La Vanguardia (1ª edición)

“Sólo en la incertidum­bre existe la posibilida­d de lo inesperado”

Nací en el sur de Sajonia y vivo entre Berlín y Nueva York, donde llevo 17 años. Estoy casada y tengo dos hijos. Vivimos tiempo de incertidum­bre. Me preocupa el auge del populismo: las ideas por las que luché en mi juventud se están viniendo abajo. Tengo

- IMA SANCHÍS

APorque nadie le la gusta espera esperar... es un estado en aliento el que para el tiempo recordarno­s contiene el la muerte.

Podemos engañarnos Carpe repitiéndo­lo: diem. vive el momento, pero en realidad se trata de memento mori (recuerda que vas a morir), y nada como la espera nos lo recuerda.

¿Los lapsos de tiempo? Sí, ese tiempo entre cosas, entre hechos, ese tiempo indefinido de espera que tanto nos aterra: Queremos que desaparezc­a.

Pues esos entretiemp­os abundan. Cierto, la vida está hecha de continuas esperas inevitable­s, esperamos al otro, esperamos en el andén o en el atasco...

Esperamos una llamada... Esperamos un diagnóstic­o, esperamos que cese el dolor, que llegue el fin de semana, que el sueño, esa pausa misteriosa, nos venza...

Esperar, ¿es algo más que un desperdici­o de tiempo? Esa concepción del tiempo como desperdici­o es el mal de nuestro tiempo, y nos ha llevado a la abundancia de la falta de tiempo. La modernidad es un proceso de acortamien­to de los tiempos de espera, eso busca la técnica: eliminar los intervalos entre tiempos y espacios.

No puede haber hueco. Vivimos bajo la divisa de “el tiempo es oro”, que engendra la paradoja de que con cada ahorro de tiempo crece la falta de tiempo.

Las distancias se han reducido y la comunicaci­ón es inmediata. Y al mismo tiempo crece la fila de los que esperan y los tiempos muertos. El “espere, por favor” es con diferencia lo que más oímos, y eleva la paciencia a virtud principal en nuestra sociedad de servicios.

¿Qué nos provoca la mansa espera? Nos hace más impaciente­s todavía de lo que somos por naturaleza. No queremos esperar, porque la espera es una experienci­a existencia­l muy angustiosa.

Nace con nosotros. Sí, nacemos dependient­es, esperamos que nos cuiden, nos alimenten, nos consuelen...

¿Hay esperas agradables? Yo quiero descargar la espera de angustia, entender esos tiempos como regalados. Pero la promesa del paraíso nos impulsa a querer tenerlo todo, ya.

¿Estar en la cola del súper es un regalo?

Esa es la idea. Antes se entretenía la espera fumando, los consciente­s ahora tiempos tenemos de de espera, que el continuame­nte móvil. la vida Pero se nos si no llenamos llena somos de ¿Qué tonterías. ocurre? Ocurre lo contrario de lo que pensamos. Creemos realidad huyendo que estamos de ganando esos lapsos tiempo, lo estamos pero en perdiendo. que nos atienden Ocurre por lo teléfono, mismo con para las despachar máquinas billetes tiempo o para y consiguen pagar la compra, lo contrario. pretenden ganar

Sí, Son maquinas un obstáculo. creadoras de momentos frustrante­s, Kafka, como esa espera la burocracia en la que que el otro tan tiene bien el retrató poder sobre reconverti­r el que espera. en momentos Pero hay lapsos luminosos. que podemos

Dele ¿A otro usted nombre: le gustan me los encantan lapsos? las transicion­es, cosas los aún intermedio­s, son inciertas. ese Adoro intervalo la hora en el azul que que las promete la cercanía de la noche.

¿Conoce Solo cuando a alguien vamos que a se por halla ella... aburrido de las puestas de sol?

Tampoco conozco a nadie que se divierta en una sala de espera. Porque no sabemos saborear los intervalos. El que sabe esperar, sabe lo que significa vivir en el condiciona­l.

Entonces, ¿pretende que saboreemos lo gratifican­te de la espera? Sí, porque nos da profundida­d. El aburrimien­to es el primer peldaño de la creativida­d, lo necesitamo­s. cada vez observamos menos.

Observar es dejarse sorprender. Hay una riqueza en el estar, ahí habitan la intuición, la inspiració­n, el instinto. Pero vivimos absorbidos en la tecnología y perdemos vida. No hay nada más deprimente que ver a un par de amigos o una pareja en un bar cada uno inmerso en su móvil.

En la vida hay muchos tipos de espera. Sí, y esos tipos de espera no solo componen nuestra vida sino que también la definen.

¿Y cuál es para usted la mejor manera de vivirlos? Sin intentar llenarlos con nada. Aceptando que nuestra vida es a la vez presencia y espera. Abrazando la incertidum­bre.

De eso va el juego. Lo bonito es que solo en ese momento de incerteza existe la posibilida­d de que se produzca lo inesperado.

Puede ser bueno o malo... Cada uno de nosotros somos los custodios de nuestro propio abatimient­o o serenidad.

¿Es la única elección? La vida tocada por la muerte es la conciencia del tiempo. Hay quién la considera insoportab­le y busca refugio contra el tiempo y la espera, en el sexo, en el trabajo, en la droga, en el arrebato místico..., y hay quién busca la serenidad en el propio transcurri­r.

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ANA JIMÉNEZ
 ?? VÍCTOR-M. AMELA
IMA SANCHÍS
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VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET

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