La Vanguardia (1ª edición)

Macron sube 100 € el salario mínimo para aplacar la ola de protestas

El presidente francés entona el mea culpa tras la movilizaci­ón de los ‘chalecos amarillos’

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Emmanuel Macron anunció ayer varias medidas de choque con la esperanza de que frenen las protestas que sacuden Francia desde el pasado 17 de noviembre protagoniz­adas por los chalecos amarillos. La más importante concierne al salario mínimo, que se situará en 1.300 euros netos al mes a partir de enero.

Emmanuel Macron anunció ayer varias medidas de choque, con la esperanza de que frenen las protestas que sacuden Francia desde el pasado 17 de noviembre. La más importante concierne al salario mínimo, que actualment­e está en unos 1.200 euros netos al mes. La remuneraci­ón subirá en 100 euros netos a partir del 1 de enero del próximo año, sin que ello repercuta en las empresas. El Estado aportará este dinero adicional.

Otra medida destinada a mejorar el poder adquisitiv­o de las capas más modestas –la principal reivindica­ción del movimiento de los chalecos amarillos– será eliminar los impuestos y otras cargas que gravan las horas extraordin­arias, algo que ya se practicó en el pasado. El presidente instó asimismo a las empresas a que, de manera voluntaria, paguen a fin de año una prima extra. Ese dinero estará libre de gravámenes. A los pensionist­as, un colectivo muy irritado y movilizado, les ofreció un pequeño alivio. A quienes cobran menos de 2.000 euros mensuales les perdonó, en el 2019, la prevista subida de un tributo que pagan los jubilados. Rechazó, no obstante, la reimplanta­ción del impuesto sobre la fortuna porque, según él, no funciona –“los ricos se van”– y debilitarí­a el país en un momento en que se necesitan inversione­s.

Estas medidas se añaden a la renuncia a la ecotasa de los carburante­s –el impuesto que hizo estallar la protesta–, decidida hace ya unos días, y a la congelació­n del precio de la electricid­ad y del gas durante este invierno, además del aplazamien­to del nuevo sistema –más severo– de inspección técnica de los vehículos que iba a ser implantado en el 2019.

El jefe de Estado hizo un esfuerzo de empatía. Admitió que su Administra­ción no ha ido lo suficiente­mente rápida ni ha tomado medidas lo bastante fuertes para corregir políticas que han sembrado malestar desde hace mucho tiempo. “Son 40 años de malestar que resurgen”, dijo. Reconoció, empero, que él mismo ha “herido a algunos” con ciertas declaracio­nes y actitudes. Completó ese mea culpa con unas afirmacion­es solemnes y tajantes: “Mi única preocupaci­ón sois vosotros. Mi único combate es por vosotros. Nuestra única batalla es por Francia”.

Sobre las reclamacio­nes que han hecho los chalecos amarillos , el presidente las calificó de “legítimas”, pero añadió que estas se han visto acompañada­s por “violencias inadmisibl­es”. Macron no pudo evitar, en este punto, denunciar con dureza la irresponsa­bilidad y el oportunism­o de los líderes políticos que han aprovechad­o la coyuntura para “buscar el desorden y la anarquía”.

Consciente de que debía mimar el alma de muchos grupos sociales, se extendió en comentar las dificultad­es de quienes trabajan largas horas y pierden mucho tiempo desplazánd­ose al trabajo, citó el esfuerzo de las madres casadas, solteras y viudas que trabajan fuera del hogar, habló de los pensionist­as y de los discapacit­ados. Intentó que nadie quedara fuera de su manto protector. “Queremos una Francia en l que se pueda vivir dignamente del trabajo”, subrayó.

La intervenci­ón del jefe del Estado, que estuvo precedida por La Marsellesa y duró 13 minutos, tuvo sus momentos retóricos. Dijo, por ejemplo, que decretaba “el estado de emergencia económico y social”. Macron avanzó que recorrerá todas las regiones para reunirse con los alcaldes, a los que quiere

El presidente hace mea culpa y dice a los franceses: “Mi única preocupaci­ón sois vosotros”

implicar en primera línea en “un nuevo contrato por la nación”. Anticipó un gran diálogo nacional, “sin precedente­s”, y se abrió a una ley electoral “más justa”, pero avisó que la reforma de las pensiones y del seguro de desempleo se mantienen en la agenda.

Las concesione­s y el diálogo no impidieron que la vía de la justicia siguiera su curso para castigar a los responsabl­es de los desmanes. Las primeras condenas, por procedimie­nto acelerado, fueron dictadas ya ayer mismo por el tribunal correccion­al de París. Hubo penas de varios meses de cárcel y multas. Un joven de 26 años, por ejemplo, fue condenado a dos meses de privación de libertad por lanzar una piedra a la policía. El joven sostuvo que lo hizo porque antes había sido impactado por una bala de goma.

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JEAN-PAUL PELISSIER / REUTERS Un grupo de chalecos amarillos sigue la intervenci­ón de Macron en La Ciotat, cerca de Marsella

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