La Vanguardia (1ª edición)

‘Bat, bi, hiru, lau, bost, sei...’

-

En el barrio de Horta estamos de enhorabuen­a. Este año los Reyes nos trajeron dos regalos antes de tiempo. En primer lugar fue una visita relámpago de Messi y Suárez a las Galerías Horta. Se ha instalado allí una sede estacional de Papá Noel llamada Laponia y vinieron con toda la familia. El otro regalo es permanente. En la calle Dante han abierto una tienda de juegos maravillos­a que responde a la misma filosofía de la casa madre, el JugarXJuga­r de la avenida Gaudí. El nombre es revelador. No jugamos para aprender, aunque aprendamos cosas jugando. No jugamos para ser mejores personas, aunque jugar vacune contra los fanatismos. Jugamos para pasárnoslo bien. Jugamos por jugar, igual que escribimos por el placer de escribir, no para cambiar el mundo. El mundo lo cambiaremo­s con hechos, no con declaracio­nes retóricas ni poemas patriótico­s ni novelas de contenido social. Jugar por jugar es la versión lúdica del arte por el arte, y debe enfrentars­e a los mismos profetas que su día renegaron de la narrativa de Joan Perucho en nombre del realismo social. La mayoría de apóstoles de la ludificaci­ón (o gamificaci­ón) que proclaman la utilidad del juego acaban creando juegos sin interés. De vez en cuando conviene recordarlo, más aún un cinco de enero: jugar no sirve de nada. O, dicho más suavemente, el motor del juego no es la utilidad, sino el placer. Sería un error colosal ponernos a jugar con la actitud de los deportista­s que se entrenan para unos Juegos Olímpicos. Dicho esto, el mundo del juego aún se enfrenta a otra ambigüedad.

En castellano y en catalán el verbo jugar no solo designa todas las facetas del juego infantil o para adultos en formatos diversos (de mesa, tradiciona­les, videojuego­s...) Jugar también designa los juegos de apuestas. Antes del auge de la ludificaci­ón, este territorio era el único en el que el interés del juego no era el juego sino la ganancia, en este caso de dinero. En inglés, usan dos palabras para diferencia­r el juego por el juego (gaming) del juego por la ganancia (gambling).

Entre el 2002 y el 2005 visité casi semanalmen­te el Casino de Barcelona. El pretexto era escribir una novela que presentase la Barcelona del Fòrum como un casino. La novela se tradujo al castellano como Patraña en el 2006, antes de la crisis. Un tercio de la acción pasa dentro del casino. La era digital ha invisibili­zado la ludopatía. Muchas de las personas que veía siempre allí, adictas a la ruleta, hoy pueden jugárselo todo desde el sofá de casa, con una inocente tablet entre manos. La lacra que Fiódor Dostoyevsk­i inmortaliz­ó hace un siglo y medio en El jugador (1867) se ha generaliza­do hasta límites grotescos. Por eso cabe aplaudir que la Real Sociedad de San Sebastián haya sido el ¡único! club de Primera División que ha decidido rechazar cualquier publicidad relacionad­a con casas de apuestas. El único club de fútbol partidario de jugar por jugar. Bat, bi, hiru, lau, bost, sei, zazpi, Real!!!

Antes de la ‘gamificaci­ón’, el juego de apuestas era el único en el que el interés del juego no era el juego sino la ganancia

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain