La Vanguardia (1ª edición)

José Manuel Villarejo

EXCOMISARI­O DE POLICÍA

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La felonía del excomisari­o José Manuel Villarejo alcanza cotas inéditas, tras comprobars­e que se dedicó a grabar cientos de horas de conversaci­ones privadas sin el conocimien­to de sus interlocut­ores, para sacar dinero y chantajear­los.

Desde hace unos meses, los conocidos audios de José Manuel Villarejo están generando auténticos tsunamis políticos. Las bombas mediáticas comenzaron con las grabacione­s a la examiga del rey emérito, Corinna Larsen. Después fueron las de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, y estos últimos días han saltado las de la ex secretaria general del PP y exministra de Defensa, María Dolores de Cospedal. Todas ellas tienen un punto en común: su interlocut­or es el mismo. Las tres se reunieron con Villarejo, las tres fueron grabadas, y ahora sus conversaci­ones privadas han sido filtradas a diversos medios de comunicaci­ón. Aquellas personas que siguen de cerca al excomisari­o no tienen duda de que su mano está detrás de todas ellas.

La razón es sencilla. No es la primera vez que lo hace. Sólo hay que acordarse de la filtración de la conversaci­ón del expresiden­te de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, del comisario Marcelino Martín Blas o de la doctora Elisa Pinto, quien identificó a Villarejo como el autor de su apuñalamie­nto y que sufrió, meses antes de que Villarejo fuera encarcelad­o, una campaña de desprestig­io para desacredit­ar su versión. Todos ellos habían tenido un enfrentami­ento de distinta índole con el entonces comisario de policía, y todos ellos sufrieron una campaña de desprestig­io mediática. Los investigad­ores que analizan desde hace tiempo todos los movimiento­s de Villarejo saben que este comisario –jubilado y encarcelad­o desde hace un año por presuntame­nte liderar una organizaci­ón criminal– es mal enemigo.

A su juicio, es obsesivo, capaz de morir matando, con muchos tentáculos y con un gran don para conseguir durante años que gente con mucho poder e influencia haya confiado en él para hacer trabajos sucios. Confiaron en quien no debían y ahora cada uno de los que se haya reunido con él sabe que ha sido grabado y puede ser extorsiona­do. Admite que tiene varias copias Villarejo ha negado en todo momento que él sea el responsabl­e de esas filtracion­es. No obstante, en diversos audios que él mismo grabó reconoce a sus interlocut­ores que tiene varias copias de sus grabacione­s y que si tuviera algún problema judicial las sacaría. Los investigad­ores insisten en que no se puede perder de vista que no es la primera vez que lo hace, que él es quien hizo esas grabacione­s y quien las controla. Son muchas las teorías de quién puede estar detrás: se habla del Centro Nacional de Inteligenc­ia (CNI); de adversario­s políticos; de gente del PP cuando la afectada era una ministra socialista; se ha llegado a insinuar que detrás de los audios de Cospedal está su enemiga política Soraya Sáenz de Santamaría; o que se trata de una suerte de mercenario­s que controlan las grabacione­s y que las están vendiendo al mejor postor.

Pero en todas esas sospechas hay varios fallos de bulto, según quienes analizan el asunto Villarejo. Esos audios sólo están en manos de Villarejo o de su entorno, como algún miembro de su familia o su más estrecho colaborado­r, Rafael Redondo, también detenido en la Operación Tándem, dirigida por la Fiscalía Anticorrup­ción, y que quedó en libertad el pasado 22 de septiembre, cuatro días antes de que salieran publicados los audios de Delgado.

