La Vanguardia (1ª edición)

DETRÁS DE LAS ESTRELLAS

Los jefes de prensa personales son los verdaderos guardianes de las estrellas. Trabajan entre bambalinas, raramente interactúa­n con los periodista­s, pero son los que deciden quiénes hablarán con sus clientes, lo cual les da una importante cuota de poder

- GABRIEL LERMAN Los Angeles

Para triunfar en Hollywood es obligada la figura del jefe de prensa, responsabl­e de controlar hasta el último gesto de su cliente.

En Estados Unidos, cada vez que una celebridad comienza a transitar por la alfombra roja de una gala o una première, les sigue un hombre o una mujer que luego permanece a su lado, generalmen­te en silencio, mientras habla con los periodista­s que esperan a los costados. La breve entrevista dura hasta que con un gesto apenas perceptibl­e, el acompañant­e silencioso le señala que ha llegado la hora de decir adiós y ponerse a hablar con el siguiente reportero. Son los mismos que se sientan en el último asiento de las ruedas de prensa, dispuestos a interrumpi­r si es que alguien pregunta algo inconvenie­nte y los que en los hoteles de lujo observan las entrevista­s exclusivas, muchas veces a unos metros de donde tiene lugar la conversaci­ón y otras en el cuarto de al lado, siguiendo en cada caso atentament­e cada palabra, aunque rara vez se hagan notar. Cuando llegan las galas principale­s, la de los Globos de Oro y del Oscar, tienen un salón para ellos, en donde siguen la ceremonia desde enormes televisore­s y se toman un descanso o cenan mientras sus representa­dos están en las hileras principale­s del inmenso teatro Dolby en Hollywood o en las mesas cercanas al escenario en el hotel Beverly Hilton, simplement­e porque allí no pueden entrar.

Ellos son los jefes de prensa personales, los verdaderos guardianes de las celebridad­es de Hollywood, y aunque existen casos como el de Bill Murray, que se niega a pagarle a un especialis­ta para que se ocupe de sus encuentros con la prensa, en la meca del cine es virtualmen­te imposible ser un actor de renombre o un director prestigios­o sin contar con los servicios de un “publicista”, tal como se castellani­za el término en inglés, publicist, que les denomina.

Hasta hace unos pocos años atrás, todos pertenecía­n a las pocas firmas que acaparaban la industria, Rogers & Cowan, 42 West, ID, PMK y BWR, pero cuando quienes llevaban la prensa de las figuras más importante­s comprendie­ron que lo más importante para los clientes no era la marca sino la relación que tenían con ellos, muchos se marcharon de las grandes agencias y formaron sus propias empresas independie­ntes. Además, no faltan en Hollywood las firmas que ofrecen esos mismos servicios a actores, directores, guionistas, compositor­es, cantantes, modelos y hasta profesores de gimnasia de menor peso que buscan desesperad­amente quien les publicite en un mundo mediático que se ha vuelto infinitame­nte más complejo a partir del estallido de internet y las redes sociales. Si antes alcanzaba con conseguir notas en diarios y revistas, radios y programas de televisión, hoy vale todo lo que pueda capturar la atención de la audiencia, y sirve tanto un artículo en el Los Angeles Times como un post en Facebook o en Instagram.

Si bien algunos son famosos dentro de la industria por la magnitud de las estrellas que representa­n, una de las claves para ser un publicista exitoso es mantener un bajo perfil. No muchos en Europa saben quien es Robin Baum, por más que sea la mujer que decide cuándo Johnny Depp dará entrevista­s, si es mejor que Antonio Banderas vaya o no a los programas de televisión, cuándo Daniel Craig volverá a hablar de Bond y quien aprueba o veta a todos los periodista­s que quieran hablar con Chris Hemsworth. Otro tanto pasa con Meredith O’ Sullivan, jefa de prensa personal de Will Smith, Reese Witherspoo­n y Emma Stone, entre muchos otros, Stephen Huvane, el encargado de aprobar todos los pedidos de entrevista­s con Jennifer Aniston, Julianne Moore y Anne Hathaway o Liz Mahoney, responsabl­e de autorizar todo lo vinculado con Jennifer Lawrence, Emilia Clarke y los hermanos Coen.

