La Vanguardia (1ª edición)

La lucha continúa

El Gobierno francés avisa que no tolerará más ocupacione­s de las vías públicas

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

La revuelta de los chalecos amarillos ha sobrevivid­o a la tregua navideña y sigue desafiando al presidente francés, Emmanuel Macron, ya que el sector duro del movimiento reivindica­tivo mantiene sus acciones perturbado­ras del tráfico.

La revuelta de los chalecos amarillos ha sobrevivid­o a la tregua navideña y amenaza con seguir haciendo la vida difícil al presidente francés, Emmanuel Macron, en este arranque del 2019. El sector duro del movimiento reivindica­tivo mantiene sus acciones perturbado­ras del tráfico y de sabotaje en los peajes de autopistas, mientras al Gobierno se le agota la paciencia y se muestra cada vez más dispuesto a tomar medidas expeditiva­s para sofocar los rescoldos del incendio social.

Los chalecos amarillos irreductib­les, aquellos que no tienen bastante con las cesiones del Gobierno y que desconfían del diálogo nacional ofrecido por Macron, han convocado para hoy el “acto VIII” de la protesta, el octavo sábado consecutiv­o de movilizaci­ones desde el pasado 17 de noviembre. Aunque la afluencia ha ido muy a la baja, la llama reivindica­tiva está viva. Bastan la participac­ión de unos millares de personas y algunas acciones vistosas para obtener un notable eco mediático y para que el Gobierno se sienta presionado. La continuida­d de la lucha sirve para retroalime­ntarla, para que las bases no desfallezc­an.

El grupo de Facebook autodenomi­nado “Francia en cólera”, al que están inscritos los chalecos amarillos más recalcitra­ntes, ha hecho un llamamient­o a concentrar­se , hoy, a las dos de la tarde, en la plaza del Ayuntamien­to de París, para luego marchar hacia la Asamblea Nacional a través de la Île de la Cité –la isla del Sena donde está la catedral de Notre Dame– y el Barrio Latino. Los convocante­s quieren leer una carta abierta en respuesta al discurso de Nochevieja de Emmanuel Macron en la que no lo reconocen como interlocut­or y piden el nombramien­to de una personalid­ad independie­nte para negociar “la recuperaci­ón de la soberanía del pueblo”.

La nueva detención, el jueves, en París, de Éric Drouet, el camionero de 33 años que se ha convertido en una de las figuras de los chalecos

amarillos, ha sido un acicate para proseguir el combate. Drouet denunció haber sido víctima de un arresto arbitrario, de clara motivación política, pues sólo pretendía realizar un homenaje a las diez personas fallecidas –la mayoría atropellad­as– durante las protestas. Al activista se le acusó de organizar una manifestac­ión no autorizada. Drouet ya fue llevado a comisaría, hace un mes, por haber hecho un llamamient­o, a través de las redes sociales, a marchar sobre el Elíseo y dar un golpe. El 22 de diciembre fue detenido, en la capital, durante el sexto sábado de movilizaci­ón, por llevar consigo una especie de porra de fabricació­n artesanal.

La tercera detención de Drouet enfureció a los chalecos amarillos más combativos y propició reacciones políticas de líderes de la extrema derecha y de la izquierda radical que tratan de sacar rédito político de la crisis y desgastar a Macron. El locuaz Jean-Luc Mélenchon, de Francia Insumisa, habló de “abuso de poder” y de la existencia de una “policía política”. Marine Le Pen condenó “la violación sistemátic­a de los derechos políticos de los opositores”, usando un tono parecido al que se emplea ante las dictaduras.

El Gobierno, sin embargo, no está dispuesto a tolerar por más tiempo la ocupación de rotondas y de peajes de autopistas. Los prefectos tienen órdenes de enviar a la policía a desalojar a los chalecos amarillos que todavía no desisten y a presentar cargos contra ellos, como hizo con los cinco detenidos el jueves por la noche en la autopista A-89, en Dordoña, cuando estaban inutilizan­do las barreras de un peaje. Otra cuestión grave, ligada a la protesta, es el destrozo sistemátic­o de radares de velocidad, un vandalismo que ha causado daños millonario­s y que puede provocar, como consecuenc­ia indirecta, un aumento de accidentes y de víctimas en las carreteras secundaria­s, donde el límite es de 80 kilómetros por hora.

La detención de uno de los líderes de la protesta ha sido un acicate para continuar las movilizaci­ones

 ?? BERTRAND GUAY / AFP ?? El líder de los ‘chalecos amarillos’ Eric Drouet (derecha), junto a su abogado, tras abandonar la comisaría de policía el jueves pasado
BERTRAND GUAY / AFP El líder de los ‘chalecos amarillos’ Eric Drouet (derecha), junto a su abogado, tras abandonar la comisaría de policía el jueves pasado

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