La NASA prevé empezar a construir una estación espacial en órbita alrededor del satélite en el 2022
dicado 1.350 millones de dólares en el presupuesto federal del 2018. Mientras EE.UU. se encargará del módulo habitable de la cápsula, que se reutilizará en misiones sucesivas, Europa aportará el llamado módulo de servicio, que incluirá los sistemas de propulsión y que será de un solo uso.
El primer viaje de Orion a la luna está programado para el 2020, coincidiendo con el primer lanzamiento del cohete SLS. Consisitirá en una misión de tres semanas en que la cápsula se situará en órbita alrededor del satélite y después regresará a la Tierra con un amerizaje en el Pacífico frente a la costa de California.
Dos años después, en el 2022, está previsto que se inicie la construcción de la primera estación espacial situada en órbita alrededor de la luna. Llamada Gateway (entrada, en inglés), la NASA espera utilizarla como vía de acceso de los astronautas a la superficie lunar a finales de la próxima década, y posiblemente como punto de partida de misiones a Marte más adelante.
Será una estación pequeña, con 55 metros cúbicos (m3) de espacio habitable (o una sexta parte de los 388 m3 de la EEI actual) y con capacidad para cuatro astronautas (frente a los seis de la EEI). Tendrá una órbita elíptica muy alargada, que la acercará a 1.500 kilómetros de la luna en el punto más próximo y la alejará a 70.000 kilómetros en el más lejano –o aproximadamente una quinta parte de la distancia de la Tierra a la luna-.
Según las previsiones de la NASA, la estación Gateway puede estar lista para recibir a sus primeros astronautas a mediados de la próxima década. Pero, a diferencia de la EEI, la estación lunar no estará siempre habitada ya que sería demasiado caro enviar astronautas allí con frecuencia con cohetes SLS. Cuando esté deshabitada, se aprovechará la instalación para obtener datos y realizar experimentos de manera automatizada.
A más largo plazo, aunque aún sin presupuesto ni calendario, la NASA y la ESA han adelantado la idea de construir una base en la superficie lunar en la que los astronautas podrían permanecer durante semanas o meses. Según el plan propuesto hace dos años por Jan Wörner, director general de la ESA, el Moon Village (o Aldea Lunar) sería un punto de encuentro y colaboración entre los países interesados en la exploración lunar, así como entre agencias espaciales y compañías privadas.
Así, podrían participar en una futura base lunar los países que ya colaboran actualmente en la EEI –EE.UU., Rusia, Japón, Canadá y los miembros de la ESA–. Podrían sumarse también India (que el próximo 3 de enero tiene previsto lanzar un todoterreno a la luna) e Israel (con quien la NASA ha firmado esta semana un acuerdo para colaborar en la luna). Y podrían entrar incluso empresas interesadas en la explotación comercial de la luna como Space X (que el 17 de septiembre anunció que enviará el primer turista a la luna en el 2023, aunque es una compañía que suele incumplir los calendarios que anuncia). Más difícil será que China se integre en un programa internacional de exploración lunar después de que EE.UU. no facilitara su participación en la EEI y el gobierno de Pekín decidiera desarrollar por su cuenta su programa espacial, que también incluye misiones a la luna.
Para que todos estos planes se hagan realidad, va a hacer falta más dinero. Los fondos llegarán en parte de los que ahora se destinan a la estación espacial. La administración Trump ha anunciado que EE.UU. dejará de financiar la EEI a partir del 2025 después de que la Administración Obama se comprometiera a mantener su participación hasta el 2024. Si esta decisión se mantiene, los socios de la EEI decidirán previsiblemente cerrar la instalación y hundirla en el Pacífico en la segunda mitad de la próxima década.
Pero la principal incógnita en torno al nuevo plan de la NASA para volver a la luna es la coherencia de la política espacial de EE.UU. El plan es técnicamente factible. Las tecnologías para construir una estación espacial alrededor de la luna, una cápsula para transportar astronautas y un cohete lo bastante potente para llegar hasta allí están desarrolladas. Las tecnologías para empezar a construir una base habitable en la luna, pese a que falta mejorarlas, también. Sin embargo, después de que la Administración Bush corrigiera las prioridades de la era Clinton, Obama corrigiera las de Bush y Trump haya corregido las de Obama, nada garantiza que el próximo presidente vaya a mantener los nuevos planes de exploración lunar.