La Vanguardia (1ª edición)

Con el 14, Valverde

El extremo debutó en Poznan de rojo, con frío, guantes, tangana, prórroga y penaltis

- CARLES RUIPÉREZ Barcelona

Johan Cruyff quería abrir el campo y para ello necesitaba extremos puros. En la plantilla sólo tenía a Carrasco y a Lineker, a quien el holandés situaba en banda. Así que en dos años Cruyff fichó a Txiki Begiristai­n, Valverde, Onésimo, Goikoetxea y Stoichkov, subió a Roura y probó a Geli. Ninguno tuvo un inicio tan surrealist­a como el de Ernesto Valverde en Poznan. El 9 de noviembre se cumplieron 30 años de un bautizo difícil de olvidar: vistiendo de rojo, con frío, con guantes, mucho sufrimient­o, una tangana, 30 minutos de prórroga y 14 penaltis en la tanda.

Lesionado y operado en la rodilla izquierda, el de Viandar de la Vera tuvo que ver los primeros cuatro meses desde la grada. Hasta que llegó la vuelta de los octavos de final de la Recopa 88-89. El Barça voló el lunes para jugar el miércoles. Como en caso de sufrir un imprevisto no habría tiempo para que llegase a un sustituto de urgencia, Cruyff decidió llevarse a un jugador más de los que cabían en la convocator­ia. “Valverde es el número 17. Sólo se sentará en el banquillo si un compañero sufre una lesión o una enfermedad que le impida estar en condicione­s”, confirmó Johan.

“Así que yo no tenía que jugar. Fui a Polonia a entrar en la dinámica del equipo. Pero Cruyff me dio el dorsal 14, justo el 14”, confiesa el propio Valverde. Sucedió que Cristóbal había llegado a un acuerdo de cesión con el Oviedo y el Barcelona decidió no correr riesgos para el futbolista, que no pudo despedirse en el campo. Así que Valverde ocupó su lugar. “Ya antes del partido el míster me comentó la posibilida­d de jugar si las cosas no iban bien”. Valverde no jugaba un partido oficial desde la ida de la final de la UEFA del Espanyol contra el Leverkusen.

Y es que tras empatar a 1 en el Camp Nou, el Barça necesitaba ganar o empatar a más goles en la vuelta. Ni corto ni perezoso, Cruyff se plantó en Poznan con un 3-4-3 con Zubizarret­a bajo palos, Serna, Aloisio y López Rekarte en defensa, con Milla, Eusebio, Robert y Bakero en rombo y Carrasco, Lineker y Begiristai­n en punta.

El Lech se adelantó y Robert empató antes del descanso. Sin embargo, pasaban los minutos y el Barça quería evitar la prórroga. En el minuto 77, Cruyff realizó el primer cambio. Valverde, con el 14, entró por Carrasco. “Yo pensaba que sería en uno de esos partidos que están decididos en los que tendría minutos”, reconocía.

Y por poco el Txingurri no acaba el partido. A la primera jugada, se enzarzó con su marcador, Slovakiewi­cz, en una trifulca de esas que ahora termina con los dos jugadores en la ducha. “No sé si me dio un puñetazo o un codazo. Yo le solté una patada. Salí revolucion­ado”, rememoraba Valverde tras el partido. “Fue una amarilla merecida. Quizás por la emoción”, apuntaba esta semana el ahora entrenador del Barça.

La lógica de Cruyff también contribuyó al debut. “Era un jugador que los polacos no conocían. Quería sorprender con algo nuevo. Además tiene un centro muy bonito”, dijo Johan.

Pese al dominio, el Barça no encontró el gol. Y se fue a la prórroga y después a los penaltis. “Cruyff me buscó y me preguntó qué cómo andaba tirando penaltis. Le dije

LA LÓGICA DE CRUYFF “Es nuevo y los polacos no le conocían; les quise sorprender, además tiene un centro muy bonito”

que no estaba acostumbra­do pero que estaba dispuesto a lo que él mandara. Me dio el tercero”. Una papeleta para su primer día. Fallaron Robert y Alexanco. Pero él marcó, como Txiki, Eusebio, Bakero y Aloisio, que anotó el decisivo para después llegar y ganar la final de Berna.

A la siguiente jornada, el 20 de noviembre se estrenó en la Liga, en el Carlos Tartiere sustituyen­do a Salinas (1-2). Mientras que el 27 vistió de blaugrana en el Camp Nou (3-1) frente el Murcia. Pero para su debut como titular, el Txingurri aún tuvo que esperar dos meses y medio más. Fue el 25 de enero de 1989 en Cartagena en la Copa del Rey. Contra un equipo de Segunda B, Valverde no sólo fue titular sino que además marcó su primer gol. Después de lo de Poznan, todo parecía fácil.

SEGUNDO ACTO El martes se cumplen 30 años de su estreno en la Liga de blaugrana: en Oviedo relevando a Salinas

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