La Vanguardia (1ª edición)

Echar leña al fuego

El presidente insiste en culpar a la mala gestión de las autoridade­s demócratas

- PARADISE Redacción y agencias

Donald Trump viajó ayer a California para conocer de primera mano los estragos causados por los incendios, una visita que aprovechó para echar en cara al gobernador su desorganiz­ación y mala gestión en la limpieza forestal.

Después de días atacando desde la distancia a las autoridade­s de California, la magnitud de la tragedia obligó ayer al presidente Donald Trump a trasladars­e a campo enemigo para ver de primera mano la devastació­n y el caos que han provocado los incendios. California, uno de los grandes feudos demócratas, recibió ayer al presidente aún en llamas y con una cifra de fallecidos, que sigue creciendo: 71, y puede aumentar mucho, pues las personas sin localizar superan el millar.

El gobernador del estado, Jerry Brown, y su sucesor, Gavin Newsom, intentaron dar una imagen institucio­nal y suavizar la visita del presidente señalando que “ahora es tiempo de sumar esfuerzos por la gente de California”. Trump, por una vez, les respondió con un amigable “estamos con vosotros”.

Fue un gesto fugaz, porque, fiel a su talante, ante medios afines, como la cadena de televisión Fox, el presidente continuó arremetien­do contra la mala gestión en la limpieza de los bosques y la desorganiz­ación. Respecto a la posible influencia que pueda haber tenido el cambio climático, que Trump no ve preocupant­e, admitió que pudo haber tenido alguna influencia, pero no fue la causa final de tanta devastació­n.

El incendio de Camp fire, localizado en el norte del estado, es ya el más mortífero que ha conocido el país en al menos cien años. Nadie se atreve a aventurar una cifra final.

Kory Honea, el sheriff del condado de Butte, el epicentro del incendio, publicó el jueves una lista de gente a la que no tenían localizada, más de 600 personas, ante la sospecha de que muchos de ellos puedan haber huido de las llamas y no fueran consciente­s de que se les estaba buscando.

Lejos de acotar el número de desapareci­dos, la lista había ido creciendo con más nombres durante las últimas 48 horas y ayer sumaban 1.011 personas no localizada­s.

El sheriff Honea insistía en que era una cifra provisiona­l que iba a fluctuar y que en ningún caso se trataba de personas que se crea muertas. No obstante, la imagen de caos era evidente. Miles de casas han desapareci­do entre las llamas y el fuego seguía quemando hectáreas, sin que los bomberos hayan podido cortar ni la mitad de la línea de fuego en Butte.

Otro de los fuegos, este más cerca de Los Ángeles, provocó la muerte de tres personas más.

“Por lo que sé podría haber hasta 600 muertos”, dice Trump, aunque la cifra oficial es de momento de 71

“Por lo que sé, podría haber hasta 600 muertos en California”, señalaba Trump a la prensa. “Es increíble lo que está pasando, gente tan quemada que están irreconoci­bles. No pueden ni encontrar los cadáveres”, añadía.

Mientras, el tiempo vuelve a ponerse en contra. Los meteorólog­os predijeron nuevos vientos fuertes y sostenidos que a buen seguro reavivarán las llamas en las próximas horas. Los fuegos, que se iniciaron el jueves de la semana pasada, han quemado ya 600 kilómetros cuadrados y sin que haya esperanzas de lluvias hasta mediados de la próxima semana.

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LEAH MILLIS / REUTERS Trump saluda al gobernador Brown, junto a su sucesor, Gavin Newsom, ayer al llegar a California

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