Rescatados y degradados
El Ayuntamiento de Barcelona ha invertido en este mandato 40 millones de euros en la adquisición de edificios amenazados por la especulación que están situados en su mayoría en Ciutat Vella y el Eixample. Se trata de 21 fincas que suman 287 viviendas. Una actuación muy necesaria para evitar la expulsión de los vecinos y frenar el fenómeno de la gentrificación que se produce cuando grandes fondos de inversión compran fincas enteras en las que viven inquilinos para rehabilitarlas y después venderlas. Lo que no es tan encomiable es que muchos de estos inmuebles, desde el año pasado en manos del Ayuntamiento, se mantengan en una situación de preocupante degradación a la espera de un proyecto de reforma que en el mejor de los casos no llegará hasta el 2020. Es cierto que los trámites administrativos para iniciar las rehabilitaciones son farragosos, pero como buen casero el Consistorio debería garantizar que las viviendas que son de su propiedad se encuentren en buenas condiciones y con unos mínimos de habitabilidad.