Santi Moix
PINTOR
El artista barcelonés Santi Moix (58) ha inaugurado su intervención en la iglesia románica de Seurí (Pallars), en la que reinterpreta el espíritu de los pintores del románico, inspirándose en la naturaleza que apreció de niño en este pueblo.
Han sido tres años de intenso trabajo pictórico, con jornadas de hasta quince horas, cuidando hasta el último detalle, pero finalmente, ayer, el pintor Santi Moix pudo abrir las puertas de la pequeña iglesia de Sant Víctor en Seurí, y mostrar su obra de pintura panteísta. Reinterpretando el espíritu que animó a los pintores del románico, Moix, uno de los pintores catalanes de más renombre internacional, ha dibujado en los muros de Sant Víctor un jardín de múltiples colores y figuras, manchas y símbolos, con el arte contemporáneo cobijándose en un espacio ancestral, lejos de las grandes galerías, un espacio religioso abandonado, que sin perder su personalidad cristiana, se recupera para la reflexión.
La intervención fue inaugurada el viernes, con la presencia del Bisbe d’Urgell, Mn. Joan-Enric Vives, la consellera de Cultura, Laura Borràs, autoridades pallaresas y los 17 vecinos que viven en Seurí, colaboradores entusiastas del pintor que vuelve siempre que puede.
Cuando el visitante entra por primera vez en el templo, es posible que la vista se dispare en todas direcciones, pero es la escultura denominada Flor de Seurí, en el muro principal del altar, la que primero reclama la atención. Son láminas multiformes y multicolores como pétalos de porcelana, que según Moix, representa la divinidad. En los murales, el pintor ha recreado recuerdos infantiles con referencias a los vecinos y a su estilo de vida. “Esta gente me enseñó a leer la naturaleza”, afirma agradecido
“Mi idea es que, más allá de su papel como iglesia, sea un espacio panteísta, abierto para gente de todo tipo y condición, que más allá del impacto estético, ayude a reflexionar, que el visitante se deje llevar sin problemas”, afirma Moix. Una motivación inicial para el proyecto fue la petición que le hicieron los amigos del pueblo que veían cómo su iglesia corría peligro, pero que con estos tres años se ha hecho más ambiciosa. “Este es un lugar pequeño pero hay que pensar en grande. Sant Víctor conseguirá revivir gracias a que sus muros recuperan el color, y esta es una idea que no puede quedarse aquí”, dice el pintor que cree que hay más iglesias pequeñas que podrían ser rehabilitadas para que otros artistas desarrollen su proyecto. “Podría crearse un circuito de turismo artístico y cultural con el que se recuperaría un patrimonio ancestral y daríamos una oportunidad al territorio”. Moix está convencido de que la iniciativa conseguiría repercusión mundial. “El New York Times dedicó tres páginas a Seurí. El proyecto demostraría que Catalunya cuida sus iglesias y las transforma en espacios de arte”. El proyecto le ha supuesto “una experiencia de la que salgo más pintor”. “He revivido la impresión que me causaron de pequeño las manchas de humedad de las viejas iglesias románicas que visitaba con mi padre”. Satisfecho con la obra, a Moix no le importaría pintar otra.
Es la escultura llamada ‘Flor de Seurí’, en el muro principal del altar, la que primero reclama la atención