Lenguas en la escuela
HA suscitado cierta polémica el documento “El modelo lingüístico del sistema educativo de Catalunya” que el martes pasado presentaron el vicepresident Aragonès y el conseller Bargalló. En el contexto de la batalla por la hegemonía en el ámbito independentista entre ERC y los sectores próximos a Puigdemont, las críticas proceden esta vez del nacionalismo. Se dice que este nuevo modelo descafeína la inmersión. Pero lo cierto es que el documento se propone adaptar la inmersión de los años ochenta a la realidad actual, dominada por los siguientes factores: el peso de las grandes lenguas internacionales, especialmente el inglés; la presencia en nuestra sociedad, debido al fenómeno migratorio, de múltiples lenguas; y la influencia de las nuevas tecnologías que con gran facilidad acercan a nuestros niños y adolescentes a las principales lenguas del mundo.
Asumiendo explícita y reiteradamente el catalán como lengua vehicular que favorece la cohesión social y garantiza el efectivo bilingüismo de los niños catalanes, el documento propone, siguiendo recomendaciones europeas, aprovechar la larga experiencia de los claustros escolares y las nuevas realidades lingüísticas, para dar un enfoque “plurilingüe” a la enseñanza, abandonando la compartimentación de la docencia de cada lengua, fomentando las sinergias entre el profesorado y el uso creativo de las TIC, normalizando las lenguas de procedencia de cada alumno, favoreciendo la consciencia lingüística personal y la interacción colectiva, estimulando los trasvases de conocimientos de lenguas y enfatizando usos menos académicos y más vivos del aprendizaje (oralidad).
El objetivo es conseguir no sólo la competencia en las dos lenguas oficiales y el inglés, sino la posibilidad de una segunda extranjera. También propone la incorporación del árabe en determinados contextos escolares y, de la misma manera que se refuerza el catalán en aquellas zonas en las que no es lengua habitual, se recomienda un reforzamiento del castellano en aquellas zonas en las que el uso social de esta lengua es escaso. Todo ello apelando a las circunstancias de cada entorno escolar y enfatizando la singularidad de cada proyecto de centro, de acuerdo con la ley de educación catalana vigente desde el 2009.
Veremos cómo se aplica este documento, que es muy técnico, parece sensato, responde a sugerencias europeas y reacciona a una demanda social: a la necesidad que nuestros jóvenes superen el ciclo básico de formación con el dominio de las dos lenguas oficiales y del inglés, y con un provechoso acercamiento al patrimonio plurilingüe del mundo globalizado.