El PP rebaja su política de género para pactar con Vox
Casado dice ahora que la ley no debe proteger solamente a las mujeres Los populares garantizan a los ultras que se ayudará también a hombres o niños Ciudadanos insiste en que no va a cambiar su programa
Pablo Casado no está dispuesto a dejar pasar la oportunidad de que el PP gobierne en Andalucía. Y por esa razón ha decidido ceder ante Vox y aceptar su visión de la violencia de género. “Hay que proteger a todos las víctimas independientemente del sexo o la edad, a los más vulnerables”, aseguró en Canarias, donde presentaba al candidato autonómico, Asier Antona.
La cesión del líder del PP se concretaría horas más tarde, cuando el secretario general del partido,Teodoro García Egea, detallaba que, en una conversación telefónica con el secretario general del partido ultra, Javier Ortega Smith, le aseguró que su grupo defendería que las ayudas por violencia de género se extendieran también a los hombres maltratados, a los niños, ancianos y parejas del mismo sexo. Todo ello, apostillaba el PP, “sin tocar ni un euro de los programas de ayuda a las mujeres” o lo que debería ser lo mismo, sin tocar una coma –como reclama Ciudadanos – del acuerdo de gobierno firmado la semana pasada entre PP y Cs en Andalucía.
Este acuerdo programático incluía el propósito de “impulsar un gran acuerdo contra la violencia de género” que cuente con “la dotación presupuestaria suficiente” para “acabar con esta lacra social”. Vox –casi instalado ideológicamente en el negacionismo– puso el grito en el cielo al conocer este acuerdo y amenazó con no votar a favor de la investidura del popular Juanma Moreno como nuevo presidente andaluz si la ley contra la violencia de género andaluza –la más extensa y exigente de cuantas están en vigor en las comunidades– no se “sustituye” por otra “contra la violencia intrafamiliar”.
El propio Casado abonó el discurso de Vox sobre esta materia cuando por la tarde, a través de su cuenta de Twitter afirmó que “el 75% de las víctimas de violencia en el hogar son mujeres, pero también hay un 25% que no lo son”. El repentino cambio de discurso del PP pareció tranquilizar a los partidarios de Santiago Abascal. Él mismo lo comunicó en su cuenta de Twitter.
Hasta ahí pues, todo marchaba bien. El problema es que Ciudadanos,
RECHAZO DE PLANO
“No habrá una foto” con Vox, advierten en Ciudadanos contra las exigencias de Abascal
la tercera pata del acuerdo de gobierno, se niega a tocar una coma del pacto alcanzado inicialmente con el PP y dificilmente estarán dispuestos a modificar la actual legislación andaluza.
Y se niega también a lo que reclama Vox, una negociación de tu a tu entre representantes del partido ultra y del partido de Rivera. “No habrá foto”, advierten en Ciudadanos, que se ha cuidado mucho de decir que ellos sólo tienen un acuerdo con el PP.
Así pues el acuerdo de gobierno en Andalucía, que en un principio parecía que iba a ser cosa de coser y cantar, se ha ido complicando. Abascal, que en un inicio aseguró que su partido no pondría líneas rojas, arremetió el lunes contra el pacto de Moreno y Juan Marín por el asunto de la violencia de género. El martes añadió nuevas condiciones para respaldar ese pacto: reducción fiscal, desmontaje de la administración paralela, derogación de las leyes ideológicas y apoyo al mundo rural y sus modos de vida”. Ayer añadió a su lista petitoria unas cuantas de-
mandas más: “el problema de la inmigración ilegal, el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos, la fiscalización de las subvenciones y la devolución de las competencias” en educación y sanidad al Estado. Y para que se vea que Vox va en serio el secretario general de la formación de ultraderecha, Javier Ortega Smith, reiteró que su partido “no va a firmar un documento que no ha redactado” y amenazó con llevar Andalucía a una repetición de las elecciones, porque sus votantes preferirían ir de nuevo a las urnas “a ver defraudadas sus expectativas con un auténtico engaño”.
Entre tanto la izquierda empieza a reaccionar. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, se desmarcó de la idea de que también hay víctimas masculinas y afirmó que “existe una violencia y desprecio específicos contra las mujeres y niñas, se llama machismo y patriarcado en todo el mundo”. “Nadie puede enmascarar esa realidad sin cometer una grave y miope injusticia con más de la mitad de la población. Esto no tiene debate. Ni un paso atrás”, añadió.
Y el secretario general del grupo del PSOE en el Congreso, Rafael Simancas, desveló que está recabando apoyos para poner en marcha una comisión de seguimiento del pacto contra la violencia de género para ver cómo se posicionan PP y Ciudadanos.
Entre tanto, en Andalucía, las dificultades del acuerdo animan levemente a las alicaídas huestes socialistas que aún siguen soñando con el milagro. Susana Díaz se mantiene en su idea de presentarse a la investidura.
Marta Bosquet (Cs), presidenta del Parlamento, anunció ayer que el día 11 anunciará el nombre que propone para someterse a la investidura. Bosquet ya ha deslizado que no será el de Susana Díaz, si únicamente cuenta con el apoyo de sus 33 parlamentarios.
Otra cosa sería si Susana Díaz pudiera presentar un acuerdo con Teresa Rodríguez, ya que la suma de sus diputados, 50, superaría a los 47 del PP y Ciudadanos. Tanto Susana Díaz como Teresa Rodríguez podrían agarrarse a la “amenaza para las mujeres” que supone el pacto de las derechas para armar esa alternativa.
Se trata de un tema extremadamente sensible que permitiría a ambas escenificar un frente común, también en su condición de mujeres, además de políticas, para buscar la unión pese a las profundas discrepancias y enfrentamientos mantenidos durante los
PACTO MUY DIFÍCIL
Necesitaría los votos de Adelante Andalucía para poder acceder a la investidura
tres años y medio de la legislatura. Ese escenario, es casi inverosímil, necesitaría también la abstención de otro grupo, algo que saben imposible. Tanto en el PSOE como en Adelante Andalucía se da por hecho que, “pese a las actuales bravuconadas”, Vox terminará apoyando el pacto PP-C’s.