La boda de Fernando FitzJames Stuart y Sofía Palazuelo
Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo se casan en el jardín del palacio de Liria
Sin padre y sin tiara. Sofía Palazuelo se convirtió ayer en la futura duquesa de Alba tras su boda con el heredero del título, Fernando Fitz-James Stuart Solis, duque de Huéscar, que tuvo lugar en los jardines de palacio de Liria. La novia llegó al altar con su hermano Fernando, una vez descartada la presencia del padre, Fernando Palazuelo, que vive en Perú con su segunda familia y que no estaba invitado. Una boda más burguesa que aristocrática que tuvo como nota regia la ausencia del padre de la novia tal como ocurrió en el enlace del príncipe Enrique con Meghan Markle.
Después de la boda de los príncipes de Asturias, la del heredero de la casa de Alba ha sido la de mayor rango que ha celebrado en España, pero acorde con los nuevos tiempos, sólo el escenario, un palacio con extensos jardines enclavado en el centro de Madrid, ha recordado que los Alba es la familia aristocrática que atesora el mayor número de títulos y el mayor patrimonio histórico. La novia dio la nota al rechazar lucir una tiara, como han hecho las anteriores novias de la casa. Su deseo era, al parecer, casarse en una iglesia de Madrid pero su suegro, el actual duque de Alba, prefirió organizar la boda en los jardines de su propia residencia, descartando incluso la capilla de palacio decorada con murales pintados por Josep Maria Sert. Sofía Palazuelo consideró que los jardines no tenían el empaque suficiente para justificar la joya y optó por un tocado de plumas alrededor de un moño bajo. El
vestido, diseño de su tía Teresa Palazuelo, era de estilo monacal, con escote en pico, manga corta y el único adorno de una larga capa desmontable que hacía de cola y que la novia se quitó tras la ceremonia. El novio, siguiendo la tradición de la casa de Alba, lució el uniforme de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y llegó al altar acompañado por su madre, Matilde Solís, que lucía un vestido azul largo de Lorenzo Caprile y la mantilla negra y peineta propia de las madrinas. La madre del novio (divorciada del duque de Alba, con quien se casó en 1998, desde hace 18 años), sufrió severas depresiones que la llevaron durante años a ser tratada por el psiquiatra sevillano Javier Criado a quien, junto a otras pacientes, denunció por abusos sexuales.
La boda de los duques de Huéscar (el 28 años, ella, 26) volvió a reunir a todos los hijos y nietos de la duquesa de Alba y también a estos con su viudo, Alfonso Diez, que estuvo invitado en el enlace, al igual que Alicia Koplowitz, la amiga más especial del actual duque de Alba. La reina Sofía encabezó la larga lista de invitados entre los que también estaba Jaime de Marichalar; Simeón y Margarita de Bulgaria; Esperanza Aguirre, Carmen Posadas, los marqueses de Griñón; los duques de Alburquerque; el presidente del Senado, Pío García Escudero; los exministros José Manuel García-Margallo e Íñigo Méndez de Vigo. En los mismos jardines, tras la ceremonia religiosa, se sirvió el cóctel y luego, en diferentes mesas cubiertas por pérgolas, un menú compuesto por ensalada de langostinos y bogavante con verduritas; pularda al Armañac y pastel árabe, regado todo con un blanco Albariño, un tinto Rioja y champán.
La reina Sofía acude al enlace de los duques de Huéscar al que no fue invitado el padre de la contrayente