La resurrección de Cazorla
El asturiano deslumbra ante el Madrid tras superar diez operaciones quirúrgicas
Santi Cazorla parece tenerle tomada la medida al Real Madrid, un club que estuvo a punto de ficharle en el verano del 2008, pero al que el jugador renunció para ampliar su contrato con el Villarreal. Hay testimonios sonoros. En una conversación telefónica entre Cazorla e Iker Casillas el primero le dice: “Bueno, trátame bien ahí, ¿eh? Apóyame un poco que voy de nuevo y no tengo ni puta idea, ¿eh? Mañana ya si eso te mando un mensaje cuando esté allí, ¿vale? Venga, gracias Iker”, concluye el futbolista asturiano.
Han pasado un poco más de diez años y Cazorla volvió a cruzarse con los blancos para desgracia de estos el miércoles en el estadio de La Cerámica. Tras jugar una temporada en el Málaga y cinco en el Arsenal, donde dos gravísimas lesiones estuvieron muy cerca de retirarle del fútbol, el pequeño asturiano de Lugo de Llanera (34 años y sólo 1,64 de estatura), volvía a marcarle dos goles al Madrid y se convertía en la figura de un partido en el que un Villarreal en puestos de descenso amargaba la vuelta del Madrid a los terrenos de juego tras proclamarse campeón del mundo en Abu Dabi y disfrutar de las vacaciones navideñas.
Que Santi Cazorla esté de regreso es casi un milagro médico y sólo se explica por el tesón del jugador y la fe en sí mismo. El 5 de diciembre del 2015 el jugador pasó por el quirófano a causa de una rotura del ligamento externo de la rodilla izquierda. Sería el principio de una pesadilla. Hasta una decena de veces tuvo que volver al quirófano por distintos problemas, el más grave el asociado a su talón de Aquiles, del que le faltan ya ocho centímetros en el tendón. “Si consigues volver a caminar con tu hijo por el jardín, date por satisfecho”, explica Cazorla que le dijeron los médicos británicos. El pasado verano, cuando el mundo del fútbol le daba ya por acabado, el Villarreal volvió a apostar por su antigua estrella. El jueves ésta le recompensó con creces: dos goles de dos remates y un 93,98% por ciento de acierto en los pases; en definitiva el mejor Cazorla de siempre, un jugador que se movió entre líneas indetectable para el rival. “Santi va a más, es un fenómeno, un ejemplo para todos”, dijo de él su entrenador, Luis García Plaza.