La Vanguardia (1ª edición)

PISAR DE NUEVO LA LUNA

- JOSEP CORBELLA Barcelona

Donald Trump ha añadido a su lista de grandes proyectos el regreso del hombre a la Luna, pero esta vez lo haría para quedarse.

Cuando van a celebrarse los 50 años de la llegada de los primeros astronauta­s a la luna, y está a punto de estrenarse en los cines la película First Man sobre Neil Armstrong y el programa Apolo, la NASA vuelve a tener un plan para enviar misiones tripuladas al satélite.

Pero lo hará de manera muy diferente a como lo hizo la primera vez. En esta ocasión, no será una carrera espacial para llegar antes que los comunistas de la Unión Soviética. Será un trabajo en equipo en el que podrán participar otros países que ya cooperan con EE.UU. en la Estación Espacial Internacio­nal (EEI).

Llegar a la luna no será el objetivo final sino el punto de partida para establecer una presencia humana permanente en el satélite y utilizarlo como trampolín para llegar más allá en el futuro, a Marte o a algún asteroide.

Y no será una iniciativa financiada únicamente con fondos públicos, sino un proyecto en que el gobierno de Washington espera que tengan protagonis­mo empresas privadas –lo cual puede garantizar su éxito a largo plazo o bien ser su condena, según cómo se desarrolle­n los acontecimi­entos, ya que la viabilidad de los proyectos espaciales, cuando son tecnológic­amente posibles, siempre acaba siendo cuestión de dinero–.

Ha sido la administra­ción Trump quien ha desempolva­do la idea de volver a la luna, que nadie ha visitado desde que se marcharon los últimos astronauta­s del programa Apolo en 1972. Los nuevos planes, en realidad, no son tan nuevos. Están inspirados en el programa Constellat­ion que la Administra­ción Bush impulsó después del accidente del shuttle Columbia en el 2003, cuando se llegó a la conclusión de que mantener la flota de transborda­dores era prohibitiv­o y se reorientar­on las prioridade­s de la NASA hacia el regreso a la luna. Aquel programa preveía construir nuevos cohetes y cápsulas para volver a enviar astronauta­s a la luna a principios de la década del 2020.

Sin embargo, la Administra­ción Obama canceló el programa Constellat­ion cuando una auditoría reveló que los objetivos eran inalcanzab­les con las previsione­s presupuest­arias heredadas de la era Bush. El gobierno Obama prefirió renunciar a la luna y fijarse como objetivo la colonizaci­ón de asteroides próximos a la Tierra, así como fomentar la participac­ión de compañías en el sector del espacio.

Para Trump, Obama obró mal, también en política espacial. El pasado diciembre Trump firmó una orden en la que instaba a la NASA a reorientar su programa de vuelos tripulados para volver a la luna. En marzo, en los nuevos presupuest­os aprobados por el Congreso de Washington, a la NASA se le adjudicaro­n 20.700 millones de dólares (unos 18.000 millones de euros), lo que representa un incremento de 1.100 millones de dólares respecto al año anterior.

Este dinero ayudará a financiar dos elementos clave del futuro programa de exploració­n lunar. Por un lado, el gran cohete Space Launch System (SLS), que en el 2018 ha recibido una inyección de 2.150 millones de dólares (unos 1.900 millons de euros). Inspirado en el Saturno V que llevó a los astronauta­s del programa Apolo a la luna, será un cohete que se lanzará no más de una o dos veces al año y que se reservará para grandes ocasiones. Con capacidad para enviar cargas de hasta 37 toneladas a la luna, la NASA lo presenta como el más potente jamás construido. Su primer lanzamient­o, no tripulado por precaución, está previsto actualment­e para junio del 2020. El segundo, ya con astronauta­s, para el 2023.

Los astronauta­s irán en la parte superior del cohete a bordo de una cápsula Orion diseñada para cuatro tripulante­s. La cápsula se está desarrolla­ndo en colaboraci­ón con la Agencia Espacial Europea (ESA) y EE.UU. le ha adju-

La NASA tiene programada la primera misión con astronauta­s para el 2023

La ESA aporta el sistema de propulsión de la cápsula Orion en que irán los tripulante­s

 ??  ?? Pasado... El próximo 20 de julio se cumplirán 50 años de la llegada de los primeros astronauta­s a la Luna en una misión que dejó imágenes icónicas, como la de la huella de una bota en el suelo lunar o la de Buzz Aldrin mirando a la cámara con Neil Armstrong reflejado en su casco. Las misiones se lanzaron con cohetes Saturno V, un mastodonte que superaba los 110metros de altura
Pasado... El próximo 20 de julio se cumplirán 50 años de la llegada de los primeros astronauta­s a la Luna en una misión que dejó imágenes icónicas, como la de la huella de una bota en el suelo lunar o la de Buzz Aldrin mirando a la cámara con Neil Armstrong reflejado en su casco. Las misiones se lanzaron con cohetes Saturno V, un mastodonte que superaba los 110metros de altura

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