Explosivos dirigidos a Clinton y Obama.
El presidente Trump pide unión y dice que “la violencia política no tiene cabida”
La policía investiga la procedencia de varios artefactos explosivos enviados a la sede de la CNN en Nueva York (foto) y a las residencias de Hillary Clinton y de Barack Obama.
Oleada de paquetes bomba en Estados Unidos. Al menos seis, en vísperas de unas elecciones legislativas marcadas por la retórica sobrecalentada de un presidente que insulta a sus rivales en sus actos públicos o en sus tuits.
Además de características físicas similares, estos artefactos tienen en común que fueron enviados a críticos de Donald Trump a los que él ha estigmatizado. Empezó con el multimillonario y filántropo Georges Soros y continúo ayer con Barack y Michelle Obama, Bill y Hillary Clinton, John Brennan, Eric Holder y Maxine Waters.
No hubo que lamentar heridos. Fueron interceptados antes de alcanzar sus objetivos. Pero resultaron certeros al poner en la diana a las más altas figuras demócratas y, por lo general, pasto de las teorías conspirativas ultraconservadoras, algunas bien amplificadas por Trump.
La investigación se centra, dada la similitud de los artefactos –bombas de tubo o caseras, hechas con materiales fáciles de comprar–, en un solo autor o con la ayuda de algún asociado.
Los agentes no dudan de que la motivación política partidista tiene un papel esencial.
La Casa Blanca emitió un comunicado. “Estos actos terroristas son despreciables y cualquiera que sea su autor recibirá todo el peso de la ley”. Al presidente Trump le costó reaccionar. De entrada se limitó a retuitear un mensaje de condena del vicepresidente Mike Pence.
Más tarde, en un acto en la sede del Gobierno, Trump aseguró que “estamos extremadamente furiosos con lo que ha pasado” y que “la seguridad de los americanos es mi máxima prioridad”. Insistió en que su Ejecutivo dedicará todas las energías en este asunto, sin escatimar recursos.
“En esta época –prosiguió– hemos de estar unidos, ir todos a una. Los actos y las amenazas de violencia política no tienen cabida en Estados Unidos”. Hubo una gran ovación de los allí reunidos y consternación entre opositores o simples analistas y expertos.
Tras el descubrimiento de la correspondencia de Soros, los servicios secretos desactivaron, entre ayer y la noche del martes, los envíos con explosivos destinados a la residencia de los Obama en Washington, así como a la casa de los Clinton en Chappaqua, en el estado de Nueva York.
En realidad, los artefactos ni siquiera estuvieron cerca de su meta por cuanto pasan revisión en centros especializados.
Otro señalado fue John Brennan, exdirector de la CIA y bestia negra para Trump. Se lo remitieron a la sede neoyorquina de la CNN, donde colabora. Esto provocó la alarma y el desalojo del edificio Time Warner y otros contiguos o enfrente, en la calle 58, de la Octava a la Novena avenidas en Manhattan, en la transitada zona de Columbus Circle, gran centro comercial y parada de múltiples líneas de metro.
Luego se informó que otro paquete tenía como elegido a Eric Holder, fiscal general con Obama y fijación de los conspirativos de la ultraderecha. Su paquete apareció en Florida. Aunque lo enviaron a Washington, la dirección era incorrecta y regresó a Florida. Esta es otra característica común. Todos llevan la dirección de retorno del cuartel en Siena de la congresista demócrata Debbie Wasserman Schultz. Esas oficinas
John Brennan (ex-CIA), Eric Holder (ex fiscal general), la congresista Maxine Waters o la CNN, otros objetivos
también sufrieron el desalojo.
El último paquete del que se tiene constancia se detectó en Maryland, en el centro de procesamiento de la correspondencia para los congresistas. Iba destinado a la legisladora Maxine Waters, otra de las que se encara con Trump, quien la desprecia.
“Esta es una época de profunda división. Debemos hacer lo posible para ir juntos, pero para eso hemos de elegir los candidatos adecuados”, dijo Hillary Clinton.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, sostuvo que “este es un tiempo doloroso, la gente siente el odio en el aire y un hecho como este exacerba ese sentimiento”.
El presidente Trump tenía anoche un acto público en Wiscosin, un examen a su voluntad de que el país vaya unido.