Música popular contemporánea
No hay nada peor, o poco útil o escasamente eficaz como acercarse a una obra artística con apriorismos. En este caso aproximarse a una arriesgada y admirable pieza musical que ha trascendido mucho más allá de su campo natural de incidencia. El background artístico que sustenta una obra como es El mal querer es no ya indiscutible sino admirable: un camino a seguir, un elogio del talento y la meritocracia, un canto desacomplejado ante envidias y mediocridades. Rosalía, hace un año y con Refree, abordó el flamenco canónico con carácter, dulce voz y afilada guitarra; hace dos, con C. Tangana, ya se metió publico ajeno con Llámame más tarde y Antes de morirme. Y ahora, el lógico siguiente paso.
El mal querer es obra hiperelaborada a nivel de producción aunque sonoramente es la desembocadura natural de las músicas de su autora, es decir, el flamenco de raíz y las sonoridades de su tiempo: Pienso en tu mirá es icónico, con su adictiva combinación de una bulería por soleá con densos beats electrónicos y vestimenta trap. De sustrato flamenco en buena parte del disco –un álbum conceptual, con la autoestima y el empoderamiento femenino como mensaje troncal–, Rosalía y Pablo Díaz-Reixa lo han acompañado de un trabajado cuerpo sonoro que acerca la materia prima a un numeroso público no habituado. Sin caer en el efectismo ni lo gratuito. Artísticamente quizás Bagdad simbolice la dimensión de la maestría: compás de bulería, referencia al Cry my a river de Justin Timberlake, complicidad de Joan-Albert Amargós y presencia –casi celestial– del Cor del Orfeó Catalá.