La Vanguardia (1ª edición)

Messi ‘forever’

- John Carlin

Que nos bombardeen con noticias falsas y babosadas varias en el frívolo terreno de la política, bueno, vale. OK. Como quieran. Pero que lo hagan con el fútbol, asunto de máxima seriedad planetaria… por favor, que se dejen de joder.

Leo Messi puso aún más en evidencia esta semana, si cabía, lo insultante y absurda que fue la reciente ceremonia de la FIFA en la que se le excluyó de la lista de los tres mejores jugadores del mundo. The Best, el mejor, es el croata Luka Modric, según el organismo que pretende ser las Naciones Unidas del fútbol. Modric seguido por Cristiano Ronaldo y el egipcio Mohamed Salah.

Aceptar esto como un fiel reflejo de la realidad es como aceptar que Donald Trump no sólo acierta cuando declara que es el mejor presidente de la historia de Estados Unidos, sino sumarse a aquellos que opinan que se merece el premio Nobel de la Paz.

Messi hizo un gran partido el miércoles contra el Tottenham, antiguo y venerable club londinense. Pero tampoco fue nada fuera de lo normal. Metió un par de goles, creó dos más, mandó la pelota al poste dos veces tras regatearse a medio equipo rival: un día más en la oficina. Sin embargo, la prensa mundial, pero especialme­nte la inglesa, se volvió loca. Como si lo acabasen de descubrir, o se hubiesen olvidado que ahí estaba, 15 años después de su debut.

En los días anteriores al partido algunos periodista­s deportivos ingleses propusiero­n que Eden Hazard, el belga del Chelsea, había superado a Messi en calidad. Otros citaron con toda seriedad al delantero del Tottenham, Harry Kane, diciendo que pensaba superar la marca de goles del argentino. Messi ha metido 562 goles para el Barcelona; Kane, 146 para su club.

Después del partido del miércoles, estas y varias más tonterías pasaron rápidament­e al olvido. “La verdad es que Messi no tiene rival”, reconoció The Daily Telegraph. “Messi está tan por encima de todos los demás”, admitió The Guardian. Gary Lineker, exgoleador inglés y hoy presentado­r de fútbol para la BBC, tuiteó: “¿Hay alguien que sinceramen­te cree que ha habido jamás un futbolista mejor que Messi? Por favor…”.

Lineker, para ser justos, es de los que nunca ha dudado que Messi es el número uno. The Times, citando su tuit, dijo: “Lineker tiene razón. Hasta en la sala de prensa anoche hubo una sensación de asombro al ver cómo, en un deporte que millones juegan, Messi es tan mejor que todos los demás”.

Qué alivio. Parece que por fin aquellos a los que más les interesa mantener la ficción de que existe un debate sobre cuál de los dos es mejor, Messi o Cristiano Ronaldo, han alzado la bandera blanca. Es que no sólo no es un debate, no es un tema de conversaci­ón. Hay tres categorías de gente a las que se les puede perdonar que piensen lo contrario: los compatriot­as portuguese­s de Cristiano, los hinchas más devotos del Real Madrid (o los de su nuevo equipo, el Juventus); o aquellos que entienden muy poco de fútbol. Pero es escandalos­o que no lo vean, o que no lo quieran ver, o directamen­te que mientan aquellos que viven de opinar sobre el fútbol en los medios.

La diferencia entre los dos no es difícil de detectar: Messi toca el violín, el piano y todos los demás instrument­os con igual virtuosism­o; Cristiano sólo toca la trompeta. Cristiano hace goles; Messi se los inventa. Como decía el filósofo alemán Arthur Schopenhau­er, “el talento golpea un objetivo que nadie más puede golpear; el genio golpea un objetivo que nadie más puede ver”.

En lo único que acertó la farsa fifera del otro día fue en colocar a Cristiano en el segundo puesto, donde ha merecido estar siempre desde que apareció Messi en escena. Pero no por detrás de Modric, por Dios. (Modric es un muy buen centrocamp­ista, y además buen tipo, pero ya está.) Con razón que ni Messi ni Cristiano honraran la farsa con su presencia, cosa que al presidente de la FIFA no le hizo ninguna gracia. Gianni Infantino se declaró enfadadísi­mo y dijo que el año que viene se les obligaría por ley a asistir. Infantino podría empezar por aplicar la ley contra todos aquellos miembros del comité ejecutivo de su organizaci­ón que votaron a favor de la candidatur­a de Qatar para el Mundial 2022. O sea, imputarlos por –entre otras cosas– falta de respeto a media humanidad. Preferible­mente a la española, con prisión preventiva incluida.

Mientras tanto, si Infantino quiere que su organizaci­ón sume el hacer el ridículo a su congénita mafiosidad, allá él. Pero que no lance amenazas contra dos jugadores que han hecho diez mil veces más para dignificar el deporte que su podrida FIFA. Especialme­nte contra Messi, que si no acudió a la gala fue no por un berrinche sino porque segurament­e intuía que su presencia podría resultar embarazosa para Modric –que no es tonto– o quizá porque tenía mejores planes esa noche con su mujer y sus hijos.

Cuando uno habla de la FIFA es imposible no pensar en dinero. Pensemos en Messi y el dinero. Dicen por ahí que los sueldos en el fútbol son demasiado altos. Que comparado con lo que ganan los médicos y las enfermeras, etcétera… En muchos casos será verdad. Uno piensa, por ejemplo, en José Mourinho, el entrenador del Manchester United, club grande que juega como equipo chiquito, y debe reconocer que algo raro hay en pagarle 17 millones de euros al año, 1,4 millones de euros al mes, 46 mil euros al día. Pero que Messi gane el doble, o el triple, que Mourinho no parece tan descabella­do. Ni que lo gane comparado con cualquiera en cualquier trabajo. Por la sencilla razón de que Messi da más alegría a más gente con más frecuencia que ningún otro ser humano vivo. Y eso no tiene precio.

Finalmente, uno de la manada de periodista­s ingleses que se rindió a Messi esta semana se lamentó de que quizá jamás volvería a jugar en Londres. Se trataba de Martin Samuel, veteranísi­mo, respetado y por lo demás muy respetable cronista del Daily Mail. “Messi tendrá 32 años cuando empiece la temporada que viene. ¿Cuánto tiempo más puede durar?”, preguntó Samuel.

Siguen sin entender nada, los inventores. Escuchen: pretenden postularse para celebrar el Mundial del 2030, ¿no? Infantino y los suyos quizá prefieran que se haga en Groenlandi­a, en diciembre. De acuerdo. Pero en el caso de que la candidatur­a inglesa gane, Messi ahí estará. Sólo tendrá 43 años. Los genios no envejecen. Los genios son forever.

Hay tres categorías de gente a las que se les puede perdonar que digan que Ronaldo es mejor que Messi: los portuguese­s, los hinchas más devotos del Madrid o la Juve o aquellos que entienden poco de fútbol

Que Messi gane el doble, o el triple, que Mourinho no es tan descabella­do; ni que lo gane comparado con cualquiera: da más alegría a más gente con más frecuencia que ningún otro ser humano

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ORIOL MALET
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