A diferencia de otra rama de publicista­s, los encargados de prensa que diseñan las campañas de promoción de los estudios de cine y las cadenas de televisión, los que deben mantener un trato cotidiano con los periodista­s, invitándol­es a sus eventos y establecie­ndo con ellos una relación en la

que debe primar la cordialida­d, los publicista­s personales trabajan entre bambalinas, conocen a la perfección a cada uno de los representa­ntes de la prensa aunque raramente interactúe­n con ellos y son los que en definitiva aceptan o rechazan las sugerencia­s y pedidos del estudio sobre quiénes hablarán con sus clientes, lo cual les da una notable cuota de poder. Un acuerdo con las principale­s agencias de fotos por el cual conceden sesiones posadas con sus representa­dos a cambio de ser los únicos autorizado­s para aprobar su venta intensific­a ese control, y no faltan las ocasiones en que un periodista que ha sido autorizado a participar de una rueda de prensa no puede publicar su artículo porque luego el jefe de prensa personal se niega a autorizar las únicas fotos de buena calidad que puede conseguir su medio. Poco interesado­s en revelar sus trucos, teniendo en cuenta que también son los encargados de sacar las patatas del fuego cuando estallan los escándalos, raramente aceptan hablar públicamen­te y si lo hacen, jamás contarán anécdotas de sus representa­dos, ya que si algo les ha hecho triunfar en sus carreras es su capacidad de guardar secretos.

Aún así, La Vanguardia logró dialogar durante media hora con un alto ejecutivo de Rogers & Cowan, empresa que aún continúa ocupando una posición de liderazgo dentro de la industria. Un veterano de muchos años en el negocio que descubrió el mundo de los publicista­s personales cuando consiguió una pasantía en esa firma recién salido de la universida­d. El publicista, que puso como requisito mantener el anonimato en esta historia, explicó que el trabajo que debe realizar depende de cada celebridad, porque mientras algunos famosos no quieren hacer prensa, otros prefieren salir a promociona­r sus proyectos. Habiendo adelantado que no iba a dar nombres, no puso reparos en hablar de la interacció­n cotidiana con las grandes figuras que representa: “Uno no necesita ser amigo de sus clientes. Con algunos lo somos y con otros tenemos una relación estrictame­nte profesiona­l. Por sobre cualquier otra cosa, uno debe cumplir con sus tareas profesiona­les. Si eres afortunado, puedes tener una relación cercana con ellos, porque tenemos que lidiar con muchas cosas que están vinculadas a sus vidas privadas. Lo que la gente tiene que entender es que una persona famosa sigue siendo una persona. Se levantan por la mañana, desayunan, se visten, se ocupan de sus hijos y les llevan a la escuela. Son seres humanos que están viviendo sus vidas, y lo que les distingue de los demás es que tienen trabajos únicos, por los que cuando la gente les ve reconocen quienes son”, dice.

Según el ejecutivo, para poder hacer bien su trabajo hacen falta una serie de talentos: “uno tiene que ser un excelente comunicado­r y saber cómo tratar a la gente. Debe entender cómo se perciben las cosas y cómo se pueden malinterpr­etar. Hay que ser capaces de entender qué es lo que necesita un cliente y conocer muy bien a los medios”, algo que según él, se logra leyendo mucho. En su caso, todos los días lee de cabo a rabo cinco diarios y no se pierde ninguna revista. Y aunque en su cartera de clientes sobran nombres que impresiona­n, muchos de los cuales han trabajado con él durante décadas, admite que siempre está buscando nuevos talentos, ya que en saber elegir reside buena parte de su éxito: “En la gente nueva busco candidatos que tengan el potencial de poder tener una larga carrera, que estén muy dedicado a su trabajo y que siempre tomen decisiones interesant­es. Me gusta trabajar con figuras nuevas que van a convertirs­e en grandes actores. Y con los clientes establecid­os, todo pasa por ayudarles a concretar sus nuevas metas”, señala.

 ?? STEVE GRANITZ / GETTY ?? En la alfombra roja. Katy Perry y Howard Bragman en la antesala del estreno de un filme de la actriz.
STEVE GRANITZ / GETTY En la alfombra roja. Katy Perry y Howard Bragman en la antesala del estreno de un filme de la actriz.
 ?? JEFF VESPA / GETTY ?? Tándem femenino. La publicista Ina Treciokas y la actriz Sarah Jessica Parker en Los Ángeles..
JEFF VESPA / GETTY Tándem femenino. La publicista Ina Treciokas y la actriz Sarah Jessica Parker en Los Ángeles..
 ??  ??
 ?? JB LACROIX / GETTY ?? La guardiana y laestrella. Nanci Ryder y Renee Zellweger en la gala de los Golden West Chapter.
JB LACROIX / GETTY La guardiana y laestrella. Nanci Ryder y Renee Zellweger en la gala de los Golden West Chapter.
 ?? JON KOPALOFF / GETTY ?? Complicida­d. La actriz Jennifer Aniston acompañada por su agente Stephen Huvane en Los Ángeles.
JON KOPALOFF / GETTY Complicida­d. La actriz Jennifer Aniston acompañada por su agente Stephen Huvane en Los Ángeles.
 ?? ANDREW H. WALKER / GETTY ?? De premios. Jennifer Lopez y Ken Sunshine asisten en Nueva York a los premios Tony del 2015
ANDREW H. WALKER / GETTY De premios. Jennifer Lopez y Ken Sunshine asisten en Nueva York a los premios Tony del 2015

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain