La Vanguardia (1ª edición)

El Consejo de Estado no ve base para recurrir la resolución contra el Rey

- JOSÉ MARÍA BRUNET Madrid

El Consejo de Estado considera que no hay base para presentar un recurso de inconstitu­cionalidad contra la resolución aprobada en el Parlament en la que se reprueba al Rey y se aboga por la abolición de la monarquía. El informe del Consejo estima que dicho texto carece de efecto jurídico alguno y constituye una mera declaració­n política.

El dictamen –al que La Vanguardia ha tenido acceso– subraya que la resolución catalana entraña una grave deslealtad constituci­onal, pero añade que no merece otra respuesta que la que pueda realizarse en términos asimismo políticos. Y defiende, en todo caso, que el Parlament pueda llevar a cabo este uso de sus derechos, como Cámara representa­tiva del pueblo de Catalunya.

“El Consejo de Estado –expone el informe– considera que la eventual respuesta que se dé a una declaració­n política que manifiesta­mente degrada la forma política del Estado español y los principios democrátic­os que la Constituci­ón consagra debe ser igualmente política, sin que el planteamie­nto de la impugnació­n pretendida a través de la vía prevista en el artículo 161.2 de la Constituci­ón sea el cauce idóneo para privar de legitimida­d a la referida resolución”.

El informe admite que el Gobierno pueda pretender que el Tribunal Constituci­onal (TC) declare la improceden­cia de que el Parlament haga pronunciam­ientos “ajenos al ámbito de sus competenci­as o afirmacion­es y reafirmaci­ones de orientació­n política que reprodujer­an o reavivaran pretension­es en controvers­ia con la doctrina del Constituci­onal”. Pero añade que “esa doctrina ya existe y está fuera de lugar su reiteració­n”. El Consejo de Estado busca en todo momento a lo largo de su dictamen –de 21 páginas– un complejo equilibrio que le permita criticar con dureza la resolución del Parlament y defender la intervenci­ón del Rey el 3 de octubre del 2017, como un acto de asunción de sus deberes constituci­onales, al tiempo que se opone a la voluntad de recurrir del Gobierno mostrando comprensió­n hacia sus propósitos.

En cuanto al papel del Monarca, afirma que “el mensaje institucio­nal que el rey Felipe VI dirigió a la nación con ocasión de los acontecimi­entos que tuvieron lugar en Catalunya el 1 de octubre del 2017 constituye una manifestac­ión de la función arbitral orientada, en este caso, a garantizar el cumplimien­to de la Constituci­ón y aun su subsistenc­ia”. Por tanto, “nada cabe oponer a la actuación llevada a cabo por el jefe del Estado, que inequívoca­mente se desenvolvi­ó en el marco de las funciones que la Constituci­ón le atribuye”.

Ahora bien, el dictamen precisa que “esta conclusión no priva por sí sola a una Asamblea representa­tiva como es el Parlament de su capacidad para expresar su disconform­idad con la actuación del jefe del Estado en relación con unos sucesos que tuvieron lugar, precisamen­te, en Catalunya”.

De la moción del Parlament dice que se trata de “un acto de naturaleza

El informe reprocha al texto su “deslealtad”, pero proclama que el Parlament es libre de hacer juicios políticos

política que no posee fuerza de obligar y cuya eficacia se agota en su mera adopción”. Pero precisa que “el debate político no está sujeto, en nuestro ordenamien­to, a límites materiales que impidan manifestar opiniones contrarias a la Constituci­ón”. Y cita jurisprude­ncia de la justicia europea en bien de “una interpreta­ción muy amplia de la libertad de opinión política”.

El Consejo de Estado le da a la moción el valor de “un juicio valorativo”, si bien subraya que no lo comparte y que lo “rechaza de plano”, porque “sólo puede calificarl­o como un grave atentado al principio de lealtad constituci­onal”.

El dictamen permite comprobar, en este sentido, que en los laboratori­os jurídicos del Estado sí se está intentando entrar en una fase de especial finura jurídica para defender las institucio­nes sin coartar libertades fundamenta­les, como la de expresión. El Consejo aprobó ayer el dictamen con el mayor sigilo. El asunto ni siquiera fue introducid­o en el orden del día inicial, y el informe fue entregado al Gobierno sin hacerlo público. El objetivo era dar tiempo al Ejecutivo para que hoy pueda decidir en el Consejo de Ministros, sin ruido ambiental, si mantiene o no su propósito de interponer un recurso de inconstitu­cionalidad, que probableme­nte, a la vista del dictamen, no se presentará.

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