El fiscal acusa a Ghosn de ocultar 39 millones en 5 años
La justicia japonesa emprende también acciones contra Nissan
Tres semanas después de que el arresto en Tokio del expresidente de Nissan, Carlos Ghosn, pusiera patas arriba el mayor grupo de fabricantes del automóvil, la Fiscalía japonesa anunció ayer que este emblemático empresario está acusado formalmente de haber ocultado parte de su salario a las autoridades durante años. Lejos de acabar aquí, el escándalo amenaza con seguir creciendo e incluso engullir a otros altos ejecutivos del sector.
La acusación estima que el francobrasileño, de 64 años, dejó de declarar una remuneración de unos 5.000 millones de yenes (39 millones de euros) entre el periodo que va del 2010 al 2015. A esto se le suma la posibilidad de que continuara con esta práctica fraudulenta en los años posteriores –hasta la actualidad–, por lo que se decidió prologar su prisión provisional otros 20 días con el fin de seguir investigando. En total, según la agencia nipona Kyodo, se sospecha que el hombre que hasta hace unos días dirigía la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi no habría declarado unos 9.000 millones de yenes (70 millones de euros) en los últimos ocho años, aproximadamente la mitad de los emolumentos que percibió. De probarse los delitos, se enfrenta a una pena de cárcel de hasta 10 años.
La justicia japonesa actuó ayer de manera similar con Greg Kelly, otro ex alto directivo de Nissan al que se considera la mano derecha de Ghosn y de quien se sospecha que también participó en el fraude. Ambos permanecen detenidos desde el 19 de noviembre, un periodo en el que Ghosn ha sido despojado de la presidencia de Nissan y Mitsubishi Motors y reemplazado temporalmente de Renault.
Además, el caso tomó ayer un nuevo giro cuando la Fiscalía también acusó a Nissan de incumplir la ley de instrumentos financieros que regula a las empresas que cotizan en el mercado de valores nipón. Aunque el fabricante ha tratado de desvincularse de la mala praxis de sus dos altos exdirectivos, la acusación cree que también es responsable, como persona jurídica, de haber declarado información falsa a los reguladores. Parece difícil que Nissan salga sin más daños de este escándalo, dada la posibilidad de que otros ejecutivos tuvieran conocimiento de la conducta indebida de Ghosn –lo que podría llevar a su procesamiento– o de que los controles internos de la empresa no detectaran los ingresos mal informados. “Normalmente, si se trata de una falsificación de los informes financieros, se cobra a la empresa y al autor. Eso no es sorprendente,” aseguró al respecto el abogado y exfiscal Nobuo Gohara.
Nada más conocer las acusaciones, la firma emitió un comunicado en el que dijo que “Nissan se toma esta situación muy seriamente. Hacer revelaciones falsas en los informes anuales daña enormemente la integridad de la información pública de Nissan en los mercados de valores, por lo que la compañía expresa su profundo pesar”. Según fuentes de Kyodo, Ghosn habría llegado a admitir que parte de su remuneración no se incluyó en los informes, alegando que no era necesario porque se trataban de unos pagos aún no definidos para cuando dejara la empresa. Sin embargo, los documentos en poder de las autoridades demostrarían que esas cantidades ya estaban acordadas.
Mientras, siguen las dudas sobre el futuro de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi. Según el diario nipón The Mainichi, en la cumbre del G-20 de hace diez días, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, pidió al primer ministro nipón, Shinzo Abe, que haga lo posible por mantener la alianza, a lo que el japonés no hizo “ningún comentario que pudiera interpretarse como una aceptación”. Francia posee un 15% de Renault, que a su vez tiene el 43,3% de Nissan, pero la detención de Ghosn amenaza con romper una unión que no todos ven con buenos ojos.
De confirmarse la acusación, el exdirectivo se enfrentaría a una pena de 10 años de cárcel