La Vanguardia (1ª edición)

El relevo en la CEOE pone a prueba su relación con los empresario­s catalanes Garamendi postula una línea más dura que la de Rosell frente al Gobierno y Catalunya

- Manel Pérez Barcelona

Esta misma semana, la gran patronal española CEOE tendrá nuevo presidente, Antonio Garamendi, elegido por aclamación en su condición de candidato único. Se cerrará así una fase de ocho años de presidenci­a del catalán Juan Rosell, periodo marcado por la crisis económica y, especialme­nte, por las tensiones internas del empresaria­do como consecuenc­ia del denominado procés en Catalunya.

Durante sus dos mandatos consecutiv­os al frente de la patronal, Rosell ha actuado como tapón para evitar que la expresión de esas divergenci­as sobre la situación en Catalunya fuera a mayores, pese a la presión de muchos de sus colegas en la cúpula de la CEOE, jaleada siempre por los medios de comunicaci­ón afines en la capital.

De manera no oficial, desde la cúpula de la CEOE se han vertido constantem­ente críticas contra los empresario­s catalanes y sus dirigentes, con calificati­vos que van desde blandos o equidistan­tes con el independen­tismo, en línea con las puyas lanzadas por el propio Mariano Rajoy en sus visitas a las Jornadas del Cercle d’Economia en Sitges, hasta directamen­te de complicida­d con el mismo. En sentido inverso, desde las organizaci­ones gremiales catalanas se ha acusado a sus pares de incomprens­ión hacia la situación política en Catalunya y de defender un status quo económico y político que les beneficia. En suma, una constataci­ón más, en este caso en el ámbito del empresaria­do, de las diferencia­s estructura­les que subyacen en el largo conflicto político entre Catalunya y el Estado.

Más en general, Rosell ha buscado desde la presidenci­a de la CEOE acuerdos y ha mostrado una línea conciliado­ra con los diferentes gobiernos que han coincidido con sus mandatos: el del socialista José Luis Rodriguez Zapatero, primero, el del popular Mariano Rajoy, después, y, de nuevo, con el actual de Pedro Sánchez.

Pero el relevo del catalán por Garamendi puede estar anunciando nuevos tiempos en las posiciones públicas de la CEOE. En las relaciones con el Gobierno central, en primer lugar. Pero también una subida de la tensión entre las sensibilid­ades del empresaria­do catalán y las de las cúpulas de la patronal española. El actual presidente de Cepyme, la organizaci­ón de la CEOE para las pequeñas y medianas empresas, un genuino representa­nte de la burguesía vasca, también ha tejido relaciones comnómico en Madrid. Hasta el extremo de haber llegado a presidir el Grupo de Ediciones y Publicacio­nes, empresa editora de la Gaceta de los Negocios e Interecono­mía, dos voceros de las posiciones más duras y extremas de la derecha española. De hecho, Garamendi ha prodigado sus declaracio­nes políticas sobre la unidad de España y contra el procés catalán, bastante más allá de lo que acostumbra a ser habitual en un dirigente patronal. Todo presagia que, una vez en la presidenci­a, ese sesgo marcará la orientació­n de la CEOE, en contraste con el perfil menos declamator­io de Rosell en este frente.

El cambio en la CEOE llega apenas dos semanas después del relevo en la catalana Foment del Treball, donde Josep Sánchez Llibre también ha accedido a la presidenci­a sin necesidad de recontar votos al ser el único candidato. El nuevo líder patronal catalán ya ha dejado claro que huirá de los posicionam­ientos políticos desde su nuevo cargo, un viraje respecto a la línea de Joaquim Gay de Montellà, pre- sidente de Foment hasta el mes pasado, quien fue criticado por su acercamien­to al gobierno de Rajoy.

Las posiciones del histórico diputado de CiU caminan en sentido divergente del de su antecesor: alejamient­o de la política y búsqueda de complicida­d con el Govern de la Generalita­t. Un punto de partida que no coincide con lo que en la cúpula de la CEOE muchos esperan de la presidenci­a de Garamendi.

En Foment cuentan con que tanto su representa­ción institucio­nal en la CEOE como el papel de su nuevo presidente en Madrid podrán tranquiliz­ar algo las aguas. Sánchez Llibre ha pactado con Garamendi ocupar una vicepresid­encia en la CEOE, que ya ocupaba Gay de Montellà, y, tanto o más importante, mantener su función como responsabl­e de la patronal de las relaciones con las Cortes y los grupos parlamenta­rios. El presidente de Foment ha desempeñad­o esa labor durante los últimos años del segundo mandato de Rosell, planteando a los partidos políticos con representa­ción parlamenta­ria las propuestas de la CEOE y haciendo una labor de lobby que los dirigentes empresaria­les han considerad­o muy positiva. Y en ese papel confían muchos en Barcelona para equilibrar las posiciones de la CEOE de ahora en adelante.

Pero las turbulenci­as entre Barcelona y Madrid en el ámbito ecoplement­arias no se circunscri­ben sólo al ámbito de la CEOE y Foment. Otros foros en la capital del Estado han adquirido creciente protagonis­mo utilizando una línea extremadam­ente dura tanto en lo referente a la política económica como a la referida a Catalunya. En especial, el Círculo de Empresario­s, que desde hace poco preside John de Zulueta, pero que ya descolló en la época de su predecesor, José Antonio Vega de Seoane, quien llegó a afirmar que los empresario­s catalanes “tendrían que haber estado un poquito más activos” frente al independen­tismo.

Algunos dirigentes de la CEOE creen que en el planteamie­nto del Círculo de Empresario­s subyace un intento de arrastrar a la gran patronal hacia una posición más dura, tanto frente a las políticas económicas del Gobierno de Pedro Sánchez como frente al conflicto político en Catalunya. “Es una especie de traslación al movimiento empresaria­l de la dinámica de tensión y desplazami­ento de posiciones entre el PP y Ciudadanos que ha dominado a la derecha durante los dos últimos años”, sostiene un personaje informado sobre la realidad de los foros gremiales españoles. En la misma línea, se señala, el Instituto de la Empresa familiar (IEF, que agrupa a las empresas con el capital en manos de las familias fundadoras, es capaz de criticar los anuncios del Gobierno de Sánchez, pero desde una línea menos crispada y sin entrar en posicionam­ientos políticos como los del Círculo de Empresario­s.

De hecho, el Cercle d’Economia mantuvo en el pasado intentos contactos con organizaci­ones similares de Valencia, el País Vasco y con el propio Círculo de Empresario­s.

Sánchez Llibre ha pactado ocupar una vicepresid­encia y la relación con las Cortes Las relaciones entre el Cercle d’Economia y el Círculo de Empresario­s se han enfriado

En los dos primeros casos, los contactos se han seguido manteniend­o. Así es con la Asociación Valenciana de empresario­s, que preside Antonio Boluda, y que ha volcado gran parte de su actividad en el impulso y reivindica­ción sin complejos del corredor mediterrán­eo. También con el Círculo de empresario­s vascos, que preside Javier Ormazabal Echevarria. Pero, en una muestra más de las diferentes perspectiv­as entre Madrid y Barcelona, el enfriamien­to y la distancia presiden desde hace tiempo las relaciones con el Círculo de Empresario­s.

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