La generación Ocasio llega al Congreso para frenar a Trump
Los demócratas toman posesión del Congreso y marcan el inicio de otra era
Ilhan Omar, progresista de origen palestino, escribió ayer en su cuenta de Twitter: “Este es un nuevo día en América”.
Como sostuvo Chris Cillizza en la web de la CNN, “Donald Trump puede que todavía no se haya dado cuenta totalmente, pero (este miércoles) fue la última jornada fácil de su presidencia”.
Nancy Pelosi resultó elegida líder de la mayoría demócrata en la House o Cámara Baja, la gran estancia legislativa estadounidense, en un momento de profunda división en el país. De los 430 presentes, le votaron 220, por 192 del candidato republicano.
En las horas previas a su elección como tercer cargo en el escalafón de poder en Estados Unidos, esta mujer, representante demócrata por San Francisco, advirtió en la NBC que no habrá “ni un centavo” para el muro –asunto clave en estas casi dos semanas de cierre financiero parcial del gobierno–, además de sugerir que Trump puede ser inculpado mientras ocupa la Casa Blanca.
Este giro se debe en parte a Omar, que es una de las dos primeras musulmanas elegidas para el Congreso de Estados Unidos. La otra es Rashida Tlaib, de procedencia somalí. Una y otra hicieron un pronunciamiento con su vestuario al tomar posesión de su escaño. Gracias a contribuciones como estas se concretó la ruptura del monopolio republicano en el Capitolio, que de manera tan ruidosa y carente de crítica ha reído las gracias del presidente Trump.
Se acabó la complicidad de la House, hoy el más fidedigno reflejo de la nueva cara legislativa de este país, más diversa, más joven y más femenina. La mayor presencia en las bancadas demócratas de negros, latinos, nativos americanos o musulmanes significa lo que algunos analistas califican de reflejo democrático por haber una mayor sintonía con la población de EE.UU. En cambio, si se observa el lado conservador, continúa el predominio de los hombres blancos. A diferencia de la Cámara de Representantes, en el Senado se ha ampliado el predominio de los republicanos.
“La constitución del 116.º Congreso marca los cien años del derecho al voto de la mujer y se produce en una sesión en que habrá cien mujeres en la Cámara, el número mayor nunca registrado”, dijo Pelosi en su discurso.
Sus primeras palabras dejaron claro que la House empieza a ejercer como contrapoder al presidente Trump, una vez que Pelosi recuperó el mazo del speaker, equivalente a la presidencia de la Cámara. Ella ya hizo historia en el 2007 al ser la primera mujer que se hacía con este puesto. Lo mantuvo hasta el 2011. Ahora, ocho años después, logra cogerlo de nuevo, algo que sólo consiguieron dos diputados, y esto no sucedía desde hace seis décadas.
Más allá de la capacidad de supervivencia de esta mujer de 78 años, a la que los conservadores creen el mismo demonio y a la que las nuevas generaciones demócratas trataron de descabalgar, Pelosi marca el inicio de una nueva época en el trumpismo.
Tiene un largo recorrido como legisladora y, a diferencia de los republicanos, a ella no le tiemblan la voz ni el pulso al enfrentarse al presidente. En la NBC sostuvo que esperará a conocer el informe del fiscal especial del Rusiagate,
Nancy Pelosi no descarta imputar al presidente por el Rusiagate
Robert Mueller, antes de plantearse una posible acusación contra Trump, asunto en el que dejó abierta la puerta. “No deberíamos imputar por una razón política y no deberíamos no imputar por una razón política”, subrayó.
Antes de iniciarse la sesión constituyente, el presidente colgó otro de sus tuits en el que acusó a los demócratas de provocar el cierre del Gobierno sólo por intereses electorales de cara al 2020. “Saben que no pueden ganar por los logros de ‘Trump’, así que desesperadamente contra el necesario muro, ¡esto es acoso presidencial!”, se quejó.
Recuperado el mazo, la speaker Pelosi anunció que de inmediato, esa misma tarde, los demócratas se disponían a presentar dos propuestas, una con 1.300 millones de dólares para reforzar la seguridad fronteriza, sin muro, y otra para facilitar financiación a las agencias cerradas desde diciembre por falta de dinero.
Esto es lo que se dice darle la vuelta al calcetín. Hace sólo quince días, la Cámara Baja, controlada aún por los republicanos, aprobó un proyecto con 5.600 millones para el muro, que es lo que quiere Trump. Entonces esto lo paró el Senado. Ayer estaba previsto que sucediera a la inversa.
Trump confesó el miércoles a los demócratas que no puede aceptar una solución así. “Quedaría como un idiota”, les comentó.
Sin embargo, ayer, a la vista del éxito de Pelosi en el Capitolio, el presidente le contra programó montando un reality show en la Casa Blanca. Emergió de súbito en la sala de prensa, rodeado de agentes fronterizos, para darles la palabra en la súplica del muro.
Trump aparece en la Casa Blanca con agentes de frontera para suplicar el muro