“Vamos a mover linces en zonas conflictivas”
El programa Life+Iberlince II para el periodo 2019-2024 (que Bruselas debe aprobar) prevé consolidar las zonas de asentamientos actuales y crear nuevas áreas de colonización con linces. Se pondrá énfasis en conectar los territorios y en hacer permeables las infraestructuras. Se quiere robustecer los núcleos de fuera de Andalucía (para pasar de 8 o 10 hembras reproductoras en cada uno de ellos a tener 20 o 25 hembras); y, sobre todo, garantizar un cruce natural de ejemplares para que haya un flujo genético que evite la intervención humana (ahora se hace una selección genética de los ejemplares criados en cautividad, que son escogidos pensando en los más idóneos para ser soltados en el territorio). “Vamos a mover linces en zonas conflictivas, donde sabemos que hay carreteras sin pasos, infraestructuras y demás riesgos. Sabemos que habrá problemas”, admite Miguel Ángel Simón, convencido de que hay que asumir este reto. Los hábitats ya no serán tan idóneos; a veces serán zonas agrícolas. “Unir estas poblaciones es una necesidad biológica; pero se hará con una estrategia clara”, dice Simón. Para este plan se cuenta con el soporte de los estudios de la Escuela de Montes de Madrid. La información recogida por los GPS de los animales marcados (100.000 coordenadas) permite determinar cómo se mueven y seleccionar las zonas idóneas de reintroducción (se requieren zonas con altas densidades de conejo, de 1.000 o 2.000 hectáreas...). Además, está previsto crear nuevas áreas de reintroducción en el río Ortiga (Extremadura) y Sierra Ara (Granada). La Comunidad de Castilla y León se ha interesado en participar en la nueva fase de reintroducción del lince.