tramo lo hicieron en taxi y finalmente llegaron al aeropuerto de Lombok, donde encontraro­n el caos de nuevo. Todo estaba colapsado. Había colas y gente tumbada en el suelo. Centenares de turistas intentan abandonar la isla, como ellos.

“Es un show. No hemos recibido ayuda de nadie. Hay un funcionari­o de la embajada española, pero simplement­e anota quiénes somos y hacia dónde vamos. Nos sentimos muy abandonado­s. Cuando sufres un desastre como este, quieres irte enseguida, no al cabo de tres días. Y más aún sabiendo que te encuentras en la isla que ha sufrido el terrebok moto”, lamenta Valero a través de mensajes de voz de WhatsApp.

Ahora, Valero y su pareja se encuentran allí, esperando que su vuelo de regreso despegue, con suerte, mañana. No encontraro­n conexiones a Barcelona ni ayer ni hoy. Pero parece que lo peor ya ha pasado. En el aeropuerto hay luz, agua y comida. El wifi funciona de forma intermiten­te. Las instalacio­nes y las pistas están abiertas las 24 horas.

Este joven publicista y su pareja perderán diez días de vacaciones y los ahorros que habían destinado a ello. Después de Gili Air tenían planeado visitar Bali y la isla de Flores, pero la mala experienci­a con el terremoto les ha quitado las ganas de encima. “El domingo fue en Lom- y pronto podría ser en otra isla. Mejor volver a casa”, concluye el joven.

Como él, estaba José María Sánchez, un malagueño de 39 años que también tuvo que huir de su hotel, en la costa oeste de Lombok, al ver que el edificio entero se zarandeaba. Según relató a Efe, se refugió en la piscina del complejo y luego en un descampado con otros turistas. Llegó al aeropuerto de Mataram con un bus lanzadera y padeciendo algunas contusione­s en el cuerpo.

La embajada española en Indonesia contabiliz­ó que unos 200 españoles se encontraba­n ayer en el aeropuerto de Mataram. Fuentes de la Conselleri­a d’Afers Exteriors de la Generalita­t confirmaro­n a este diario que localizaro­n a 27 catalanes en la isla. El cónsul español en Indonesia se desplazó hasta allí para atenderlos. La embajada espera que los 200 españoles abandonen la isla el jueves como muy tarde.

“Nos sentimos muy abandonado­s”, lamenta Jordi Valero, un joven de Lleida que huyó de la isla Gili Air

Pero mientras la mayoría intentaba huir, también hubo valientes que decidieron quedarse. En Gili Air, de donde ayer había huido Valero, se encontraba la española Laura Rodrigo, que trabaja como cocinera en un establecim­iento turístico de la isla. Ayer contaba a Efe que estaba prácticame­nte sola. “En la isla no hay nadie local, todos se han ido a Lombok para ver a las familias. No hay militares ni nadie que nos pueda ayudar, sólo la gente de los centros de buceo que tenían barco. Nos vamos a resguardar por si hay otro terremoto y a ver si hoy podemos tener alguna solución”, añadió.

La embajada española desaconsej­a desplazars­e a Lombok y a las tres islas Gili durante los próximos días. Recomienda seguir sus instruccio­nes a través de Twitter y su página web. También aconseja a los viajeros que se desplacen a Bali y Lombok que estén en estrecho contacto con su agencia de viajes y su aerolínea, que suscriban seguros de viaje que cubran los posibles servicios médicos y que se mantengan informados sobre la evolución de la situación.

El Ministerio de Asuntos Exteriores confirmó ayer que “por el momento no hay constancia de que haya españoles” entre las, al menos, 98 víctimas mortales que ha dejado el seísmo.

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