Trump señala por primera vez al príncipe saudí por el asesinato de Khashoggi
“Nos compran un montón de cosas, son millones de empleos..., así que quiero creerle”
“Quiero creerle, quiero creerle”, aseguró ayer el presidente norteamericano en una entrevista a The Wall Street Journal, en referencia a las versiones del príncipe heredero de Arabia Saudí sobre el asesinato del periodista Jamal Khashoggi. El príncipe Mohamed bin Salman “gestiona las cosas allí cada vez más, está al mando y si tuviera que ser alguien, sería él”, admitió Trump por primera vez.
“Quiero creerle, quiero creerle”, insistió ayer el presidente estadounidense Donald Trump al ser preguntado por los rotundos desmentidos que el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, le ha dado cuando le ha interrogado sobre el brutal asesinato del disidente Jamal Khashoggi. Quiere creerle cuando dice que no sabía nada de la operación antes de que se llevara a cabo, cuando le asegura que se inició “a un nivel más bajo”... Pero al final de una entrevista con The Wall Street
Journal, después de muchos circunloquios para evitar señalar a las autoridades saudíes, Trump apuntó por primera vez a la posible implicación de Mohamed bin Salman por el hecho de que es el líder de facto del país.
“El príncipe cada vez manda en más cosas allí. Está al mando de cosas y si tuviera que ser alguien, sería él. Es la impresión que me da”, concedió el presidente estadounidense después de descartar que su padre, el rey Salman, estuviera implicado o supiera nada de los planes. “Han sido un muy buen aliado (...), compran un montón de cosas a nuestro país, seguramente supone millones de empleos. Un millón de empleos son muchos empleos... Así que sin duda quiero creerle”, añadió.
¿Por cuánto tiempo podrá Trump creerle? La actitud es más difícil de sostener cada día que pasa. Los servicios de inteligencia estadounidenses están cada vez más convencidos de que Mohamed bin Salman estaba detrás de los planes para asesinar al periodista, autoexiliado en Estados Unidos, donde escribía artículos de opinión para
The Washington Post. El Congreso, por su parte, ha reaccionado con inusual firmeza ante las múltiples señales que indican que las autoridades saudíes estaban al tanto de la operación y plantea suspender la venta de armas a Riad y la cooperación política entre los dos países, lo que ha obligado a la Casa Blanca a modular su defensa del príncipe.
La táctica de Trump para capear el temporal está siendo decir una cosa y a reglón seguido la contraria para intentar satisfacer a unos y a otros. Así, el secretario de Estado Mike Pompeo asegura que sus servicios “no se darán por satisfechos hasta que no quede perfectamente claro qué ocurrió” y ha revocado los visados de 21 personas presuntamente responsables de la muerte de Khashoggi. A la vez, mientras otros países han suspendido los viajes oficiales a Riad, la Casa Blanca ha mantenido el viaje del secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, aunque no asistiera al llamado Davos del desierto.
Mohamed bin Salman aprovechó ayer este foro con inversores, del que buena parte de los invitados internacionales han desertado, para romper su silencio sobre el asesinato de Khashoggi y desmarcarse por completo de lo ocurrido. “El incidente que ocurrió es muy doloroso para todos los saudíes (...), no es justificable” y “al final habrá justicia”, aseguró. “Muchos está intentando usar este doloroso asunto para crear una fractura” con Turquía pero esto “nunca ocurrirá” con sus actuales líderes, añadió el príncipe saudí, que se permitió bromear con que el primer ministro libanés, Saad Hariri, no estaba secuestrado aunque llevara dos días en el país (es lo que se cree que ocurrió el año pasado cuando Hariri viajó a Riad y anunció desde allí su dimisión).
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que ha asegurado que el crimen fue “premeditado”, habló ayer por teléfono con el príncipe sobre la marcha de la investigación, que Riad no ha terminado aún. Las principales pistas sobre lo ocurrido han trascendido a través de filtraciones del Gobierno turco, que ha puesto presión así sobre Riad para que se moviera de su afirmación inicial de que Khashoggi salió con vida del edificio aquel aciago día.
Es lo que parece que quisieron hacer ver al vestir un hombre con la ropa del periodista –probablemente ya muerto a esas alturas– que abandonó el consulado unas horas después, pero la treta no tuvo el efecto previsto. Trump ha calificado de “completo fiasco” la operación para tapar el crimen. “La idea original fue muy mala, lo pusieron en práctica muy mal y el encubrimiento fue el peor en la historia de los encubrimientos”, dijo poniendo gran énfasis en la pésima estética del caso.
También Irán habló ayer por primera vez públicamente del asesinato y lo hizo para acusar a Washington de complicidad: “No creo que sin obtener el apoyo de Estados Unidos un país se atreviera a cometer tal crimen”, aseguró el presidente Hasan Rohani. El anuncio de nuevas sanciones contra Irán, denunció el ministro de Exteriores, Javad Zarif, no es más que un intento de “desviar” la atención sobre el asesinato y la problemática relación entre EE.UU. y Arabia Saudí.
Según el presidente, Bin Salman “está al mando y si tuviera que ser alguien, sería él”
Rohani: “Sin el apoyo de EE.UU. no creo que un país se atreviera a cometer tal crimen”