Nàstic y Reus se abonan a la angustia por mal juego y deudas
Reus y Nàstic las están pasando canutas este curso. Aunque por razones distintas, unos por los graves problemas económicos y otros por la falta de fútbol, roig i negres y granas han asumido que si acaban esquivando el descenso será un éxito. Pasan las jornadas y la situación no mejora.
En Tarragona al equipo le cuesta un mundo competir (siete derrotas en doce jornadas) y en Reus su mermada liquidez no da ni para cuidar el césped del Estadi Municipal. “Es un handicap muy grande, no tenemos un campo en condiciones”, lamentó Xavi Bartolo, el entrenador ganxet, tras empatar en casa contra el Lugo (0-0).
Jugadores y empleados del club del Baix Camp, en preconcurso de acreedores, aún no han cobrado la nómina de septiembre y las deudas con proveedores (900.000 euros) afectan ya a servicios tan básicos como el mantenimiento del campo. “Los problemas económicos acaban influyendo en cualquier parcela; si la empresa que tiene que mantener los campos no dispone de recursos, las instalaciones se van deteriorando”, añadió Bartolo.
El Reus sigue negociando su venta o la entrada de un inversor. A pesar del alud de dificultades, el equipo sigue plantando cara, fuera del descenso.
La situación del Nàstic es otra. El club ha limpiado la deuda que llegó a amenazar su futuro, pero no encuentra un modelo deportivo y encadena tres cursos de sufrimiento. Colista, su octavo técnico en dos temporadas admitió el viernes tras caer en Albacete (2-0) en un pésimo partido que no será fácil salir del pozo. “Hay mucho trabajo que hacer”, alertó el navarro.