La Vanguardia (1ª edición)

Si no quieres polvo no vayas a la era

- Quim Monzó

En junio del 2015, un hombre y una mujer fijan la fecha de su boda: el 5 de septiembre siguiente. Como no hay boda como Dios manda sin el yantar posterior –un banquete o al menos platos para ir picando de pie, como ahora se estila– hablan con una compañía especializ­ada en esos asuntos y que llevan un señor y su hijo, los nombres completos de los cuales no aparecen en la nota de la agencia Efe que informa del asunto. Sólo sabemos que el padre se llama Jesús. La empresa es Catering Módena. El caso es que los novios conciertan el festín. El precio pactado es de 1.980 euros. Como adelanto, la pareja ingresa el 75% (1.500 euros) en la cuenta corriente de la empresa.

Pasa agosto, llega septiembre y el día antes del banquete, el hijo antes mencionado lleva la inevitable carpa de lona al jardín donde los invitados comerán. Así pues, todo va tal como habían pactado. Pero entonces, al día siguiente (¡el día de la boda!) la novia recibe un e-mail de Catering Módena que le notifica que no se podrán encargar del banquete porque padre e hijo acaban de morir en “un terrible accidente”. Y que ya les devolverán el dinero en cuanto puedan. Telefonean a ver si lo aclaran pero nadie contesta. El día siguiente, sí. El hombre que se pone dice que es hermano de Jesús y explica que precisamen­te en ese momento están enterrando a ambos difuntos.

Pero era una engañifa. Habiendo escuchado como, hace unos años, en una llamada que le hicieron desde Catalunya Ràdio, José Luis Núñez se hizo pasar por su portero y decía que el señor Núñez no estaba, es fácil imaginar la situación. Quien contestó el teléfono no era el hermano del supuesto muerto, sino él mismo, bien vivo. Los novios presentaro­n denuncia. El juicio se celebró en junio. La Fiscalía pidió un año y tres meses de prisión. Ahora, finalmente, la Audiencia Provincial de Madrid ha dictado sentencia: reconoce que la empresa engañó pero no la castiga porque considera que no fue una estafa: porque “los acusados realizaron actos que, implicando para ellos un coste económico, revelan un inicio del cumplimien­to de la prestación convenida, y resultan incompatib­les con el propósito de no cumplirla que exige la estafa”. ¿Y cuál es este “inicio de cumplimien­to”? Pues que llevaron la carpa.

Estos últimos años, cuando algún comercial pesado de una compañía telefónica te llama y te pregunta “¿Es usted el titular de la línea?” se ha hecho habitual contestarl­e, en voz baja y grave, que lamentable­mente el titular no se puede poner porque está en la habitación de al lado, agonizando. Catering Módena ha llevado esta estratagem­a a un nivel superior. Pero ¿qué se puede esperar de una empresa de comida que se llama así? Con ese nombre, ya de entrada dispara las alarmas, porque una de las vergüenzas del mundo de la restauraci­ón actual es ese líquido dulce (con caramelo añadido, hasta un 2%) que con gran pompa llaman “aceto di Modena”, que no se parece al auténtico “aceto balsamico di Modena” y que es una estafa que sólo gusta a los que no soportan el sabor del vinagre. Si no quieres polvo no vayas a la era.

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