Sánchez confía en reunirse mañana con Mohamed VI
“¡España ha vuelto!”, clamaron en la Moncloa en cuanto, nada más tomar posesión del cargo, Pedro Sánchez desplegó una intensísima agenda internacional. Cinco meses después, el presidente del Gobierno pisa aún más a fondo el acelerador. Ayer regresó de la Cumbre Iberoamericana en Guatemala, el miércoles participará en Valladolid en la cumbre hispano-lusa con António Costa, el jueves vuela a Cuba –primer viaje oficial de un presidente español a la isla caribeña en 32 años–, el domingo estará en la cumbre del Brexit en Bruselas, al día siguiente volará a Islandia y el 30 de noviembre participará en la cita del G-20 en Buenos Aires. Sánchez encajó con calzador en su apretada agenda internacional una visita exprés mañana a Rabat, donde mantendrá un encuentro con el primer ministro, Saadedin al Othmani, y confía en poder ser recibido al fin en audiencia por el rey de Marruecos, Mohamed VI. La oportunidad merece toda fatiga, no obstante, ante la imperiosa necesidad de abordar la escalada de la inmigración irregular desde las costas del país magrebí.