“Sólo en la incertidumbre existe la posibilidad de lo inesperado”
Nací en el sur de Sajonia y vivo entre Berlín y Nueva York, donde llevo 17 años. Estoy casada y tengo dos hijos. Vivimos tiempo de incertidumbre. Me preocupa el auge del populismo: las ideas por las que luché en mi juventud se están viniendo abajo. Tengo
APorque nadie le la gusta espera esperar... es un estado en aliento el que para el tiempo recordarnos contiene el la muerte.
Podemos engañarnos Carpe repitiéndolo: diem. vive el momento, pero en realidad se trata de memento mori (recuerda que vas a morir), y nada como la espera nos lo recuerda.
¿Los lapsos de tiempo? Sí, ese tiempo entre cosas, entre hechos, ese tiempo indefinido de espera que tanto nos aterra: Queremos que desaparezca.
Pues esos entretiempos abundan. Cierto, la vida está hecha de continuas esperas inevitables, esperamos al otro, esperamos en el andén o en el atasco...
Esperamos una llamada... Esperamos un diagnóstico, esperamos que cese el dolor, que llegue el fin de semana, que el sueño, esa pausa misteriosa, nos venza...
Esperar, ¿es algo más que un desperdicio de tiempo? Esa concepción del tiempo como desperdicio es el mal de nuestro tiempo, y nos ha llevado a la abundancia de la falta de tiempo. La modernidad es un proceso de acortamiento de los tiempos de espera, eso busca la técnica: eliminar los intervalos entre tiempos y espacios.
No puede haber hueco. Vivimos bajo la divisa de “el tiempo es oro”, que engendra la paradoja de que con cada ahorro de tiempo crece la falta de tiempo.
Las distancias se han reducido y la comunicación es inmediata. Y al mismo tiempo crece la fila de los que esperan y los tiempos muertos. El “espere, por favor” es con diferencia lo que más oímos, y eleva la paciencia a virtud principal en nuestra sociedad de servicios.
¿Qué nos provoca la mansa espera? Nos hace más impacientes todavía de lo que somos por naturaleza. No queremos esperar, porque la espera es una experiencia existencial muy angustiosa.
Nace con nosotros. Sí, nacemos dependientes, esperamos que nos cuiden, nos alimenten, nos consuelen...
¿Hay esperas agradables? Yo quiero descargar la espera de angustia, entender esos tiempos como regalados. Pero la promesa del paraíso nos impulsa a querer tenerlo todo, ya.
¿Estar en la cola del súper es un regalo?
Esa es la idea. Antes se entretenía la espera fumando, los conscientes ahora tiempos tenemos de de espera, que el continuamente móvil. la vida Pero se nos si no llenamos llena somos de ¿Qué tonterías. ocurre? Ocurre lo contrario de lo que pensamos. Creemos realidad huyendo que estamos de ganando esos lapsos tiempo, lo estamos pero en perdiendo. que nos atienden Ocurre por lo teléfono, mismo con para las despachar máquinas billetes tiempo o para y consiguen pagar la compra, lo contrario. pretenden ganar
Sí, Son maquinas un obstáculo. creadoras de momentos frustrantes, Kafka, como esa espera la burocracia en la que que el otro tan tiene bien el retrató poder sobre reconvertir el que espera. en momentos Pero hay lapsos luminosos. que podemos
Dele ¿A otro usted nombre: le gustan me los encantan lapsos? las transiciones, cosas los aún intermedios, son inciertas. ese Adoro intervalo la hora en el azul que que las promete la cercanía de la noche.
¿Conoce Solo cuando a alguien vamos que a se por halla ella... aburrido de las puestas de sol?
Tampoco conozco a nadie que se divierta en una sala de espera. Porque no sabemos saborear los intervalos. El que sabe esperar, sabe lo que significa vivir en el condicional.
Entonces, ¿pretende que saboreemos lo gratificante de la espera? Sí, porque nos da profundidad. El aburrimiento es el primer peldaño de la creatividad, lo necesitamos. cada vez observamos menos.
Observar es dejarse sorprender. Hay una riqueza en el estar, ahí habitan la intuición, la inspiración, el instinto. Pero vivimos absorbidos en la tecnología y perdemos vida. No hay nada más deprimente que ver a un par de amigos o una pareja en un bar cada uno inmerso en su móvil.
En la vida hay muchos tipos de espera. Sí, y esos tipos de espera no solo componen nuestra vida sino que también la definen.
¿Y cuál es para usted la mejor manera de vivirlos? Sin intentar llenarlos con nada. Aceptando que nuestra vida es a la vez presencia y espera. Abrazando la incertidumbre.
De eso va el juego. Lo bonito es que solo en ese momento de incerteza existe la posibilidad de que se produzca lo inesperado.
Puede ser bueno o malo... Cada uno de nosotros somos los custodios de nuestro propio abatimiento o serenidad.
¿Es la única elección? La vida tocada por la muerte es la conciencia del tiempo. Hay quién la considera insoportable y busca refugio contra el tiempo y la espera, en el sexo, en el trabajo, en la droga, en el arrebato místico..., y hay quién busca la serenidad en el propio transcurrir.