Carmen Lomana y Antonia Dell’Atte recrudecen su guerra entre fogones
Carmen Lomana y Antonia Dell’Atte airean entre fogones su aversión mutu
Las malas miradas, los desplantes, los comentarios hirientes van in crescendo. Las rencillas entre Carmen Lomana (70) y Antonia Dell’Atte (58) en MasterChef Celebrity, lejos de mitigarse, se acentúan. Puede que el montaje final del programa influya en la sensación de que ambas se profesan un odio cerril, pero lo cierto es que se tienen ojeriza. Lo confirmaron no sin sorna Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nágera –“no las veo montando un catering juntas”–, en los premios de la Academia de Televisión el pasado martes. El propio Boris Izaguirre, que ha tenido que mediar entre ellas, se siente desbordado por las pullas que se lanzan.
Lomana, pese a ser la concursante que más insistió a la productora para entrar en el programa, se toma las pruebas con una calma rayana en el desinterés que exaspera a los jueces. Fue sonada la bronca de Jordi Cruz del pasado domingo: “Aquí las excusas no valen. O cocinas o te vas”. Pero ella sigue, programa tras programa, y se ha revelado como un talismán para las pruebas de equipo, como le recordó a la actriz María Castro.
“Yo no soy de correr ni gritar”, ha explicado Lomana. Antonia Dell’Atte es todo lo contrario: puro nervio, impetuosa y muy mordaz. Ya en la presentación del programa, se despachó a gusto contra Lomana: “Creo que al final la pobre no es tan diva”. La italiana, experta en convertir cualquier arroz en risotto, fue expulsada en la quinta entrega de esta edición. Siete días después la repescaron y volvió entre los “fariseos”, como llama a sus compañeros. La paz para Lomana no duró ni un programa: “No se ven todas las cosas desagradables –apuntaba en sus redes sociales, en referencia a lo que ocurre en el programa–. Me cuesta mucho enfadarme y ella me saca de quicio”.
Por su parte, Dell’Atte considera el concurso “una de las experiencias más traumáticas” de su vida. “No he llorado tanto ni en La máquina de la verdad (en Telecinco en los noventa), ni con mi exmarido (Alessandro Lecquio, al que tam- bién lanzó una pullita a costa de unos huevos en el último programa)”. Incluso amenazó por demandar a sus compañeros por acoso; los responsables del programa tuvieron que llamarla al orden.
Si Lomana derrocha divinidad, glamur y elegancia incluso entre fogones, Dell’Atte, que fue modelo de Armani tres temporadas, no le va a la zaga. Esa disputa soterrada por ver quién es la más glamurosa, unida a los caracteres tan dispares de ambas hacen inevitable el choque.
Además, ambas dominan el medio y sus códigos. La leonesa Carmen Lomana pasó de ser una desconocida para el gran público a fenómeno televisivo tras deslumbrar con su palmito en fiestas mundanas. Dinero no le falta, es hija de banquero y enviudó en 1999 del diseñador industrial chileno Guillermo Capdevila Abatte, quien le dejó mucho dinero y muchas patentes. Cuando decidió lanzarse a la vida social, fue comparada con la elegante Nati Abascal y se convirtió en reclamo publicitario, hasta Burguer King la fichó como imagen de una hamburguesa. Ha presentado dos programas de televisión
(Universo Lomana y Las joyas de la corona), lució tipazo y planchazo en Splash!, concursó en ¡Más que baile! (Dell’Atte lo hizo en Bailando con las estrellas) y no le importó mancharse de barro en Supervivientes, donde se hizo amiga de Isa Pantoja.
Respecto a la modelo, hacía años que Dell’Atte no compartía momentazos en pantalla. Cuando “caro Dado” la dejó por Ana Obregón, se le abrieron las puertas de la fama con
La máquina de la verdad. Aprovechó el estrellato para grabar hasta un disco: He comprado un hombre en el
mercado. Pasado el tirón llegó la calma, hasta que fue recuperada para la tele en la edición VIP de Ven a cenar
conmigo, que ganó junto a Fortu. El cantante de Obús le hizo ojitos igual que en su día a Lomana en Supervivientes.
Cerrada ya la guerra con su ex Lecquio y Ana Obregón, la temperamental diva se emplea a fondo contra su nuevo objetivo: sacar de sus casillas a la impávida Carmen Lomana, y de paso al resto de sus compañeros.
BEGOÑA CORZO
Barcelona