La T-Mobilitat se retrasa dos años más sin explicaciones
El Àrea Metropolitana consigue extender los precios de la primera corona tarifaria a 18 municipios más a partir del 1 de enero del 2019
La entrada en funcionamiento de la T-Mobilitat, la tarjeta de plástico sin contacto que debe sustituir a los billetes de cartón en el transporte público, se vuelve a retrasar por enésima vez. No será una realidad hasta el 2021.
Hace cinco años que se viene anunciando, pero no hay manera. La última previsión hecha pública por la Autoritat del Transport Metropolità (ATM) era la de realizar una prueba piloto antes de finales de este mismo año, pero el conseller de Territori, Damià Calvet, en su primera comparecencia en el Parlament ya estiró el calendario hasta principios del 2019.
Ante la falta de un cronograma fiable que vuelva a ser papel mojado en las hemerotecas, Damià Calvet optó ayer directamente por dejarse de fechas y tirar la pelota adelante, hasta el 2021. “El calendario se ha de atener a la calidad que se quiere obtener”, defendió el conseller sin entrar a precisar los problemas que están causando el retraso.
Los responsables del proyecto descartan así utilizar el escaparate del Mobile World Congress, a finales de febrero, para mostrar lo que en su momento era un avance tecnológico y ahora ya es una urgencia si se quiere estar al nivel del resto de grandes ciudades globales, que han desplegado tarjetas de estas características sin tantos imprevistos en este tiempo.
Para tratar de esconder los problemas que atraviesa la T-Mobilitat, la ATM anunció que el billete digital –cuando sustituya al magnético en el 2021 si no hay más retrasos– incorporará un nuevo cálculo de tarifas fuera del área metropolitana de Barcelona. Se eliminarán entonces las coronas tarifarias tal y como se entienden actualmente y el precio a pagar será el resultado de una tarifa plana en 10 kilómetros a la redonda más un precio a determinar por kilómetro recorrido fuera de ese perímetro. También incorporará bonificaciones por recurrencia todavía por determinar para premiar el uso frecuente del transporte público.
Eso será fuera de Barcelona y su entorno más inmediato. En los 36 municipios que forman parte del Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB) habrá una tarifa plana que hará extensivas las tarifas de Barcelona capital y 17 municipios cercanos a otras 18 poblaciones que forman parte del organismo supramunicipal, pero que se encuentran en la segunda corona tarifaria.
La ampliación de lo que se conoce como “zona 1” debía esperar a la llegada de la T-Mobilitat pero ante el incierto futuro de implantación, el AMB ha movido hilos durante los últimos meses para que sea a partir del 1 de enero del 2019. Así, el año que viene, los vecinos de Sant Cugat, Molins de Rei, Cerdanyola y una quincena de municipios más pagarán la mitad por los billetes de transporte público.
“Ponemos fin a un agravio históse
Si se aprueban los presupuestos generales, las tarifas del transporte público se congelarán
rico”, celebró el vicepresidente de Movilidad del AMB, Antoni Poveda. La T-10 que ahora les cuesta 20,10 euros podrán adquirirla por 10,20 euros, como los vecinos de Barcelona y de ciudades como Castelldefels, que pese a estar más lejos de la capital formaban parte de la primera corona cuando se delimitó en el año 2000. A cambio, los vecinos de los 18 municipios que tendrán mejoras en el transporte pú- blico deberán empezar a pagar el tributo metropolitano –que tiene un coste de unos 30 euros anuales por vivienda de media– como hacen los propietarios de inmuebles de la primera corona.
Lo que aún es una incógnita es si todos esos usuarios de transporte público pagarán 10,20 euros por una tarjeta de diez viajes o algo más. La teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Janet Sanz, mostró por la labor de congelar los precios. De hecho, el acuerdo de presupuestos generales del Estado entre el PSOE y Podemos incluye un incremento de la partida que la Administración General del Estado destina a financiar el transporte público de Barcelona, pero para ello será necesario el apoyo de los diputados independentistas en el Congreso. Con el socialista Poveda a un lado y la común Sanz al otro, el conseller del PDECat remarcó ayer su voluntad de congelar tarifas pero dejó claro que el apoyo a los presupuestos depende de otras cosas.