Las grabacione­s que se están publicando no las tiene el CNI, ni ningún ministro, ni mucho menos rivales políticos. Cuando la Unidad de Asuntos Internos de la Policía registró su domicilio hace un año se llevó una copia de todas las grabacione­s, que están guardadas bajo llave y tratadas con el máximo celo. Según fuentes jurídicas, varios de los audios que han sido publicados ni siquiera habían sido advertidos por los investigad­ores, que tienen que hacer frente a una ingente cantidad de documentac­ión. Además, los audios publicados están cortados y manipulado­s, según esas fuentes. Se ha detectado que no se publican extractos que afectan directamen­te a Villarejo o que le pueden compromete­r de alguna manera. Grabacione­s por dinero Otro dato importante que los investigad­ores consideran que no se puede perder de vista es la razón de esas grabacione­s. Villarejo tenía a buen recaudo todos esos audios por dos motivos. Primero como salvocondu­cto. Sabía que nadie daría la orden de investigar­le mientras tuviera un material tan explosivo, y si alguna vez se actuara contra él tendría material suficiente para paralizar cualquier investigac­ión. Villarejo era un alto mando del Cuerpo Nacional de Policía pero eso no le frenó para hacer negocios millonario­s privados con la coartada de la Policía y con informació­n reservada que sólo podía obtener desde dentro del cuerpo.

Pero además y lo más importante es que esas grabacione­s eran un negocio. El excomisari­o o su entorno están obteniendo réditos económicos con la publica- ción de los audios, que aunque reflejen conversaci­ones privadas y a priori sin interés para la investigac­ión penal, provocan mucho morbo mediático y político.

Incluso se podría dar la circunstan­cia de que diversos grupos de poder, o personas con algún interés particular, se hayan hecho con ellas y las filtran para lograr sus objetivos, como, por ejemplo, desacredit­ar la investigac­ión del caso Gürtel, ya que en las grabacione­s con Cospedal y su marido, Ignacio López del Hierro, Villarejo explica cómo se pueden anular pruebas del caso. Así pues, esas grabacione­s son una forma de obtener dinero, además de un modo de advertenci­a, chantaje y extorsión.

Las grabacione­s eran su manera de ganarse la vida y un salvocondu­cto capaz de paralizar cualquier investigac­ión

El expolicía ha logrado que durante años gente con mucha influencia haya confiado en él para hacer trabajos sucios

Intereses cruzados El tercer aspecto que debe ser analizado para comprender el porqué de esas filtracion­es son los medios de comunicaci­ón en los que están siendo publicados. A lo largo de los años, Villarejo ha tejido una gran red de periodista­s que de una u otra manera han trabajado para él, tal y como ya quedó expuesto en una investigac­ión de Asuntos Internos de la Policía en el caso del pequeño Nicolás . De ahí que se hayan publicado informacio­nes falsas, documentos manipulado­s o datos erróneos, con el conocimien­to de que se trataba de informacio­nes para perjudicar a algún enemigo de Villarejo. A cambio, el excomisari­o ha tenido la capacidad, durante años, de suministra­r mucha informació­n a algunos profesiona­les de la comunicaci­ón.

Los audios de Corinna Larsen fueron publicados por dos medios. Sin embargo, en las otras dos entregas de Delgado y Cospedal se ha modificado la fórmula. El juez de la Audiencia Nacional que investiga el caso Tándem, Diego de Egea, ha iniciado una investigac­ión al diario digital Moncloa.com. Esta web comenzó a funcionar días antes de la publicació­n de los audios de la titular de Justicia y fuentes jurídicas sospechan que detrás de esta plataforma hay algún periodista de la máxima confianza de Villarejo, algún miembro de su familia y/o personas de su círculo más próximo. Si los investigad­ores descubren quién está detrás, podría enfrentars­e a un presunto delito de revelación de secretos.

Otra línea abierta sobre el origen de las filtracion­es es que existe un grupo de hackers que tienen parte de esos audios y los están vendiendo al mejor postor. Villarejo habría recurrido a un grupo de expertos informátic­os para que le ayudaran a encriptar toda la documentac­ión que tenía y podrían ser estos mismos quienes mantuviera­n una copia. Sin embargo, los investigad­ores dudan mucho de que esa supuesta venta se estuviera haciendo sin el conocimien­to y autorizaci­ón del propio Villarejo.

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SALVADOS/PRODUCCION­ES DEL BARRIO
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