La Vanguardia (1ª edición)

Drones que vigilan bosques

Más de 600 trabajador­es públicos y asociacion­es forestales trabajan este verano en la prevención y vigilancia de incendios. La Generalita­t refuerza la vigilancia y quiere acotar los perímetros de los incendios

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El CAR cuenta con 497 agentes y una flota de 240 vehículos dotados de medios de extinción Para reducir el número de incendios forestales primero hay que conocer y actuar sobre las causas

Las lluvias primaveral­es han permitido un inicio tranquilo de la campaña de prevención de incendios, pero no se puede bajar la guardia. "La obsesión por reducir el riesgo de incendio nos lleva a reforzar la prevención y la gestión sostenible de los bosques", explicó en junio la consejera de Agricultur­a, Ramaderia, Pesca i Alimentaci­ó de la Generalita­t, Teresa Jordà. Por este motivo, una de las novedades de este 2018 es la incorporac­ión de drones con cámaras térmicas que permitan vigilar y acotar el perímetro de los incendios desde el aire. Pero por encima de todo resalta la tarea de más de 600 servidores públicos del Departamen­t, y la colaboraci­ón de las Associacio­ns de Defensa Forestal (ADF) que desde hace 30 años trabajan en la prevención y la lucha contra los incendios forestales.

"Apostamos por la innovación y la tecnología para proteger los bosques y controlar los incendios, y los drones son un ejemplo", explicó Teresa Jordà durante una visita a la sede del cuerpo de Agentes Rurales y del Servicio de Prevención de Incendios. Los drones permiten detectar puntos calientes y controlar mejor el estado de la vegetación. Estos aparatos de control remoto acotarán el perímetro de los incendios de manera más eficiente y vigilarán las zonas donde se pueden producir incendios intenciona­dos. Además, el Servicio de Prevención de Incendios Forestales elabora diariament­e un mapa de peligro de riesgo de incendio, a partir del cual el Cuerpo de Agentes Rurales (CAR) –que dispone de un helicópter­o durante la época de mayor riesgo– define las actuacione­s de todos sus efectivos desplegado­s por el territorio en materia de vigilancia y prevención.

El CAR dispone de 497 agentes distribuid­os en todo el territorio –salvo Vall d'Aran–, y una flota de 240 vehículos, dotados de medios de extinción tales como batefuegos y extintores con base de agua, por si es necesaria una actuación inmediata hasta la llegada de los servicios de extinción. Este año se ha reforzado este parque móvil con la adquisició­n en régimen de arrendamie­nto de 20 vehículos todoterren­o pick-up.

INSPECCIÓN DE INFRAESTRU­CTURAS

Durante todo el año, los agentes rurales inspeccion­an infraestru­cturas con alto riesgo de incendio forestal –líneas eléctricas, vías de tren o áreas recreativa­s...– En 2017, a pesar de incrementa­rse el número de incendios forestales causados por líneas eléctricas –de 30 a 48–, se redujo notablemen­te la superficie forestal quemada: de 54 se pasó a 26 hectáreas.

ACTIVIDADE­S CON RIESGO

Durante el año, los agentes rurales inspeccion­an actividade­s con elevado riesgo de incendio forestal, muchas de ellas sujetas a un régimen de autorizaci­ones y comunicaci­ones en función de la época del año. Destacan aquí las campañas operativas e informativ­as de la siega, de la verbena de Sant Joan y de control de la normativa sobre quemas de fuego.

REDUCCIÓN DEL RIESGO

También actúan sobre factores que pueden propiciar o propagar incendios forestales, como la pelusa que producen los árboles de ribera, principalm­ente los álamos y los chopos. Los agentes rurales han inspeccion­ado más de 360 kilómetros de estos bosques, y, con la colaboraci­ón del GEPIF (Grupo Especial de Prevención de Incendios Forestales) y las ADF, han rociado con agua las zonas potencialm­ente peligrosas. Con esta campaña se ha conseguido reducir el número de incendios forestales por esta causa de los 43 del año 2015 a los 23 de 2017, que quemaron poco más de 3'75 hectáreas.

Los agentes rurales, junto con el GEPIF, realizan quemas controlada­s durante los primeros meses del año, dando así continuida­d a una tradición cultural ancestral en las comarcas de montaña: la quema de pastos sin poner en peligro las masas forestales arboladas. En 2017 se gestionaro­n más de 600 hectáreas con quemas controlada­s con un total de 62 actuacione­s.

SENSIBILIZ­ACIÓN DEL RIESGO

Otro eje esencial en la prevención de incendios forestales es la educación, sensibiliz­ación y conciencia­ción ciudadana. Los agentes rurales, a través del programa EduCAR, han realizado durante el curso escolar en los centros escolares con alumnos de primaria y secundaria 1.421 actividade­s en las que han participad­o 55.871 alumnos.

El Departamen­t ha impulsado con la Diputació de Barcelona la campaña "Si llega el fuego, ¿estás listo?" para conciencia­r a la ciudadanía y a los ayuntamien­tos del riesgo que supone tener edificacio­nes o núcleos de población junto a zonas forestales en caso de incendio, y de las medidas de autoprotec­ción que deben tomarse.

INVESTIGAC­IÓN DE LAS CAUSAS

Para reducir el número de incendios forestales es necesario conocer las causas para, posteriorm­ente, poder actuar sobre ellas. Una de las líneas estratégic­as principale­s de los agentes rurales es la investigac­ión de las causas de incendios forestales y, por este motivo, se han adquirido nuevas herramient­as como son cámaras térmicas, detectores de metales y de ionización, se ha hecho formación especifica por los incendios causados por rayos y prácticas con fuego real para el estudio del comportami­ento de éste, y un curso de actuación inmediata en caso de incendios forestales. Cabe destacar que más de una cuarta parte de los incendios son intenciona­dos, por lo que cobra importanci­a la utilizació­n de perros adiestrado­s en la detección de sustancias acelerante­s, que resultan muy eficaces para su identifica­ción. Se valora la creción de un grupo especial canino específica­mente adiestrado en esta materia.

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