Guinjoan y el sincrotrón ALBA
Como físico, nunca me hubiera imaginado escribir un obituario de un compositor musical famoso como Joan Guinjoan. Y menos todavía de un compositor de música contemporánea en la que me cuesta entrar. Pero la noticia de su fallecimiento me ha llevado a ello. La causa es que soy corresponsable de su tercera sinfonía, la Sinfonía de ALBA.
En los inicios de la construcción de la fuente de luz de sincrotrón ALBA, en Cerdanyola del Vallès, me telefoneó el que entonces era el director de la Residencia de Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Barcelona, Francesc Farré. Me sugirió la idea de por qué, de cara a la inauguración de un proyecto tan importante como ALBA, con seguridad la instalación científica de más envergadura que se ha hecho nunca en España, no encargábamos a un compositor de la talla de Guinjoan una composición musical, de manera parecida a como, supongo que a instancias suyas, se le había encargado una composición con motivo de haberse descifrado el genoma humano. En aquel caso, Guinjoan compuso una pieza para piano, Verbum. En el caso de ALBA, él creía que tendría que ser una composición más importante.
Mi reacción fue de total escepticismo. Yo no conocía a Guinjoan, pero entendía que un hecho biológico importante como el genoma humano lo inspirara. Pero no podía entender que una instalación como un sincrotrón pudiera inspirar a músico alguno. Pero me avine a hacer un encuentro los tres en una sala de la residencia en la que le explicara de qué se trataba. Cogí un conjunto de imágenes de otros sincrotrones, ya que el nuestro todavía estaba en mantillas, para hacer más comprensible el sincrotrón para un músico. ¿Cómo unos paquetes de electrones viajando a casi la velocidad de la luz, siguiendo una trayectoria más o menos circular y emitiendo una luz que más bien
no se veía, ya que mayoritariamente eran rayos X, hacia una de las siete salidas que tenía el proyecto original para estudiar la materia a escala nanométrica podía inspirar a nadie?
Su reacción me sorprendió. Lo vi entusiasmado. Ya parecía que veía los electrones circulado a toda velocidad emitiendo fotones con intensidad mayor que la de la superficie del Sol. Quedamos en volver a vernos para hacer alguna explicación más profunda. Ya lo tenía claro. Parecía que el maestro ya veía los fotones saliendo hacia las siete estaciones experimentales del momento. No tenía que ser una pieza pequeña, tenía que ser una sinfonía.
Después vino el problema que parecía más difícil para la Residencia de Investigadores y para nosotros. En ALBA estábamos acostumbrados a hacer contratos de suministro de componentes de ALBA por todo el mundo, siguiendo la compleja ley de contratos del Estado, cada vez más compleja para evitar corrupciones, no sé si con demasiado éxito,
pero perfecto para complicar la vida a las personas honestas. Sabíamos comprar electroimanes en Rusia, instrumentación en cualquier país... ¿Podríamos hacer un encargo de una composición al maestro Guinjoan sin hacer un concurso público? Por suerte, la gerencia de ALBA y los asesores jurídicos suelen encontrar soluciones y eso es lo que pasó. Incoamos un expediente, hicimos un convenio, lo aprobamos y lo adjudicamos. A finales del año 2007 le encargamos conjuntamente una Sinfonía del Sincrotrón o Sinfonía de ALBA. El convenio establecía que la composición musical tendría las siguientes características. Formación instrumental: Orquesta Sinfónica. Título: Sincrotrón-Alba. Sinfonía n.º 3. Duración: 2025 minutos. Finalmente duró más de media hora.
Guinjoan podía escribir la sinfonía, como había escrito Verbum, pero una sinfonía no es una pieza de piano relativamente fácil de interpretar. Necesitábamos una editora y una orquesta que la interpretara. De eso, en ALBA, tampoco sabíamos. Pero constatamos que yendo de la mano del maestro Guinjoan se abrían todas las puertas. El Auditorio de Barcelona aceptó programar la sinfonía en la temporada 2009-2010 de la Orquestra Ciutat de Barcelona i Nacional de Catalunya, coincidiendo aproximadamente con el momento de la inauguración de ALBA. La única advertencia fue: “No ponga demasiada percusión”. Parece que por motivos orquestales. Y Guinjoan quiso que la dirigiera Ernest Martínez Izquierdo. La Fundación Banc Sabadell se comprometió a editar el concierto y las partituras. Tritó editaría un CD a partir de la grabación en directo de Catalunya Ràdio.
Finalmente el 7, 8 y 9 de mayo del 2010, se estrenó la obra Sincrotrón ALBA: sinfonía número 3 de Joan Guinjoan con el segundo concierto de piano de Rakhmànimov con el solista Nikolai Lugansky. Gran éxito de crítica. Más adelante la sinfonía se interpretó en el Teatro Real de Madrid.
Yo no soy quién para valorar la sinfonía, pero me ha gustado ver la buena valoración que se hizo en su momento y la que se ha hecho en el momento de su fallecimiento. Mi pésame a la familia. Que descanse en paz.