La Vanguardia (1ª edición)

Vuelve arma letal

- Glòria Serra

En un accidente de tráfico, ¿quién prefieres ser? Esta es la angustiant­e pregunta de la nueva campaña de la dirección general de Tráfico, que recupera los mensajes impactante­s. Tiene motivos para intentar darnos un bofetón visual: ha habido un aumento de accidentes mortales en las carreteras, tras años de continuos descensos. La razón la sabemos todos, porque todos somos secretamen­te culpables: las distraccio­nes al volante debidas al uso del móvil acompañada­s de los sospechoso­s habituales: velocidad, alcohol y drogas. La campaña apela a nuestro loco al volante interior, nos plantea si queremos ser el muerto que se queda cubierto por una manta sobre el asfalto o bien el supervivie­nte. Un supervivie­nte que es quien ha causado el accidente: a las graves heridas sufridas y el trauma habitual, sumará el remordimie­nto de ver el dolor causado a las familias de los muertos, tener que dar explicacio­nes a la policía y, finalmente, la cárcel.

La DGT vuelve a los mensajes de impacto que empezaron en España en los años noventa, cuando los coches eran ya un arma letal de destrucció­n masiva. Soy muy partidaria de este tipo de campañas, que en general son criticadas por poner la muerte en la mesa de las familias mientras cenan o se preparan para ver su programa favorito. Pocas veces me he indignado más con un dirigente político como cuando José María Aznar dijo aquello de “¿Y quién te ha dicho que quiero que conduzcas por mí? Déjame que beba tranquilam­ente que no pongo en riesgo a nadie ni hago daño a los demás”, el primer ejercicio descarado de fake news por motivos políticos, jaleado sin rubor por los productore­s de vino de Castilla y León que le estaban dando una medalla. Lamentable en una persona que había sido presidente del Gobierno.

El regreso de las campañas duras por parte de la DGT coincide con el nombramien­to de Pere Navarro como director general, de nuevo al frente de un servicio que dirigió entre el 2004 y el 2011, y que consiguió reducir a la mitad la cifra de muertes en carretera. No sólo con spots, obviamente, el carnet por puntos y el endurecimi­ento de sanciones y condenas fueron cruciales. En los últimos siete años, una nueva generación se ha incorporad­o a la carretera. Prefiere compartir o alquilar coche a comprársel­o, pero beben, se drogan y corren como los demás. Pero la gran diferencia es que ya casi nunca ven televisión. A cambio, están enganchado­s a las redes sociales y son los reyes de la selfie y de un nuevo sustantivo aceptado el año pasado por la RAE: el postureo y narrar su vida día a día y compartirl­a de forma compulsiva minuto a minuto.

¿Qué impacto puede tener en esta generación una campaña clásica de spots? Supongo que en la DGT, que saben mejor que yo cómo es el personal, intentarán que este vídeo se haga viral, para poder llegar al mayor número de personas posible. Pero ¿sobrevivir­á en el inmenso océano de impactos visuales, youtubers haciendo el ganso, influencer­s explicando la última incidencia de su vida intrascend­ente o las últimas noticias falsas que algún interesado inyecta cada día en las redes? ¿O los navegantes harán clic, se lo mirarán un rato, murmuraran “qué fuerte” y seguirán adelante a la búsqueda de un nuevo estímulo?

La DGT vuelve a los spots duros sobre los accidentes, pero... ¿qué impacto pueden tener en una generación que no ve televisión?

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