La indigestión de Nostrum
La compañía, cotizada en el MAB, presenta preconcurso y tiene tres meses para renegociar su deuda de 10 millones
ANostrum se le ha indigestado el crecimiento. Quirze Salomó tuvo la visión de convertir la compañía en la primera marca de comida rápida europea, un McDonalds de comida casera. Pero el camino ha resultado tortuoso y la compañía –que tiene una deuda de 10 millones, en el 2017 facturó 15,28 millones y duplicó pérdidas a 3,46 millones– se ha visto abocada al preconcurso de acreedores.
El lunes, la junta de accionistas de Home Meal, sociedad propietaria de Nostrum, cotizada en el Mercado Alternativo Bursátil, aprobó el acuerdo de refinanciación –con un pool bancario y con los tenedores de pagarés a un año cotizados en Luxemburgo–, alcanzado tras seis meses de negociaciones. El martes había que ir al notario a firmar, pero de los nueve bancos, uno –Ibercaja– cambió de opinión y se descolgó del acuerdo. Con las cuentas retenidas, la empresa decidió acogerse al amparo del artículo 5 bis de la Ley Concursal, con lo que consigue tres meses más para renegociar la deuda.
“Es una medida para asegurar la continuidad de la actividad y los intereses de accionistas, resto de acreedores, trabajadores, clientes y proveedores”, aseguró ayer la directora general de Nostrum, Sandra Rams. La cadena, con una plantilla superior a las 200 personas, tiene unos 130 restaurantes, la mayoría franquicias.
Nostrum ha sufrido varios cambios de modelo de negocio y otro preconcurso de acreedores en el 2012. En 1998 Joan y Quirze Salomó, padre e hijo, después de vender su empresa de lejías a una multinacional, tuvieron la visión de que la gente iba a dejar de cocinar. Empezaron pensando en comida preparada, hicieron un fallido intento de reposicionamiento premium, y el modelo triunfó con la crisis y una fórmula de precios de 1, 2 y 3 euros. Desde los inicios pensaban a gran escala: salió a bolsa a finales del 2014, hicieron una fuerte inversión en una gran cocina central en Sant Vicenç de Castellet. Luego en el 2017 pivotaron de nuevo la visión: de tienda de comida preparada a restaurante rápido de comida casera. La empresa ha focalizado su crecimiento en Francia, con acuerdos de masterfranquicia para abrir cien locales.
“El problema es de volumen: no hemos alcanzado aún el crecimiento previsto”, dijo ayer Rams. Según consta en el MAB, la compañía está controlada por Salomó (23,45%); Esfera Capital (21,27%), y Mytaros (17%).
“Las empresas en el MAB son de alto crecimiento, y eso significa alto riesgo”, dijo un analista. “Pero el modelo de negocio no está consolidado. Y quizás la inversión fue desmesurada”, añadía.
Mientras, hace un año, Salomó descubrió el mundo del blockchain, y se lanzó de cabeza: visualizó un nuevo modelo para transformar la franquicia en el mundo y se quiso convertir en un evangelizador; diseñó una emisión de tokens para captar 50 millones de euros... y lo que consiguió fue levantar recelos, empezando por la CNMV.
Emprendedor vinculado a la tecnología, Salomó parece acostumbrado a adelantarse a su tiempo. Pero esta vez se le ha olvidado demostrar la solvencia del negocio real antes de imaginar el del futuro. Con las cosas de comer no se juega.
En sus veinte años, la empresa ha cambiado varias veces de visión; en el 2017 facturó 15 millones y perdió 3,5