La Vanguardia (1ª edición)

Aquí y ahora

- Flavia Company

Estaba el otro día yendo a casa de mi prima hermana Gabriela a comer un asado. Justo en la esquina de San Juan y Boedo, frente a la histórica confitería Homero Manzi, presté atención a una señora de avanzada edad que caminaba, muy lentamente, apoyada en un bastón. De pronto, se detuvo. Permaneció inmóvil, con la vista fija en el infinito, durante unos instantes que se fueron alargando hasta preocuparm­e. La observé un rato y, convencida de que le pasaba algo, me acerqué a ofrecerle auxilio. Apoyé una mano en su hombro con suavidad y le pregunté si se sentía bien. Entonces me miró a los ojos con sus ojos claros, me sonrió y me dijo que sí, que gracias, que lo que ocurría es que estaba pensando. Le pedí entonces, metiéndome donde nadie me llamaba, que por favor compartier­a conmigo esa reflexión sin duda importante que la había obligado a parar la marcha. La mujer suspiró y se dispuso a hablar. Yo esperaba las palabras casi de un oráculo. ¿La casualidad había querido que me encontrara en un mítico rincón de Buenos Aires a una sabia que iba a revelarme el sentido de todas las cosas? Me confesó sus elucubraci­ones sin reparo: “Estoy pensando si preparar la pasta frola antes o después de ir a la peluquería”. Esa era la verdad. Y la dijo. Se limitó después a reanudar la marcha –deduje que había tomado una decisión–, no sin antes dedicarme otra amable sonrisa y alguna breve explicació­n sobre sus horarios y su organizaci­ón.

Cruzamos juntas la calle. Yo iba más deprisa y no tardé en dejarla atrás. Me giré para dedicarle un último saludo, que agradeció con una simpática inclinació­n de cabeza.

Al principio tuve la tentación de decepciona­rme porque la revelación no había sido tal. Sin embargo, respiré. Y al respirar me di cuenta de que la enseñanza de la señora no estaba en lo que había pensado sino en haberse parado para hacerlo. Recordé la enseñanza del maestro que ante la pregunta del discípulo sobre el secreto del conocimien­to, le contesta: “Soy sabio porque cuando como, como; cuando duermo, duermo y cuando hablo contigo, hablo contigo”.

Pensé cuán importante era recordar que el único modo de vivir entera es estar donde se está en cada instante. Y también comprendí que esa mujer debía de hacer la mejor pasta frola del mundo. A conscienci­a.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain